El 'caso Barrios' o las mentiras de los militares
La historia de uno de los desaparecidos en Chile ilustra las dudas sobre la veracidad de los datos ofrecidos por el Ej¨¦rcito
Enrique O'Farrill, de 42 a?os, funcionario de la Canciller¨ªa chilena, acudi¨® esta semana acompa?ado del corresponsal de EL PA?S a la Oficina de Reparaci¨®n, en Santiago, para recibir informaci¨®n sobre su padre, Jaime Barrios, desaparecido desde el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Diversos testimonios indicaron que Barrios, principal asesor econ¨®mico del derrocado presidente Salvador Allende, hab¨ªa sido fusilado junto a otros detenidos y enterrado en una fosa. Durante 27 a?os, los familiares clamaron en el desierto en busca de su paradero. Los militares guardaban silencio. Ahora han hablado por primera vez, y han dado una lista de casi 200 detenidos desaparecidos. La mayor¨ªa, afirman, fueron lanzados al mar. Jaime Barrios entre ellos.
La funcionaria muestra una ficha en la que puede leerse el nombre completo: Jaime Barrios Meza; edad: 48 a?os a la fecha de su detenci¨®n; profesi¨®n: ingeniero comercial; fecha y lugar de detenci¨®n: 11 de septiembre de 1973 en el palacio de La Moneda; ejecutado el 13 de septiembre de 1973; el centro donde permaneci¨® detenido est¨¢ en blanco. 'Tu padre fue arrojado al mar', dice la funcionaria. As¨ª lo se?ala una escueta frase -'destino: probablemente, a 10 millas al oeste frente a la costa de San Antonio'- que no precisa fecha alguna.
'Despu¨¦s de 27 a?os de silencio y de o¨ªr mentiras, ?por qu¨¦ tengo que creer que esto es verdad?', pregunta el hijo de la v¨ªctima. La funcionaria dif¨ªcilmente puede responder, porque el organismo en el que trabaja, dependiente del Gobierno, no tiene manera de comprobar la veracidad de la informaci¨®n entregada por los militares. 'Emocionalmente ha sido un golpe fuerte. Sab¨ªamos que se hab¨ªa arrojado gente al mar y que todo era posible. Pero ha sido muy duro la constataci¨®n, la certeza, el fin de las dudas. Es la primera vez que los militares reconocen que hicieron lo que hicieron. Todav¨ªa no nos dicen c¨®mo, y el c¨®mo es mucho peor que el hecho mismo, que ya es terrible de por s¨ª. Yo no creo en eso mientras no tenga m¨¢s datos. ?C¨®mo saben ellos que fue ejecutado ese d¨ªa? ?Y qui¨¦n dio la orden en todo Chile de exhumar cuerpos y lanzarlos al mar?'
El 11 de septiembre de 1973, el tel¨¦fono son¨® de buena ma?ana en casa de la familia Barrios. Al otro lado del hilo, un miembro de la guardia personal del presidente informaba de que hab¨ªa un levantamiento militar y que Salvador Allende y sus m¨¢s estrechos colaboradores se dirig¨ªan al palacio de La Moneda para ponerse al frente de la situaci¨®n. Sin perder tiempo, Jaime Barrios, el principal asesor econ¨®mico del presidente y ex gerente general del Banco Central, y su esposa, Nancy Julien, partieron de inmediato. La radio ya empezaba a dar la noticia: la Marina se hab¨ªa sublevado en Valpara¨ªso, la principal ciudad portuaria de Chile. En casa del matrimonio Barrios qued¨® su hijo Enrique, a punto de cumplir 15 a?os. Aquel joven, que hoy trabaja en la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional de Chile, recuerda los d¨ªas previos al golpe: 'La situaci¨®n era de tal caos que el presidente hablaba en cadena nacional y se cortaba la luz por atentados a las torres el¨¦ctricas y nos escrib¨ªan cartas con la amenaza 'Ya viene'.
Dos horas m¨¢s tarde, Jaime Barrios llam¨® a su hijo desde el palacio presidencial, a punto de ser bombardeado por los golpistas. Enrique recita de memoria las palabras de su padre: 'Mi hijito lindo, usted se tiene que ir de ah¨ª. Lo van a pasar a buscar. Baje. Ll¨¦vese una pistola y un cintur¨®n de balas y los dos pasaportes . Yo voy a estar aqu¨ª hasta el final. Estamos bien, con tu madre. Besitos'. Fue la ¨²ltima vez que Enrique habl¨® con su padre. Desde entonces no ha habido ni rastro del paradero de Jaime Barrios, ni de los m¨¢s de mil detenidos desaparecidos bajo el r¨¦gimen de terror de Augusto Pinochet.
Nancy Julien estuvo con su marido en el palacio de La Moneda, asediado por los golpistas, hasta que el presidente Allende negoci¨® una tregua de 15 minutos con Pinochet, para que pudieran salir las mujeres. El general traidor no respet¨® el pacto y la salida se produjo bajo las balas. La Embajada de M¨¦xico abri¨® las puertas a todas aquellas mujeres y a varios centenares de refugiados, obligados a emprender el camino del exilio.
Nancy Julien contrat¨® los servicios del prestigioso bufete Rabinovich, de Nueva York, para poder desvelar el paradero de su marido. El abogado Len Weinglass viaj¨® a Chile el 9 de marzo de 1974, donde mantuvo contacto con fuentes gubernamentales y con personas que conoc¨ªan a Barrios. En los diez d¨ªas que pas¨® en Chile, el abogado norteamericano comprob¨® los dram¨¢ticos efectos del golpe militar: el general Bachelet y el ex ministro de Defensa Jos¨¦ Toha, ¨¦ste ¨²ltimo suicidado, murieron en prisi¨®n.
En el informe que elabor¨® a su regreso escribi¨® lo siguiente: 'Seg¨²n las evidencias recogidas, puedo informar que Jaime Barrios muri¨® entre la tarde del 11 y el 16 de septiembre, bien en el Regimiento Tacna o en Peldehue, en la base militar de Colina. La mejor informaci¨®n apunta a ¨²ltima hora del 11 de septiembre o el 12 de este mismo mes como la fecha de la muerte. El padre Renato Poblete, jesuita y editor de la revista Mensaje, escuch¨® el rumor de que podr¨ªa haber huido a Argentina, pero no daba ning¨²n cr¨¦dito a dicha versi¨®n'. Entre los numerosos testimonios recogidos por el abogado destaca el de Miriam Contreras, secretaria personal del presidente Salvador Allende, que estuvo en el palacio presidencial hasta refugiarse en la Embajada de Cuba. Weinglass consigui¨® un permiso especial para ingresar en la representaci¨®n diplom¨¢tica, adonde lleg¨® despu¨¦s de cruzar tres controles de soldados fuertemente armados. ?ste fue el testimonio de Contreras al investigador estadounidense: 'Al salir de La Moneda , por la calle Morand¨¦, nos pusieron contra la pared, las manos en la nuca y con un pelot¨®n de militares apunt¨¢ndonos con fusiles. Al comenzar de nuevo la pasada de aviones ametrallando el lugar, nos hicieron tumbarnos boca abajo en el suelo, en medio de la calle. Despu¨¦s de permanecer en esa postura durante largo tiempo, abandon¨¦ el lugar (por causas imprevistas y con mucha suerte), quedando all¨ª tumbados todos los compa?eros'. Los soldados vaciaron los bolsillos de los detenidos y se llevaron la cartera de Jaime Barrios con toda su documentaci¨®n.
Numerosas gestiones internacionales en las que intervinieron, entre otros, los escritores Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Julio Cort¨¢zar no sirvieron de nada. Los militares y la prensa chilena lanzaban todo tipo de bulos sobre la suerte de Barrios, como que estaba pr¨®fugo. Las personas capturadas en el palacio de La Moneda el d¨ªa del golpe fueron 49. Los 17 miembros del equipo de protecci¨®n presidencial y otros detenidos fueron separados del grupo al d¨ªa siguiente, con lo que el grupo final de prisioneros ascend¨ªa a 21: 10 asesores del presidente y funcionarios del Gobierno, 10 efectivos de la guardia presidencial y un obrero que acudi¨® voluntario al palacio. Todos ellos fueron conducidos al regimiento Tacna, que estaba bajo el mando del coronel Joaqu¨ªn Ram¨ªrez Pineda.
'Ahora tenemos que empezar a investigar la escasa informaci¨®n que han dado los militares', dice Enrique O'Farrill. 'Lo que s¨ª sabemos, o al menos tenemos muchos indicios, es que fueron trasladados al regimiento Tacna y de all¨ª a Peldehue, donde fueron fusilados en grupos de cuatro, y posteriormente arrojados a una fosa. Hay testigos oculares que vieron a mi padre en Tacna. El diputado Vicente Sotta, por ejemplo. Un soldado del Tacna declar¨® desde el anonimato que presenci¨® c¨®mo un grupo de prisioneros amarrados con alambre eran arrojados a un cami¨®n que abandon¨® el cuartel el 13 de septiembre. Otros militares relataron que los prisioneros fueron colocados al borde de una fosa donde fueron ejecutados, tras lo cual se lanzaron varias granadas. La matanza nunca fue reconocida por la Junta Militar, que jam¨¢s dio detalles del paradero de los desaparecidos de La Moneda.
No se supo de su paradero hasta que en 1998 se hallaron los restos de algunos de ellos en los trabajos de exhumaci¨®n en el llamado Patio 29 del Cementerio General de Santiago. El descubrimiento no s¨®lo contradec¨ªa la versi¨®n que indicaba que todos los ejecutados de La Moneda hab¨ªan sido arrojados a una fosa en Peldehue, sino que revel¨® b¨¢rbaras torturas. 'Los restos de Eduardo Paredes, ex director de Investigaciones, mostraban quemaduras que hab¨ªan alcanzado los huesos', dice el abogado espa?ol Joan Garc¨¦s, asesor de Salvador Allende.
En mayo de 1991, la hija de Jaime Barrios, Alicia, present¨® una querella por homicidio e inhumaci¨®n ilegal de su padre ante los tribunales de Santiago. Hasta la fecha no ha tenido ning¨²n efecto. 'Nosotros vamos a seguir luchando para saber la verdad, porqu¨¦ Jaime Barrios desapareci¨® de este mundo porque determinadas personas lo decidieron. Tenemos derecho a preguntar qu¨¦ pas¨®. Los que bombardearon La Moneda fueron ellos. Ellos hicieron la guerra'.
Para su hijo Enrique 'lo m¨¢s importante no es saber qui¨¦nes lo hicieron, qui¨¦n era la persona al mando de la patrulla, cu¨¢l era su rango, qui¨¦n manej¨® el helic¨®ptero o qui¨¦n los tortur¨® durante dos d¨ªas, sino que m¨¢s importante que todo eso es que se juzgue a Pinochet, porque la orden de eliminar a sangre fr¨ªa toda la gente que estaba en el palacio de La Moneda el d¨ªa del golpe es una orden de Pinochet'.Enrique O'Farrill, de 42 a?os, funcionario de la Canciller¨ªa chilena, acudi¨® esta semana acompa?ado del corresponsal de EL PA?S a la Oficina de Reparaci¨®n, en Santiago, para recibir informaci¨®n sobre su padre, Jaime Barrios, desaparecido desde el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Diversos testimonios indicaron que Barrios, principal asesor econ¨®mico del derrocado presidente Salvador Allende, hab¨ªa sido fusilado junto a otros detenidos y enterrado en una fosa. Durante 27 a?os, los familiares clamaron en el desierto en busca de su paradero. Los militares guardaban silencio. Ahora han hablado por primera vez, y han dado una lista de casi 200 detenidos desaparecidos. La mayor¨ªa, afirman, fueron lanzados al mar. Jaime Barrios entre ellos.
La funcionaria muestra una ficha en la que puede leerse el nombre completo: Jaime Barrios Meza; edad: 48 a?os a la fecha de su detenci¨®n; profesi¨®n: ingeniero comercial; fecha y lugar de detenci¨®n: 11 de septiembre de 1973 en el palacio de La Moneda; ejecutado el 13 de septiembre de 1973; el centro donde permaneci¨® detenido est¨¢ en blanco. 'Tu padre fue arrojado al mar', dice la funcionaria. As¨ª lo se?ala una escueta frase -'destino: probablemente, a 10 millas al oeste frente a la costa de San Antonio'- que no precisa fecha alguna.
'Despu¨¦s de 27 a?os de silencio y de o¨ªr mentiras, ?por qu¨¦ tengo que creer que esto es verdad?', pregunta el hijo de la v¨ªctima. La funcionaria dif¨ªcilmente puede responder, porque el organismo en el que trabaja, dependiente del Gobierno, no tiene manera de comprobar la veracidad de la informaci¨®n entregada por los militares. 'Emocionalmente ha sido un golpe fuerte. Sab¨ªamos que se hab¨ªa arrojado gente al mar y que todo era posible. Pero ha sido muy duro la constataci¨®n, la certeza, el fin de las dudas. Es la primera vez que los militares reconocen que hicieron lo que hicieron. Todav¨ªa no nos dicen c¨®mo, y el c¨®mo es mucho peor que el hecho mismo, que ya es terrible de por s¨ª. Yo no creo en eso mientras no tenga m¨¢s datos. ?C¨®mo saben ellos que fue ejecutado ese d¨ªa? ?Y qui¨¦n dio la orden en todo Chile de exhumar cuerpos y lanzarlos al mar?'
El 11 de septiembre de 1973, el tel¨¦fono son¨® de buena ma?ana en casa de la familia Barrios. Al otro lado del hilo, un miembro de la guardia personal del presidente informaba de que hab¨ªa un levantamiento militar y que Salvador Allende y sus m¨¢s estrechos colaboradores se dirig¨ªan al palacio de La Moneda para ponerse al frente de la situaci¨®n. Sin perder tiempo, Jaime Barrios, el principal asesor econ¨®mico del presidente y ex gerente general del Banco Central, y su esposa, Nancy Julien, partieron de inmediato. La radio ya empezaba a dar la noticia: la Marina se hab¨ªa sublevado en Valpara¨ªso, la principal ciudad portuaria de Chile. En casa del matrimonio Barrios qued¨® su hijo Enrique, a punto de cumplir 15 a?os. Aquel joven, que hoy trabaja en la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional de Chile, recuerda los d¨ªas previos al golpe: 'La situaci¨®n era de tal caos que el presidente hablaba en cadena nacional y se cortaba la luz por atentados a las torres el¨¦ctricas y nos escrib¨ªan cartas con la amenaza 'Ya viene'.
Dos horas m¨¢s tarde, Jaime Barrios llam¨® a su hijo desde el palacio presidencial, a punto de ser bombardeado por los golpistas. Enrique recita de memoria las palabras de su padre: 'Mi hijito lindo, usted se tiene que ir de ah¨ª. Lo van a pasar a buscar. Baje. Ll¨¦vese una pistola y un cintur¨®n de balas y los dos pasaportes . Yo voy a estar aqu¨ª hasta el final. Estamos bien, con tu madre. Besitos'. Fue la ¨²ltima vez que Enrique habl¨® con su padre. Desde entonces no ha habido ni rastro del paradero de Jaime Barrios, ni de los m¨¢s de mil detenidos desaparecidos bajo el r¨¦gimen de terror de Augusto Pinochet.
Nancy Julien estuvo con su marido en el palacio de La Moneda, asediado por los golpistas, hasta que el presidente Allende negoci¨® una tregua de 15 minutos con Pinochet, para que pudieran salir las mujeres. El general traidor no respet¨® el pacto y la salida se produjo bajo las balas. La Embajada de M¨¦xico abri¨® las puertas a todas aquellas mujeres y a varios centenares de refugiados, obligados a emprender el camino del exilio.
Nancy Julien contrat¨® los servicios del prestigioso bufete Rabinovich, de Nueva York, para poder desvelar el paradero de su marido. El abogado Len Weinglass viaj¨® a Chile el 9 de marzo de 1974, donde mantuvo contacto con fuentes gubernamentales y con personas que conoc¨ªan a Barrios. En los diez d¨ªas que pas¨® en Chile, el abogado norteamericano comprob¨® los dram¨¢ticos efectos del golpe militar: el general Bachelet y el ex ministro de Defensa Jos¨¦ Toha, ¨¦ste ¨²ltimo suicidado, murieron en prisi¨®n.
En el informe que elabor¨® a su regreso escribi¨® lo siguiente: 'Seg¨²n las evidencias recogidas, puedo informar que Jaime Barrios muri¨® entre la tarde del 11 y el 16 de septiembre, bien en el Regimiento Tacna o en Peldehue, en la base militar de Colina. La mejor informaci¨®n apunta a ¨²ltima hora del 11 de septiembre o el 12 de este mismo mes como la fecha de la muerte. El padre Renato Poblete, jesuita y editor de la revista Mensaje, escuch¨® el rumor de que podr¨ªa haber huido a Argentina, pero no daba ning¨²n cr¨¦dito a dicha versi¨®n'. Entre los numerosos testimonios recogidos por el abogado destaca el de Miriam Contreras, secretaria personal del presidente Salvador Allende, que estuvo en el palacio presidencial hasta refugiarse en la Embajada de Cuba. Weinglass consigui¨® un permiso especial para ingresar en la representaci¨®n diplom¨¢tica, adonde lleg¨® despu¨¦s de cruzar tres controles de soldados fuertemente armados. ?ste fue el testimonio de Contreras al investigador estadounidense: 'Al salir de La Moneda , por la calle Morand¨¦, nos pusieron contra la pared, las manos en la nuca y con un pelot¨®n de militares apunt¨¢ndonos con fusiles. Al comenzar de nuevo la pasada de aviones ametrallando el lugar, nos hicieron tumbarnos boca abajo en el suelo, en medio de la calle. Despu¨¦s de permanecer en esa postura durante largo tiempo, abandon¨¦ el lugar (por causas imprevistas y con mucha suerte), quedando all¨ª tumbados todos los compa?eros'. Los soldados vaciaron los bolsillos de los detenidos y se llevaron la cartera de Jaime Barrios con toda su documentaci¨®n.
Numerosas gestiones internacionales en las que intervinieron, entre otros, los escritores Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Julio Cort¨¢zar no sirvieron de nada. Los militares y la prensa chilena lanzaban todo tipo de bulos sobre la suerte de Barrios, como que estaba pr¨®fugo. Las personas capturadas en el palacio de La Moneda el d¨ªa del golpe fueron 49. Los 17 miembros del equipo de protecci¨®n presidencial y otros detenidos fueron separados del grupo al d¨ªa siguiente, con lo que el grupo final de prisioneros ascend¨ªa a 21: 10 asesores del presidente y funcionarios del Gobierno, 10 efectivos de la guardia presidencial y un obrero que acudi¨® voluntario al palacio. Todos ellos fueron conducidos al regimiento Tacna, que estaba bajo el mando del coronel Joaqu¨ªn Ram¨ªrez Pineda.
'Ahora tenemos que empezar a investigar la escasa informaci¨®n que han dado los militares', dice Enrique O'Farrill. 'Lo que s¨ª sabemos, o al menos tenemos muchos indicios, es que fueron trasladados al regimiento Tacna y de all¨ª a Peldehue, donde fueron fusilados en grupos de cuatro, y posteriormente arrojados a una fosa. Hay testigos oculares que vieron a mi padre en Tacna. El diputado Vicente Sotta, por ejemplo. Un soldado del Tacna declar¨® desde el anonimato que presenci¨® c¨®mo un grupo de prisioneros amarrados con alambre eran arrojados a un cami¨®n que abandon¨® el cuartel el 13 de septiembre. Otros militares relataron que los prisioneros fueron colocados al borde de una fosa donde fueron ejecutados, tras lo cual se lanzaron varias granadas. La matanza nunca fue reconocida por la Junta Militar, que jam¨¢s dio detalles del paradero de los desaparecidos de La Moneda.
No se supo de su paradero hasta que en 1998 se hallaron los restos de algunos de ellos en los trabajos de exhumaci¨®n en el llamado Patio 29 del Cementerio General de Santiago. El descubrimiento no s¨®lo contradec¨ªa la versi¨®n que indicaba que todos los ejecutados de La Moneda hab¨ªan sido arrojados a una fosa en Peldehue, sino que revel¨® b¨¢rbaras torturas. 'Los restos de Eduardo Paredes, ex director de Investigaciones, mostraban quemaduras que hab¨ªan alcanzado los huesos', dice el abogado espa?ol Joan Garc¨¦s, asesor de Salvador Allende.
En mayo de 1991, la hija de Jaime Barrios, Alicia, present¨® una querella por homicidio e inhumaci¨®n ilegal de su padre ante los tribunales de Santiago. Hasta la fecha no ha tenido ning¨²n efecto. 'Nosotros vamos a seguir luchando para saber la verdad, porqu¨¦ Jaime Barrios desapareci¨® de este mundo porque determinadas personas lo decidieron. Tenemos derecho a preguntar qu¨¦ pas¨®. Los que bombardearon La Moneda fueron ellos. Ellos hicieron la guerra'.
Para su hijo Enrique 'lo m¨¢s importante no es saber qui¨¦nes lo hicieron, qui¨¦n era la persona al mando de la patrulla, cu¨¢l era su rango, qui¨¦n manej¨® el helic¨®ptero o qui¨¦n los tortur¨® durante dos d¨ªas, sino que m¨¢s importante que todo eso es que se juzgue a Pinochet, porque la orden de eliminar a sangre fr¨ªa toda la gente que estaba en el palacio de La Moneda el d¨ªa del golpe es una orden de Pinochet'.
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