Putin prepara una respuesta a EE UU por la detenci¨®n de Borod¨ªn
Mosc¨² sopesa una serie de 'medidas asim¨¦tricas' como represalia
El citado soci¨®logo considera incluso que la respuesta que deba dar el Kremlin no tiene por qu¨¦ ser sim¨¦trica. Pavlovski presenta su an¨¢lisis del conflicto en el diario electr¨®nico que controla, www.strana.ru, pr¨®ximo al Kremlin. Es, por cierto, el mismo medio que, un d¨ªa antes, recog¨ªa entre otras una hip¨®tesis en apariencia descabellada y de la que no se presentaban pruebas: que el presidente tendi¨® una trampa a Borod¨ªn porque ¨¦ste se permiti¨® menospreciarle cuando le ten¨ªa a sus ¨®rdenes, entre 1996 y 1997.
La cadena de televisi¨®n NTV, todav¨ªa controlada por Vlad¨ªmir Gusinski, enemigo de Putin y en detenci¨®n domiciliaria en Espa?a en espera de su proceso de extradici¨®n, recogi¨® ayer en varios de sus informativos lo publicado ayer en EL PA?S, sin aclarar en ning¨²n momento que su fuente era el diario electr¨®nico.
Una explicaci¨®n a la entrada directa en escena de Pavlovski ser¨ªa la necesidad de rechazar esa rocambolesca teor¨ªa y de lanzar la se?al de que s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo, y no mucho, el que Putin tome cartas en el asunto y deje muy claro lo mal que le ha sentado que el FBI norteamericano detenga a un alto funcionario ruso como si fuese un vulgar delincuente.
Pavlovski da a entender que la respuesta del presidente ser¨¢ en¨¦rgica. Seg¨²n el soci¨®logo, el caso Borod¨ªn no es fruto de la improvisaci¨®n, sino que forma parte de una operaci¨®n 'especial' norteamericana 'muy bien pensada'. Entre sus objetivos, a?ade, estar¨ªa el de cuestionar la legitimidad de la uni¨®n Rusia-Bielorrusia (de la que el detenido es secretario) y de las elecciones presidenciales que este a?o revalidar¨¢n probablemente a Alexandr Lukashenko como presidente bielorruso. Con ello, Washington pretende, a?ade Pavloski, seguir manteniendo permanentemente a Putin 'bajo alg¨²n tipo de amenaza o presi¨®n'.
No est¨¢ claro al cien por cien que Putin hable por boca de Pavlovski, pero hay pocas dudas de que la 'm¨²sica' que toca es la que le gusta escuchar al presidente ruso, cuya percepci¨®n de los 'intereses nacionales' no es, seg¨²n el soci¨®logo, muy diferente, de la estadounidense.
De paso, Pavlovski, presidente de la Fundaci¨®n para una Pol¨ªtica Eficaz, fustiga a los pol¨ªticos liberales rusos que, en lugar de reaccionar seg¨²n esos par¨¢metros, hablan de cuestiones que ¨¦l considera accesorias, como si Borod¨ªn se equivoc¨® al viajar sin pasaporte diplom¨¢tico o si es culpable de lo que se le acusa. Sobre esta ¨²ltima cuesti¨®n, dice Pavlovski, 'no puede haber discusi¨®n' con EE UU. 'Despu¨¦s de todo', se?ala, 'concierne a un hombre de Estado responsable que est¨¢ fuera de su zona de jurisdicci¨®n'.
La respuesta rusa a la detenci¨®n de Borod¨ªn puede estar al caer, y s¨®lo cabe preguntarse sobre el significado de la 'asimetr¨ªa' de la que habla Pavlovski, probablemente con buen conocimiento de causa.
El caso no ha afectado a¨²n de forma abierta a las relaciones ruso-norteamericanas, pero puede hacerlo en cualquier momento. Esos lazos, decisivos para la estabilidad mundial, no entran con buen pie en la era de George Bush, cuya decisi¨®n de implantar un escudo antimisiles violando el tratado ABM contra los misiles bal¨ªsticos tiene ya a Mosc¨² en pie de guerra, y a la reforma militar rusa en comp¨¢s de espera.
Herencia envenenada
La prensa rusa segu¨ªa dando ayer por sentado ayer que Borod¨ªn cay¨® en una celada. Para el fiscal general, Vlad¨ªmir Ustinov, cuyo departamento dio por cerrado en diciembre la investigaci¨®n por corrupci¨®n contra el secretario de la uni¨®n Rusia-Bielorrusia, est¨¢ claro que los servicios secretos norteamericanos estaban en el ajo. Al menos por dos motivos: por las 'numerosas dudas' que suscita la extra?a invitaci¨®n a Borod¨ªn a la toma de posesi¨®n de Bush, y por el hecho de que los agentes del FBI que le detuvieron en el aeropuerto Kennedy de Nueva York conoc¨ªan con precisi¨®n sus planes de viaje.
'Lo m¨¢s probable es que Bush desee desesperadamente que Borod¨ªn salga de Am¨¦rica. La pregunta es: ?ad¨®nde? ?A Mosc¨² o a Ginebra?'. Con estas palabras, el popular diario Komsomolskaya Pravda defend¨ªa ayer la teor¨ªa de que el nuevo presidente norteamericano no est¨¢ interesado en absoluto en que se abra un nuevo frente de conflicto con Rusia, que, para colmo, ser¨ªa una herencia envenenada de la ¨¦poca de Bill Clinton.
Por lo pronto, la recepci¨®n que se celebr¨® anoche en la residencia del embajador norteamericano, James Collins, para celebrar la toma de posesi¨®n de Bush parec¨ªa abocada a registrar numerosas ausencias de invitados rusos, aun sin revestir el car¨¢cter de un boicoteo oficial.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores ruso declar¨® ayer a t¨ªtulo personal a www.strana.ru que 'no ser¨ªa correcto' sonre¨ªr ante los diplom¨¢ticos estadounidenses, 'incluidos aquellos que concedieron el visado a Borod¨ªn sabiendo qu¨¦ clase de recepci¨®n se le preparaba'.
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