No s¨¦ qu¨¦ ponerme
Que en Madrid coincidan siempre la feria de arte Arco y los desfiles de la Pasarela Cibeles m¨¢s que casualidad parece un destino. El peso de las dos manifestaciones descansa sobre la novedad. Si un a?o Arco apostaba fuerte por las instalaciones, el siguiente era el v¨ªdeo lo dominante, y ¨¦ste o el pr¨®ximo puede que la fotograf¨ªa autobiogr¨¢fica o unos soportes a¨²n por confirmar se lleven de calle a los feriantes.Las colecciones de ropa, pr¨¢cticamente lo mismo. El color avellana de la temporada pasada ha sido desplazado ¨¦sta por los tonos azafranados, el largo de la falda sube y baja de la rodilla sin prop¨®sito de lascivia, y la corbata, desterrada de nuestras yugulares masculinas por un edicto milan¨¦s, puede reaparecer en la mujer del ma?ana, que experimenta lo hombruno mientras el hombre se da al pareo y a los chalecos de lentejuelas.
No es ¨¦se con todo el mayor punto de conjunci¨®n, sino otro,que resumo en una pregunta tan perogrullesca que tal vez les parezca propia de un paleto. ?Qui¨¦n se pone estas cosas? ?Qui¨¦n se lleva a casa los ¨²ltimos modelos de instalaci¨®n art¨ªstica ofrecidos para la venta en Arco, que pueden consistir en 30 receptores de televisi¨®n diseminados por las aguas te?idas de p¨²rpura de un estanque? ?Qui¨¦n de nosotros -gente de a pie- sale a la calle con el metacrilato remachado en algunas gabardinas contempor¨¢neas, con las camisas que un d¨ªa fueron de popel¨ªn forradas de plum¨®n de avutarda, con la malla de acero corten que las chicas de la pasarela llevan sin agobio como top de sus cuerpecitos?
Si usted, lector, y yo no tenemos est¨®mago ni sitio en el piso para las nuevas creaciones pl¨¢sticas, si no tenemos osad¨ªa para hacer llevadera la ¨²ltima moda en nuestra vida corriente, ?a qui¨¦n va destinado el arte moderno, para qui¨¦n cose sus vestidos el modista c¨¦lebre?
Mis preguntas no son nost¨¢lgicas. Ni c¨ªnicas. Tampoco pretenden una llamada al orden. No est¨¢ en la pintura de caballete ni en el cuello de almid¨®n ni en la rebeca de punto mi para¨ªso perdido. Simplemente me duele (pues me considero un hombre de mi tiempo y del g¨¦nero curioso o explorador) contemplar que lo que hoy constituye el istmo que une a la vanguardia, a la mayor¨ªa nos expulsa, nos a¨ªsla.Y no es cuesti¨®n de gustos o preferencias, de nombres concretos. Entre los artistas que cultivan las formas m¨¢s antimateriales o antiart¨ªsticas hay talentos de una calidad formal y una potencia tan arrolladora como la que sin duda tienen ciertos dise?adores de ropa. Pero unos y otros trabajan para el museo, para el escaparate, renunciando de antemano a su objetivo natural: usted, yo mismo, el comprador medio de arte, la persona que trata de ser elegante. Enfrentado a la vulgaridad de una masa que ni siquiera cree que aquello es arte o pr¨ºt-¨¤-porter, el recurso del vanguardista ser¨¢ saltarse el eslab¨®n del p¨²blico de pago. S¨®lo las grandes salas de exposici¨®n, las bienales, las colecciones de arte de las instituciones, los comisarios, responsables de espacios experimentales y compradores a¨²licos le dan salvoconducto a la posteridad y medios para comer.
Esta aberrante ruptura de la cadena art¨ªstica no se produce, sin embargo, en el cine o la novela, ni siquiera en tal grado en el teatro. Lo f¨¢cil, lo retr¨®grado, lo insignificante, triunfan, como ha sido siempre en todas las artes, m¨¢s que lo ambicioso, lo innovador, lo desasosegante. Pero las obras se hacen a la medida del hombre, no del director de un museo. El lector exigente, la espectadora cin¨¦fila, buscar¨¢n en el anaquel de las librer¨ªas peque?as, entre los carteles de las multisalas, los t¨ªtulos nunca anunciados por televisi¨®n, y aunque el libro est¨¦ lleno de polvo y s¨®lo haya cuatro desgraciados en el pase, la relaci¨®n buscada por el autor se establece sin mediadores ni aparatosos cat¨¢logos.
Pese a todo, iremos ilusionados a Arco y a ver qu¨¦ tendencias marca la moda en primavera.Falda no me voy a poner a estas alturas (aunque fui, con mi hermano, pionero de las camisas de flores en Alicante), y las paredes de casa las tengo llenas de libros y cuadros, pero si alg¨²n creador imposible me rompe los esquemas, voy a pens¨¢rmelo.
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