Nicholas Shrady narra su viaje por las grandes rutas de peregrinaci¨®n
'La peregrinaci¨®n es la precursora del viaje', subraya Nicholas Shrady, mientras las luces de la habitaci¨®n se encienden y se apagan misteriosamente como contagiadas de la aventura espiritual contenida en Caminos sagrados (Muchnik). Shrady (Easton, Connecticut, 1958), admirador de Newby, de Thubron y, c¨®mo no, de Richard Burton y Al¨ª Bey, dos viajeros que consiguieron colarse en La Meca, ha escrito un libro en el que recoge varios viajes por rutas de peregrinaci¨®n en diferentes partes del mundo. El Camino de Santiago y Tierra Santa, claro, pero tambi¨¦n el periplo a las fuentes del Ganges, en el Himalaya del Garwhal, y a Varanasi; el recorrido por los lugares originarios del budismo, tambi¨¦n en India, la visita a un santuario mariano de nuevo cu?o en Bosnia y a la tumba del m¨ªstico y poeta suf¨ª Rumi, en Anatolia.
'?Est¨¢ aqu¨ª de peregrino?'. 'De alguna manera'. '?De qu¨¦ manera?'. 'Esc¨¦ptica, supongo'. Este fragmento de la conversaci¨®n de Shrady con un sacerdote croata en Medjugorge, lugar de las supuestas apariciones de la Virgen, sirve de bot¨®n de muestra del tono de Caminos sagrados. Un libro enormemente simp¨¢tico, pleno de inter¨¦s y realizado por un buen viajero atento a la gente y el detalle, en la l¨ªnea de los cl¨¢sicos anglosajones. El much¨ªsimo humor de que hace gala el autor no debe hacer olvidar las penurias y peligros que sufri¨® Shrady en sus viajes: mal de altura en Bhojbasa -y un sadhu libidinoso con debilidad por los caminantes desprevenidos de sexo masculino-, fr¨ªo extremo en el Camino de Santiago (?y huellas de lobos!), bastonazos de un soldado en un punto fronterizo israel¨ª, asalto a mano armada en Bihar...
Camino de Santiago
Shrady, que reside en Barcelona desde hace 15 a?os y colabora en diversas revistas, comenz¨® por hacer el Camino de Santiago, 'a ver lo que sal¨ªa'. La experiencia, un mes, 800 kil¨®metros, le result¨® sorprendentemente profunda y rica, 'seminal', dice. Y entonces se plante¨® peregrinar a otras tradiciones religiosas.
El escritor destaca c¨®mo la peregrinaci¨®n precedi¨® en la historia al viaje. 'Antes no hab¨ªa viaje, era cruzada o peregrinaci¨®n. Era la peregrinaci¨®n la que permit¨ªa escapar de la rutina gris y cruel de la vida'. El viaje actual tiene cosas en com¨²n con la peregrinaci¨®n, pero carece de su dimensi¨®n espiritual, considera.
El escritor subraya que ¨¦l no ha intentado copiar los viajes de los peregrinos de las distintas creencias. 'Sencillamente, porque eso no es posible, nunca puede ser igual la experiencia de ver las fuentes del Ganges o el Muro de las Lamentaciones para alguien ajeno al hinduismo o al juda¨ªsmo. Puedes sacar provecho espiritual, pero hay un l¨ªmite claro'.
Shrady, cuya llegada a Barcelona estuvo precedida por un recorrido por La Rioja, que en ese caso no cabr¨ªa calificar de peregrinaci¨®n, escribe en la actualidad un libro sobre la Torre de Pisa, asunto m¨¢s o menos est¨¢tico. Pero, impenitente viajero, ya tiene ganas de ponerse en marcha otra vez.
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