El desaf¨ªo irland¨¦s
La Comisi¨®n Europea ha mostrado su disconformidad ante el Plan de Estabilidad, para 2001-2004, presentado por Irlanda. La cr¨ªtica de la Comisi¨®n Europea se basa en el tono expansivo de la pol¨ªtica fiscal, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una econom¨ªa recalentada. Pero este diagn¨®stico no parece tan claro si se analizan los fundamentos macroecon¨®micos.
El caso de esta econom¨ªa es al menos notable. De crecer un promedio anual del 4,2% en el per¨ªodo 1981-96 ha presentado tasas de crecimiento pr¨®ximas al 10% durante los ¨²ltimos 4 a?os. Adem¨¢s, el empleo crece a tasas superiores al 5%, por lo que la tasa de desempleo se ha reducido desde el 10% de 1997 al 4,2% actual. El crecimiento de la productividad es muy importante, pr¨®ximo al 5%. El proceso de consolidaci¨®n fiscal llevado a cabo ha supuesto pasar de un d¨¦ficit promedio del -2,1% en 1991-1995 a un super¨¢vit en 2000 del 4,2% del PIB. Adem¨¢s, esta mejora de las cuentas p¨²blicas no se ha debido s¨®lo al comportamiento c¨ªclico de la econom¨ªa, ya que el super¨¢vit estructural ha aumentado desde el -1,2% del PIB en 1995 hasta el 2,4% en 2000. Incluso debe tenerse en cuenta que, a pesar de que la demanda nacional aporta al crecimiento 7,7 puntos porcentuales, el sector exterior contribuye tambi¨¦n positivamente al crecimiento del PIB con 2,2 puntos porcentuales en 2000. Sin duda, parte del ¨¦xito se debe a que Irlanda se ha beneficiado de las ayudas europeas o de las reducciones de impuestos.
Adem¨¢s, la situaci¨®n econ¨®mica de Irlanda, con un super¨¢vit por cuenta corriente, contrasta con la de otros pa¨ªses europeos como Portugal, Grecia o Espa?a que, en una fase expansiva del ciclo, presentan los mayores d¨¦ficit por cuenta corriente de la UEM en 2000. Curiosamente, los pa¨ªses con mayor inflaci¨®n promedio en 2000 han sido tambi¨¦n Irlanda (5,5%), Espa?a y Finlandia (3,4%), Grecia (3,2%) y Portugal (2,9%). Para estos ¨²ltimos, la explicaci¨®n parece sencilla. Una mayor inflaci¨®n aprecia el tipo de cambio real y empeora la balanza por cuenta corriente. Por tanto, en econom¨ªas como la portuguesa, la espa?ola, o la griega, una pol¨ªtica fiscal restrictiva deber¨ªa ayudar a corregir el d¨¦ficit por cuenta corriente, puesto que se reducir¨ªa la diferencia entre el ahorro nacional y la inversi¨®n. Con ello se conseguir¨ªan dos objetivos: bajar la inflaci¨®n y reducir el d¨¦ficit exterior, ya que se depreciar¨ªa el tipo de cambio real de la econom¨ªa. Pero la aplicaci¨®n a la econom¨ªa irlandesa de esta receta parece carecer de fundamento, ya que esta misma pol¨ªtica aumentar¨ªa el super¨¢vit por cuenta corriente, algo que no necesita. En el caso de Irlanda, la propia existencia de un diferencial de inflaci¨®n con la UEM no resulta tan preocupante, ya que conlleva una apreciaci¨®n del tipo de cambio real, que contribuir¨¢ a reducir la demanda interna. Irlanda tienen un reto ante la Comisi¨®n Europea, pero tambi¨¦n muchos pa¨ªses europeos tienen el desaf¨ªo de imitar el ¨¦xito de los irlandeses.
David Taguas es subdirector del Servicio de Estudios del BBVA.
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