Hind¨²es radicales queman el Cor¨¢n en India en protesta por el atentado a los Budas
La guerra de los '¨ªdolos' contin¨²a en Afganist¨¢n sin que se sepa el estado actual de las estatuas
Se ignora con certeza el estado actual de las colosales estatuas talladas en los acantilados de Bamiyan, en la regi¨®n central de Afganist¨¢n, hace 1.500 a?os. La agencia de prensa afgana en Pakist¨¢n (AIP) comunic¨® que el pasado domingo se ha volado con explosivos la cuarta parte de los Budas de piedra. Otras fuentes afirman que se ha destruido gran cantidad de obras de arte budista y preisl¨¢mico en la zona. No se sabe con certeza, pero las negociaciones internacionales contin¨²an con insistencia y las protestas son cada vez m¨¢s violentas.
El enviado especial de la Unesco, Pierre Lafranc, no ha logrado muchos avances. Sus conversaciones en Kandahar, lugar de residencia del mul¨¢ Mohamad Omar, jefe religioso de los talib¨¢n; y con el ministro de Asuntos Exteriores, Wakil Ahmad Muttawakil; no dieron resultado y se ha dirigido a Islamabad (Pakist¨¢n) mientras termina el festival de Aid el Adha. Lafranc conf¨ªa en poder reunirse con Omar despu¨¦s de las fiestas. 'No se han cerrado todas las puertas. Los contactos contin¨²an y habr¨¢ nuevas consultas religiosas en Afganist¨¢n', ha comunicado.
Opciones radicales
Mientras tanto, facciones hind¨²es radicales del Vishwa Hindu Parishad quemaron p¨²blicamente ayer, en Nueva Delhi, p¨¢ginas del Cor¨¢n en protesta contra las intimidaciones de los musulmanes talib¨¢n de destruir los Budas gigantes de Bamiyan y amenazaron con destruir las mezquitas en India si se comprobaba la consumaci¨®n del hecho. Diversos grupos budistas participaron tambi¨¦n en una marcha en la capital india y en Katmand¨² (Nepal).
El ministro alem¨¢n de Cultura, Julian Nida-Ruemelin, ha comparado la destrucci¨®n de los monumentos afganos con la quema de libros antialemanes por los nazis en 1933.
La AIP difundi¨® ayer las demandas del embajador japon¨¦s en Pakist¨¢n, Sadaki Numata. 'No deben destruir esas estatuas, porque desatar¨¢n un enorme problema religioso en Jap¨®n, donde el 80% de la poblaci¨®n es budista. Esos actos pueden tener consecuencias en la ayuda econ¨®mica a Afganist¨¢n', dijo. Jap¨®n es uno de los principales donantes de ayuda humanitaria a Afganist¨¢n.
Numata tambi¨¦n comunic¨® que el escultor japon¨¦s Ikuo Hirayama, que ha pintado cuadros sobre las estatuas, ofrece comprarlas. Pero la soluci¨®n de la compra, que anteriormente ha propuesto tambi¨¦n el Metropolitan Museum de Nueva York, parece no interesarles.
Mohamed Omar se ha dirigido a la poblaci¨®n afgana quit¨¢ndole importancia a las presiones internacionales. 'Ahora que destruimos los falsos ¨ªdolos, el mundo hace un drama', afirm¨® a trav¨¦s de radio Charia. Omar hizo suyas las palabras del gran conquistador afgano, el sult¨¢n Mahmud Ghaznavi (998-1030), que rechaz¨® en India una suma fabulosa por no destruir una estatua en un templo hind¨². 'Prefiero ser un destructor de ¨ªdolos que un vendedor de estatuas', cit¨® ayer Omar.
No es la primera vez que los Budas de Bamiyan se ven amenazados por los talib¨¢n. Cuando las tropas entraron en la regi¨®n, el comandante se mostr¨® dispuesto a destruir esos monumentos 'no isl¨¢micos', pero el mul¨¢ Omar lo impidi¨® entonces y asegur¨® a la comunidad internacional que ser¨ªan protegidos porque 'no eran objeto de culto alguno'.
El cambio de actitud puede tener un trasfondo de revancha, seg¨²n algunos analistas. En 1999, Afganist¨¢n se convirti¨® en el principal productor de opio del mundo, con 4.600 toneladas anuales. El programa de Naciones Unidas de control de drogas les exigi¨® que acabaran con los cultivos y pudo constatar sobre el terreno la erradicaci¨®n del 80% de ellos. Se esperaba una disminuci¨®n de las sanciones y el aumento de la ayuda internacional. En cambio, Estados Unidos los mantuvo en la lista de los pa¨ªses que no cooperan con la lucha antidroga. Tambi¨¦n han disminuido el a?o pasado a la mitad las ayudas de terceros pa¨ªses y la ONU s¨®lo les ha otorgado 14 millones de d¨®lares de los 229 previstos.
Ligada a esta falta de 'reconocimiento', un observador ve en la decisi¨®n de destruir las estatuas una victoria de la facci¨®n ultra de los talib¨¢n, frente al debilitamiento de los 'moderados' del r¨¦gimen, que no han obtenido nada con su m¨ªnima apertura.
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