Clases contra el racismo

Las sesiones de preguntas en la Asamblea son, a veces, un no poder. Es aquello de lo que no puede ser, no puede ser, tan citado. Juan Ram¨®n Sanz, portavoz adjunto de IU, por ejemplo, no pudo. Y eso que le ech¨® voluntad. Pregunt¨® por la opini¨®n del Ejecutivo regional sobre la decisi¨®n del delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansu¨¢tegui, prohibiendo el hermanamiento de ayuntamientos madrile?os con pueblos saharauis.

Pues ni siquiera pudo pregunt¨¢rselo directamente al presidente regional, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que hab¨ªa excusado su asistencia. As¨ª que el consejero de Presidencia, Manuel Cobo, se lo dijo: 'A m¨ª no me pregunte. Yo no puedo responderle, porque las relaciones internacionales las lleva el Gobierno de la naci¨®n. Ll¨¦velo al Congreso de la carrera de San Jer¨®nimo'. 'Esto es un asunto de solidaridad', le insist¨ªa Sanz, buscando el coraz¨®n del consejero. Y eso que Cobo tuvo que pasar ayer otro trago. Fue cuando el presidente de la Asamblea, Jes¨´s Pedroche, advirti¨® a los diputados: 'Si quieren ustedes hablar, salgan de la sala'. Cobo, que estaba en la tribuna, salt¨® como un rayo: 'Pero hombre, no me los anime'.

Tampoco la consejera de Servicios Sociales, Pilar Mart¨ªnez, pudo ayer contestar a la diputada Cristina Almeida, que le preguntaba por el caso del ni?o maltratado en un centro de acogida. 'Usted quiere que le conteste algo que no puedo contestarle', dec¨ªa Pilar Mart¨ªnez. La verdad es que la consejera lleva una semana tremenda. Otra cosa a lo mejor no, pero el sueldo se lo gana. Acude a cada comparecencia y apechuga, con mejor o peor fortuna, con cr¨ªticas, interpelaciones, preguntas y explicaciones. Las cosas, como son.

Pero lo dicho: ayer, nadie pod¨ªa nada. Sufren frustraci¨®n los se?ores diputados. Sufren mucho. Unos no pueden contestar y otros no pueden preguntar.

El vicepresidente Luis Eduardo Cort¨¦s, sin ir m¨¢s lejos, le aconsej¨® que no preguntara determinadas cosas al socialista Antonio Fern¨¢ndez Gordillo. El parlamentario del PSOE-Progresistas se hab¨ªa interesado por las deficiencias de las viviendas de la calle de Timanfaya, aquellas que causaron una crisis en la C¨¢mara cuando el presidente de la Asamblea, hace casi dos meses ya, suspendi¨® el pleno por los insultos de los vecinos a Cort¨¦s.

Esta vez no hubo insultos. El vicepresidente midi¨® sus palabras y se limit¨® a decir que se estaban arreglando. Pero le record¨® al socialista que era una edificaci¨®n de la etapa del PSOE. 'Menos mal que estamos ya muy acostumbrados a arreglar lo que ustedes hicieron mal. No pregunte usted por deterioros en casas sin decir qui¨¦n las levant¨®'.

Pero la peor impotencia, la m¨¢s terrible, es el no poder hacer nada ante el fascismo, ante el odio. Porque ayer el odio, como un mal viento, azot¨® la Asamblea, en la voz del diputado Franco Gonz¨¢lez.

Ley¨® el parlamentario de IU los mensajes que grupos fascistas y xen¨®fobos dejan en los correos electr¨®nicos de los estudiantes de la Universidad Carlos III. El hemiciclo escuchaba en silencio, sobrecogido, los insultos, el v¨®mito, la palabra de muerte. El poeta brit¨¢nico W. H. Auden hablaba de esto y dec¨ªa: 'Su causa, si la ten¨ªan, ya no les importa; / odian por odiar'.

Lo dijo el consejero de Educaci¨®n, Gustavo Villapalos, y se lo reconoci¨® Franco Gonz¨¢lez: poco se puede hacer. Intentar que los j¨®venes aprendan en las escuelas a ser tolerantes, a respetar las diferencias, a convivir. Villapalos hablaba de una asignatura que inculcara en los j¨®venes estas ideas. Bien est¨¢. El odio siempre es ignorancia.