Racionero reprodujo pasajes enteros de un libro de 1921 para escribir su 'Atenas de Pericles'
El ensayo del director de la Biblioteca Nacional sobre la Grecia cl¨¢sica fue publicado en 1993
Luis Racionero, reci¨¦n nombrado director de la Biblioteca Nacional, es un intelectual de amplio espectro y 'demostrada solvencia', en palabras de la ministra de Educaci¨®n y Cultura, Pilar del Castillo. Ingeniero, economista, urbanista, profesor universitario, galardonado ensayista y novelista, y cr¨ªtico, Racionero (La Seu d'Urgell, Lleida, 1940) present¨® ayer El pecado original (Planeta), su ¨²ltima novela. Su libro Atenas de Pericles (Planeta, 1993) contiene numerosas p¨¢ginas copiadas, sin atribuir fuente, de El legado de Grecia, de Gilbert Murray, publicado en 1944 por Ediciones Pegaso, como traducci¨®n de The legacy of Greece, dado a la imprenta por la Universidad de Oxford en 1921.
El libro sobre Atenas forma parte de la colecci¨®n Ciudades en la Historia de la editorial Planeta, en la que Racionero firma tambi¨¦n el dedicado a Florencia, entorno cultural que, como el heleno, constituye una de sus pasiones. El milagro ateniense es el t¨ªtulo del cap¨ªtulo inicial de Atenas, 12 p¨¢ginas tomadas en su casi totalidad de El valor de Grecia para el futuro del mundo, primer cap¨ªtulo del libro de Gilbert Murray, profesor de griego en la Universidad de Oxford en los a?os veinte.
Ya en el tercer p¨¢rrafo, escribe Racionero: 'Si leemos un tratado de medicina arcaica, podemos admirarlo y calibrarlo como una obra de genio, pero nos damos cuenta de que est¨¢ obsoleto, hemos ido m¨¢s all¨¢ de ¨¦l. Pero cuando leemos a Homero o Esquilo, si tenemos el poder de admirarlos y entender sus escritos, nunca sentiremos que hemos ido m¨¢s all¨¢ (...)', en un pasaje que empieza en la p¨¢gina 10 y entra en la 11. Murray escribe en las p¨¢ginas 6 y 7 de El legado de Grecia (segunda edici¨®n revisada, de 1947): 'Si leemos un viejo tratado de medicina o de mec¨¢nica, podemos admirarlo y considerarlo como una obra del genio, pero advertimos tambi¨¦n que est¨¢ anticuado: se ha quedado atr¨¢s y tenemos que ir m¨¢s all¨¢ de ¨¦l. Pero cuando leemos a Homero o a Esquilo, si desde un principio podemos admirar y comprender sus obras, no experimentamos casi nunca la sensaci¨®n de haber llegado m¨¢s all¨¢ (...)'.
Prosigue el director de la Biblioteca Nacional en la p¨¢gina 11: 'La ¨²nica cuesti¨®n es si podemos alzarnos hasta la cima de ese esplendor en las palabras que hace un estilo sublime o vulgar. Ello depende, evidentemente, de las asociaciones, la compa?¨ªa que guardan las palabras en la mente de quienes las usan. Una palabra que pertenezca al lenguaje de los bares o de los salones estar¨¢ penetrada por el estado de ¨¢nimo normal que se da en tales lugares. Una palabra que sugiera a Shakespeare o Cervantes tendr¨¢ el valor de sus mentes (...)'.
El texto contin¨²a y s¨®lo hay una variaci¨®n para introducir una referencia cultural espa?ola de lo concebido por Murray en la p¨¢gina 13 de El legado de Grecia: '?Qu¨¦ es lo que da a las palabras su car¨¢cter y hace que un estilo sea elevado o vulgar? Evidentemente, sus asociaciones: las im¨¢genes que habitualmente evocan en quienes las emplean. Una palabra que pertenece al lenguaje de los bares y de los salones de billar llegar¨¢ a impregnarse de la atm¨®sfera que predomina en tales sitios: una palabra que nos sugiere a Milton o a Carlyle, tendr¨¢ el aroma del esp¨ªritu de estos hombres (...)'.
Racionero, hombre de vastas lecturas y generoso dispensador de citas y nombres en otros escritos, en ning¨²n momento atribuye autor¨ªa del texto que ¨¦l firma a Murray. 'El arte para los griegos es siempre una forma de sof¨ªa o sabidur¨ªa y una tecn¨¦ o t¨¦cnica con reglas que se deben aprender', se lee en la p¨¢gina 14 de Atenas. 'Su aspecto de gran simplicidad es enga?oso: la columna que parece recta en realidad est¨¢ perfilada con sutiles curvas; el bajorrelieve que parece representar de la manera m¨¢s simple a una mujer despidi¨¦ndose de su hijo muerto, est¨¢ organizado, plano tras plano, con la m¨¢s delicada habilidad y, a veces, con deliberada falsificaci¨®n de la perspectiva. Siempre hay una convenci¨®n o idealizaci¨®n, alg¨²n toque de luz que nunca ha existido; sin embargo, todo el tiempo, el arte griego permanece cercano a la naturaleza'.
Edici¨®n espa?ola
El profesor de Oxford escribi¨® en la p¨¢gina 21: 'Para el griego, el arte es siempre una forma de Sophia, o Sabidur¨ªa, una Techn¨º, con reglas que tienen que aprenderse. Su aire de extremada sencillez es enga?osa. La columna que parece recta tiene en realidad curvas sutiles. El bajorrelieve funeral que parece representar con la forma m¨¢s sencilla posible a una mujer que dice adi¨®s a su hijo, est¨¢ dispuesto, plano por plano, con la m¨¢s fina habilidad y, a veces, con una deliberada falsificaci¨®n de la perspectiva. Hay siempre alguna convenci¨®n. Alguna idealizaci¨®n, alg¨²n toque de luz, que nunca se han visto en la tierra ni en el mar. Pero, a pesar de todo, creo que el arte griego est¨¢ en un grado notable muy pr¨®ximo a la naturaleza'. El nuevo director de la Biblioteca Nacional, guardi¨¢n del dep¨®sito legal y de la propiedad intelectual, ofrece al final de Atenas una bibliograf¨ªa en la que, dice, 'se incluyen libros de los cuales he tomado referencias y planteamientos, datos y an¨¦cdotas'.
En ella se cita, junto a los trabajos de otros nueve estudiosos, el cap¨ªtulo de G. Murray en la edici¨®n inglesa de 1921, sin aludir a la edici¨®n espa?ola del libro, que Atenas reproduce en perfecta consonancia con la definici¨®n que el diccionario de la Real Academia da a plagiar: 'Copiar en lo sustancial obras ajenas, d¨¢ndolas como propias'.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.