Las 'catacumbas' de la inmigraci¨®n en Ceuta
La polic¨ªa descubre un subterr¨¢neo de 300 metros que escond¨ªa a cientos de extranjeros sin papeles
La imagen de Ceuta como trampol¨ªn de la inmigraci¨®n clandestina hacia Europa ha quedado obsoleta. A la impermeabilizaci¨®n de la frontera se suma ahora una amplia ofensiva contra los traficantes de hombres. En lo que va de a?o, la Polic¨ªa ha puesto en manos de la justicia a 36 responsables de estas organizaciones, m¨¢s del doble que en 2000. Su trabajo ha roto el perfil cl¨¢sico de los mafiosos: el 70% de los detenidos son espa?oles; el resto, marroqu¨ªes con residencia en la Pen¨ªnsula. Algunos magreb¨ªes de Francia o Italia han sido meras excepciones a esta regla.
En el castigado barrio Pr¨ªncipe Alfonso, cerca de la frontera del Tarajal, los vecinos han construido a su libre albedr¨ªo. El resultado es un laberinto de 3.000 viviendas que volver¨ªa locos a los empleados del catastro y en el que cualquier cosa es posible. Por ejemplo, ver a unos mocosos paseando a un le¨®n atado con una correa. Pero incluso en ese escenario surrealista no es normal que un ama de casa compre cien barras de pan cada d¨ªa.
La se?ora se llamaba Erhimo K., ten¨ªa 63 a?os y viv¨ªa en el n¨²mero 283 de la zona conocida como Agrupaci¨®n Este. La Polic¨ªa dedujo que el lugar era utilizado como piso franco de inmigrantes clandestinos que esperaban su turno para pasar a la Pen¨ªnsula. Fue puesto bajo vigilancia. Pero los d¨ªas pasaban (y con cada uno de ellos otras cien barras de pan) sin resultado. Las ¨²nicas personas que entraban y sal¨ªan eran la anciana y su hijo, Abdeluhed Said A., de 40 a?os, ambos de nacionalidad espa?ola. Los agentes estaban a punto de abandonar cuando, desde un paso elevado, descubrieron la entrada a un pasadizo. Una puerta oculta comunicaba la vivienda con el t¨²nel.
En la madrugada del 29 de marzo, una quincena de funcionarios se apostaron en torno a la casa. Tres llamaron a la puerta. En ese momento se abri¨® la entrada del pasadizo y comenzaron a escurrirse por ¨¦l hasta 22 marroqu¨ªes: los comedores del pan. Varios agentes saltaron desde el paso elevado y les cortaron la v¨ªa de escape. Los indocumentados intentaron abrirse camino a pedradas y botellazos, pero fueron reducidos. Durante la inspecci¨®n los polic¨ªas descubrieron que la mitad de la vivienda hab¨ªa sido habilitada como hotel clandestino. En la azotea encontraron, adem¨¢s, 40 colchones.
Los agentes filmaron aquel desag¨¹e humano: un t¨²nel de m¨¢s de 300 metros de largo, por 2,5 de ancho y 3 de alto, que pasa por debajo de 15 edificios y desemboca en una arboleda. Se trata del antiguo cauce de un arroyo. Cuando construyeron sus casas, los vecinos aprovecharon para cementarlo y convertirlo en una especie de paseo subterr¨¢neo. 'Pod¨ªas caminar por ¨¦l como si fueras por la calle', cuenta el inspector Ram¨®n Cavdevilla, jefe de la Unidad Contra las Redes de Inmigraci¨®n y Falsificaci¨®n de Documentos (UNID). 'All¨ª hab¨ªan llegado a ocultar en un s¨®lo d¨ªa a m¨¢s de cien personas, que pagaban hasta 2.000 pesetas diarias'.
La UNID est¨¢ formada por cinco agentes cuya media de edad no supera la treintena. Tres son universitarios. En lo que va de a?o, este grupo ha puesto contra la pared a las mafias de inmigrantes de Ceuta. La operaci¨®n Los escandalosos, como bautizaron con iron¨ªa este trabajo, ha sido el pen¨²ltimo de sus golpes. Cavdevilla est¨¢ orgulloso de sus hombres.
?l les ha formado, y tambi¨¦n les hace trabajar hasta 18 horas diarias. No tiene reparos en revelar el secreto de su ¨¦xito: 'La clave est¨¢ en los informadores. Recordamos que es posible la regularizaci¨®n de los inmigrantes que colaboran para desarticular redes de traficantes. Venimos haci¨¦ndolo desde el a?o pasado. Este precepto no es nuevo. Estaba en la Ley de Extranjer¨ªa antes de que fuera reformada'.
Durante los ¨²ltimos cuatro meses han logrado detener en 13 operaciones a 36 traficantes de personas que ten¨ªan en sus manos a 84 inmigrantes. El perfil de los personajes a los que esta unidad ha colocado las esposas es variado y rompe con el retrato robot cl¨¢sico de los mafiosos que hasta hace poco acosaban esta min¨²scula pen¨ªnsula del Mediterr¨¢neo. El enemigo ya no reside en Marruecos; ahora vive en Espa?a. Sirvan tres ejemplos:
El 8 de enero cayeron un legionario y su esposa que ocultaban en su casa a dos mujeres marroqu¨ªes. Cuando fue detenido, el militar intent¨® justificarse: 'Ya le dije a ella que no lo hiciera, pero quer¨ªa sacar unas pesetas para pagar el colegio de los ni?os'.
El 18 de enero le lleg¨® el turno a una marroqu¨ª con papeles de residencia que pasaba menores a Espa?a haciendo creer a los funcionarios que se trataba de sus hijos. Cobraba 300.000 pesetas por ni?o y fue detenida al pie del trasbordador que cruza el Estrecho. Los chavales que la acompa?aban ingresaron en el centro de Acogida San Antonio. A las pocas horas aparecieron los verdaderos progenitores.
El 25 de enero los agentes detuvieron a 15 personas en un prost¨ªbulo llamado Club 54. De ellas, siete (cuatro marroqu¨ªes y tres espa?oles) formaban parte de una organizaci¨®n que introduc¨ªa en la ciudad a muchachas con la promesa de un buen trabajo. Cavdevilla ofreci¨® papeles a una de las chicas a cambio de su colaboraci¨®n. Tuvo que ocultarla durante un mes porque la mafia la buscaba para cerrarle la boca. 'No lograron encontrarla', dice orgulloso. La muchacha, de 25 a?os, cont¨® que era de Casablanca. En cuanto lleg¨® a Ceuta le quitaron el pasaporte y le explicaron, con una pistola por delante, su verdadero trabajo. Un tipo intent¨® sodomizarla. Ella se resisti¨®, pero el individuo la golpe¨® hasta obligarla a ceder. Luego el proxeneta le dio otra paliza por no haberse comportado d¨®cilmente.
El trabajo de la UNID, sumado al de la Guardia Civil (26 operaciones, 39 detenidos, 65 inmigrantes clandestinos interceptados, 24 veh¨ªculos y dos embarcaciones intervenidas) duplica ampliamente los resultados obtenidos el a?o anterior en la lucha contra las mafias. A pesar de ello, el delegado del Gobierno, Luis Moro, no se da por satisfecho: 'Es un balance aceptable, pero ni mucho menos ideal', declara. Su ambici¨®n es dejar la ciudad aut¨®noma como una patena. Medio millar de guardias civiles, 330 polic¨ªas nacionales y 250 agentes locales -una de las proporciones m¨¢s altas de fuerzas de seguridad por habitante en toda Espa?a- avalan este prop¨®sito.
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