M¨¦xico y sus indios
La aprobaci¨®n final por el Parlamento mexicano de la Ley de Derechos Ind¨ªgenas, sobre la que pivota la pacificaci¨®n de Chiapas, puede convertirse en papel mojado tras la modificaci¨®n de aspectos sustanciales del texto enviado a las C¨¢maras por el presidente Vicente Fox. Los destinatarios impl¨ªcitos de la ley, los rebeldes zapatistas, que hab¨ªan hecho de su integridad condici¨®n b¨¢sica de la reanudaci¨®n del di¨¢logo con el Gobierno, guardan un sepulcral silencio. El Congreso Nacional Ind¨ªgena, que agrupa a la mayor¨ªa del medio centenar largo de etnias del pa¨ªs, anuncia su contundente rechazo y una jornada de movilizaci¨®n para ma?ana.
Las objeciones de numerosos sectores del legislativo al texto original, que recog¨ªa los acuerdos de San Andr¨¦s -firmados entre el Gobierno y la guerrilla en febrero de 1996 y nunca puestos en pr¨¢ctica-, quedaron patentes el mes pasado con ocasi¨®n de la multitudinaria procesi¨®n de los zapatistas a la capital de M¨¦xico desde su feudo en la selva Lacandona. Tras un tenso tira y afloja, una comisi¨®n de diputados escuch¨® las leg¨ªtimas aspiraciones de los indios mexicanos, un 10% de la poblaci¨®n arrojado desde siempre a la cuneta de la historia.
La ley aprobada por el Congreso, con la oposici¨®n del izquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, tras un largo debate y al filo del final del periodo de sesiones, est¨¢ peligrosamente descafeinado. Deja a los diferentes Parlamentos estatales, la mayor¨ªa dominados por el PRI, la interpretaci¨®n del derecho a la autonom¨ªa de los pueblos indios y remite a disposiciones secundarias el desarrollo concreto de puntos que las comunidades ind¨ªgenas consideran fundamentales para sus intereses.
El panorama pol¨ªtico mexicano ha cambiado radicalmente con la elecci¨®n de Fox a la presidencia y el final de 70 a?os de monopolio pri¨ªsta. Este vuelco motiv¨®, entre otras cosas, que los zapatistas entendieran que la insurgencia armada carec¨ªa de sentido y propici¨® su sustituci¨®n por la guerra medi¨¢tica que el subcomandante Marcos ha capitaneado brillantemente. Pero el nuevo Gobierno har¨ªa un flaco favor al pa¨ªs escud¨¢ndose en el indudable avance de que por primera vez el Parlamento haya reconocido un atisbo de dignidad a diez millones de personas. Si la ley indigenista aprobada pretende mediante subterfugios escamotear el disfrute de una justicia elemental, no servir¨¢ para nada. Y la actual sociedad mexicana no est¨¢ para cambios cosm¨¦ticos.
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