Dos mil portugueses arropan a Figo en Bala¨ªdos
La presencia del portugu¨¦s Luis Figo a 30 kil¨®metros escasos de la frontera de su pa¨ªs no pas¨® inadvertida para sus compatriotas. De las 30.000 localidades del viejo estadio vigu¨¦s, 2.000 estuvieron ocupadas por aficionados del otro lado del Mi?o, que se mezclaron con la afici¨®n del Celta por todas las gradas de Bala¨ªdos. Un partido del equipo de Vigo no despertaba semejante inter¨¦s en Portugal desde que el Benfica se enfrent¨® al Celta en la UEFA: 10.000 aficionados presenciaron aquel 7-0, que abri¨® una profunda herida en el equipo de Lisboa.
M¨¢s ruidoso que los hinchas lusos result¨® el grupo de medio centenar de Ultras sur que irrumpi¨® en uno de los fondos con el partido ya iniciado. Provistos de abundantes banderas preconstitucionales y m¨¢s de un s¨ªmbolo nazi, su llegada provoc¨® un altercado que cogi¨® a la polic¨ªa en las nubes: los agentes vigilaban a los Celtarras en el fondo contrario, donde terminaron por cargar. Algo que no se ve¨ªa en Bala¨ªdos desde hace lustros.
La suerte sonri¨® a los aficionados portugueses.Figo no fue uno de los reservados por Vicente del Bosque para el partido de la Liga de Campeones del mi¨¦rcoles frente al Bayern en Munich. Su cruz fue la apat¨ªa con que el ex jugador del Bar?a inici¨® el encuentro. Hasta tal punto estuvo descentrado en los primeros minutos que el encargado de perseguirle, Juanfran, se permiti¨® algunos lujos, como anotar un gol y malgastar un par de oportunidades en apenas un cuarto de hora.
La ruleta de las rotaciones llev¨® al banquillo a cinco de los considerados titulares del Real Madrid, bien resguardados para la Liga de Campeones, aunque de las vacas sagradas, s¨®lo Hierro sali¨® del equipo titular. Del Bosque prefiri¨® que otros habituales como McManaman, Karanka, Guti o Makelele no iniciasen el partido.
Gente como Ra¨²l, Figo, Savio, M¨ªchel Salgado o Roberto Carlos s¨ª iniciaron el choque, que fue particularmente breve para el lateral brasile?o. A los veinte minutos protest¨® una falta, y dos despu¨¦s se llev¨® a Catanha por delante. La rigurosidad del ¨¢rbitro en la primera jugada le oblig¨® a despedirlo al rato, cuando el futbolista del Madrid se vio en la disyuntiva de derribar al delantero o dejarle solo ante Casillas.
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