Blair enfada a las televisiones al acusarlas de provocar trifulcas frente a las c¨¢maras
Los laboristas dicen tener pruebas de que las cadenas se confabularon con los descontentos
La campa?a electoral brit¨¢nica cobr¨® vida la semana pasada con un par de sucesos no incluidos en el gui¨®n del Partido Laborista. En la puerta de un hospital de Birmingham, Sharron Storer, compa?era sentimental de un enfermo de c¨¢ncer, franque¨® el control en torno a Tony Blair para descargar su furia por el precario estado de la sanidad p¨²blica. Sorprendido y humillado, el primer ministro intent¨® tornar la situaci¨®n en su beneficio se?alando los avances durante sus cuatro a?os de Gobierno. Pero la mujer no atend¨ªa a razones y la imagen que dio el primer ministro fue de impotencia frente a un electorado descontento con su gesti¨®n.
No fue el ¨²nico altercado que dej¨® en un segundo plano la difusi¨®n del programa electoral, desvelado por Blair ese mismo d¨ªa. Al anochecer, su lugarteniente, el viceministro John Prescott, respondi¨® con un pu?etazo, directo y con la izquierda, a un granjero que le hab¨ªa lanzado un huevo. El gesto pugilista domin¨® la agenda de los d¨ªas sucesivos y la pol¨¦mica sigue viva.
Las c¨¢maras de televisi¨®n recogieron ambos incidentes y desde entonces est¨¢n atentas a cualquier abucheo a pol¨ªticos en busca de la imagen de la jornada. Pero ahora las televisiones protagonizan las noticias al ser acusadas de orquestrar conatos de violencia entre la gente que sigue la campa?a electoral. 'En las ¨²ltimas 48 horas me han proporcionado pruebas crecientes de que las televisiones han incitado y se han confabulado con los manifestantes en las visitas electorales de altos cargos laboristas', denunci¨® Margaret McDonagh, secretaria general del partido de Blair.
Seguridad de los laboristas
McDonagh acus¨® a tres cadenas brit¨¢nicas, la BBC, ITN y Sky Television, de 'poner en peligro la seguridad de los empleados del Partido Laborista, de los pol¨ªticos y del p¨²blico'. Su alegato se hizo por escrito, en cartas confidenciales a la direcci¨®n de las tres compa?¨ªas, que fueron filtradas a la prensa la noche del lunes. Todas ellas niegan las alusiones y desmienten la existencia de pruebas que sustenten el ataque laborista. 'No colisionamos con nadie en las campa?as. No nos confabulamos con los partidos, ni con los grupos de presi¨®n, ni con los manifestantes. Nuestro trabajo consiste en informar justa y correctamente sobre lo que observamos. Las quejas del Partido Laborista no tienen ninguna base', se?al¨® ayer Richard Tair, responsable de informativos en la cadena privada ITN.
Blair, por su parte, dio ayer la pol¨¦mica por cerrada durante una entrevista radiof¨®nica con la BBC. 'Hay cierta inquietud en temas de seguridad que la secretaria del partido ha comentado en privado con las televisiones. El asunto est¨¢ zanjado', dijo perturbado al observar que los acontecimientos le obligaban a desviarse del mensaje electoral. En las tertulias de radio y televisi¨®n, la conversaci¨®n gir¨® en torno a la pol¨¦mica. Para el veterano laborista Tony Benn no hay camino m¨¢s seguro para lograr la fama que montar ciza?a ante las c¨¢maras.
Los conservadores fueron m¨¢s lejos, al resucitar alusiones sobre el control que el Gobierno ejerce en todas las esferas del poder. 'Ha cruzado la l¨ªnea', denunci¨® Tim Collins, vipresidente tory, sobre la intromisi¨®n de McDonagh, y ha recurrido a 't¨¢cticas tercermundistas en la intimidaci¨®n y abuso de los disidentes'.
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