Volveremos
Existe una actitud ante el mundo que est¨¢ magn¨ªficamente descrita en La soledad del corredor de fondo, una pel¨ªcula dirigida en los a?os sesenta por el brit¨¢nico Tony Richardson. Mucha gente suele agotarse en un sprint por la sencilla raz¨®n de que son incapaces de diferir la gratificaci¨®n, de apostar a largo plazo por aquello que pretenden alcanzar. Ahora bien, la verdadera sabidur¨ªa radica en la dosificaci¨®n, en el equilibrio entre la constancia, el talento y la suerte, en la conciencia de las propias limitaciones... No en vano, la marat¨®n pasa por ser la prueba reina del programa ol¨ªmpico, del deporte en general. El Valencia Club de F¨²tbol (sus directivos, su entrenador, sus jugadores, su afici¨®n) ha optado en los ¨²ltimos a?os por una filosof¨ªa maratoniana. Esa planificaci¨®n paciente ha permitido que el equipo haya vivido una ¨¦poca dorada. Alcanzar en dos ocasiones consecutivas la final de la Copa de Europa y colocarse entre los primeros lugares de la Liga espa?ola de forma habitual significan logros que no tienen precedentes.
Pero el azar de unas finales, donde todo se juega a cara o cruz, ha sido desfavorable para el Valencia y el llanto de rabia de Santiago Ca?izares ser¨¢ durante mucho tiempo la imagen de la desolaci¨®n valencianista. Pero el club cometer¨ªa un grav¨ªsimo error si arrojara la toalla en estos momentos. Ya se sabe que la victoria tiene muchos padres, pero la derrota ninguno. Ahora bien, la afici¨®n valencianista debe recordar que, hace apenas 15 a?os, el equipo hab¨ªa descendido a Segunda Divisi¨®n por primera vez en su historia y que ni los m¨¢s optimistas so?aban entonces con que, una generaci¨®n m¨¢s tarde, el club disputar¨ªa dos finales europeas. Por eso, precisamente ahora, los jugadores necesitan y se merecen que toda una ciudad les grite aquello de Amunt. Si nadie imaginaba que el Valencia Club de F¨²tbol llegar¨ªa a la cima europea, tampoco ser¨ªa descabellado dejarnos llevar por esa fanfarroner¨ªa tan mediterr¨¢nea y proclamar aquello del general Mac Arthur, cuando lo expulsaron de Filipinas y exclam¨®: 'Volveremos'.
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