El consejero vasco de Interior quiere irse para facilitar una nueva etapa en la lucha contra ETA

Las fuentes consultadas no supieron precisar si Javier Balza ha puesto ya en conocimiento de Juan Jos¨¦ Ibarretxe de modo oficial su disposici¨®n a abandonar la cartera de Interior. En cualquier caso, la postura del consejero deja al lehendakari plena libertad para abordar una de las cuestiones m¨¢s espinosas que se le plantean para la formaci¨®n de su nuevo Gobierno. En contra de la aceptaci¨®n de la voluntad de Balza de abandonar el cargo juega la prevenci¨®n de que la renuncia ser¨ªa interpretada en clave de rectificaci¨®n y, por tanto, de reconocimiento de errores en la etapa anterior. Ni Ibarretxe ni el PNV dejar¨ªan que la marcha de Balza hiciera de su persona el chivo expiatorio o la ofrenda reparadora por culpas que, de reconocerse, se consideran colectivas.

As¨ª, la salida de Balza de Interior, m¨¢xime al ser su propio deseo, no ser¨ªa obst¨¢culo para que Ibarretxe le ofreciese continuar en el Gobierno con otras responsabilidades. Javier Balza es un hombre de formaci¨®n jur¨ªdica, licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, que ha hecho toda su carrera en la Administraci¨®n vasca, a la se incorpor¨® en 1981 como letrado del Gobierno. Su dedicaci¨®n m¨¢s intensiva fue la defensa de procedimientos ante el Tribunal Constitucional. Hasta 1998 puede decirse de Balza que fue el guardi¨¢n jur¨ªdico del autogobierno vasco y el negociador de su desarrollo, y que ese discreto papel le gustaba y lo desempe?¨® con eficacia.

Al igual que el propio Ibarretxe, Balza asumi¨® la responsabilidad de pasar al primer plano como consejero de Interior en ¨¦poca de tregua terrorista y sin contar con que la marcha atr¨¢s de ETA y el lento maniobrar de los partidos nacionalistas y el Gobierno le convertir¨ªan en el elemento m¨¢s cuestionado de ¨¦ste. Se le ha acusado de haber desactivado las estructuras de la lucha antiterrorista de la ¨¦poca de Juan Mar¨ªa Atutxa, de no haberse empleado a fondo contra la kale borroka (lucha callejera) durante la tregua de ETA y de ineficacia en la lucha contra la propia organizaci¨®n terrorista despu¨¦s. Su imagen y su tarea han quedado lastradas en conjunto por los errores cometidos y el cuestionamiento sin cuartel al que le sometieron la oposici¨®n, el Gobierno central y los propios sindicatos policiales.

La etapa de Atutxa

La sustituci¨®n de Balza ser¨¢ as¨ª una de las cuestiones m¨¢s delicadas a las que deber¨¢ hacer frente el lehendakari a la hora de formar nuevo Gobierno. No s¨®lo porque su relevo constituir¨ªa una dura decisi¨®n para Ibarretxe, que mantiene una estrecha relaci¨®n personal con su consejero. ?ste ha sido uno de los hombres del n¨²cleo duro de su equipo en los 28 meses de su Gobierno y ambos han compartido antes muchos a?os de trabajo en sinton¨ªa, desde los tiempos en que Ibarretxe era vice lehendakari y Balza su secretario general de R¨¦gimen Jur¨ªdico y Desarrollo Auton¨®mico.

La disposici¨®n del propio Balza a facilitar el relevo y su deseo de dejar la cartera, basado sobre todo en el gran sufrimiento personal que le ha ocasionado, a ¨¦l y a su entorno familiar, el turbulento periodo acabado con las elecciones auton¨®micas del 13 de mayo, facilita la decisi¨®n a Ibarretxe. Pero el lehendakari tendr¨ªa que hacer frente a otra dificultad: la de dar con un candidato con perfil adecuado para la nueva etapa en Interior. Sobre esta cartera crucial se proyectan la previsi¨®n de una ofensiva brutal y continuada de ETA y las palabras del portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, empe?ando todos los recursos y la fuerza de la polic¨ªa auton¨®mica para detener a los asesinos de la organizaci¨®n terrorista y llevarlos ante los jueces. Esas palabras parecen anunciar una fase de lucha decidida contra ETA y la violencia callejera, m¨¢s parecida a los mandatos de Juan Mar¨ªa Atutxa que al iniciado por Balza en la tregua de ETA.

El mundo nacionalista est¨¢ persuadido de que ETA, tras las elecciones del 13 de mayo, se ha embarcado ya, y proseguir¨¢ durante los meses inmediatos, en una ofensiva de gran intensidad, con atentados concentrados en el m¨¢s corto espacio de tiempo posible. 'Si pueden, no nos van a dar tiempo ni de llegar de un funeral a otro, de una manifestaci¨®n a la siguiente', se?al¨® a EL PA?S un miembro de la direcci¨®n nacional (EBB) del PNV. En la memoria est¨¢ el traum¨¢tico verano de 2000 y la persuasi¨®n de que est¨¢n por llegar atentados de una envergadura y repercusi¨®n 'que a¨²n no nos atrevemos ni a imaginar'.