Hague se queda solo en el Partido Conservador en v¨ªsperas de su derrota
L¨ªderes 'tories' critican a su candidato mientras Thatcher denuncia la 'dictadura' de Blair
La ex primera ministra calific¨® de 'dictadura electa' la posible victoria absoluta del laborismo dentro de cinco d¨ªas. En honor a la verdad, Clarke y Patten no se han lanzado contra Hague por sorpresa, pero sus cr¨ªticas han llegado de todos modos al electorado. Las palabras del primero, hoy representante moral de la izquierda del Partido Conservador, llegaron a manos del rotativo The Independent gracias a una cinta grabada el pasado martes durante un debate en su distrito electoral de Nottingham, al que representa desde hace tres d¨¦cadas.
En dicho encuentro, Clarke reniega de un posible Estado federal europeo, pero deja tambi¨¦n muy claro que el futuro del euro no debe entrometerse en la actual campa?a electoral. 'Participo de la opini¨®n de John Major . S¨®lo un refer¨¦ndum resolver¨¢ un problema que divide a laboristas y conservadores por igual', dijo. Unas pocas palabras que pusieron a Hague en evidencia, dado que ¨¦ste ha calificado los pr¨®ximos comicios de 'aut¨¦ntica rev¨¢lida del euro'.
El malestar de Chris Patten fue avanzado por otro rotativo, The Guardian, que aseguraba que el antiguo gobernador de Hong Kong ya no puede aguantar m¨¢s su desd¨¦n hacia William Hague. Por pura educaci¨®n, esperar¨¢ a que haya concluido el recuento de votos del pr¨®ximo 7 de junio para desahogarse. De confirmarse la amplia victoria de los laboristas vaticinada por todos los sondeos de opini¨®n publicados hasta la fecha, Patten piensa denunciar el 'populismo sin gancho' del l¨ªder conservador y el gran error cometido al ignorar los problemas del votante ordinario en favor del prolijo asunto del euro.
?nico consuelo
Golpeado en ambas mejillas por sus propios aliados, Hague tuvo el ¨²nico consuelo de comprobar que su estrategia electoral era compartida por Margaret Thatcher. Una satisfacci¨®n, por otra parte, agridulce. Con su acidez habitual, la antigua dama de hierro, transformada hoy en 'gran dama conservadora', volvi¨® a ganarle terreno advirtiendo a la ciudadan¨ªa de los peligros de una mayor¨ªa absoluta laborista.
'La suya ser¨ªa una dictadura electa que les permitir¨ªa despojar al Reino Unido de su soberan¨ªa y echarse en manos de Bruselas. Una forma inconcebible de patriotismo', aseguraba Thatcher desde las p¨¢ginas de The Daily Telegraph. Amante tambi¨¦n de las buenas frases, Hague s¨®lo pudo ratificar los riesgos de una victoria abrumadora del mismo partido que, seg¨²n ¨¦l, 'ha roto sus anteriores promesas electorales y encima pide m¨¢s tiempo en el poder'. Un comentario t¨ªpico de las campa?as electorales que no sirvi¨® para taponar las grietas internas de nuevo visibles en el Partido Conservador. Encantado con los problemas de sus rivales, Tony Blair abraz¨® m¨¢s fuerte que nunca la reforma de la sanidad p¨²blica que sigue prometiendo; Charles Kennedy, candidato liberal dem¨®crata, aprovech¨®, por su parte, el mal momento de Hague para presentarse como la 'verdadera oposici¨®n: compacta, con las ideas claras y dispuesta a colaborar en la mejora del pa¨ªs'. Otra frase electoral cl¨¢sica que esta vez son¨® muy oportuna.
Y por si Hague tuviera pocos problemas, el prestigioso semanario The Economist pidi¨® el voto para Tony Blair por ser el '¨²nico conservador cre¨ªble que est¨¢ disponible'. La v¨ªspera, Michael Portillo, n¨²mero dos de los tories en la campa?a y posible sucesor de Hague, se distanci¨® de las declaraciones de Thatcher y asegur¨® que ella no habla en nombre del partido.
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