El gran desaf¨ªo del Ej¨¦rcito espa?ol
Mandos de las Fuerzas Armadas lamentan la escasez de medios con que se pretende que la reci¨¦n creada tropa profesional funcione a la altura de sus aliados de la OTAN
Los vigilantes privados que el Ministerio de Defensa ha contratado para custodiar ciertas dependencias militares son s¨®lo la cara m¨¢s visible de las transformaciones que a marchas forzadas est¨¢ sufriendo el Ej¨¦rcito espa?ol.
Los otros cambios, los m¨¢s profundos, se dirimen de puertas adentro y s¨®lo la garant¨ªa de no revelar los nombres de quienes las comentan puede ofrecernos una idea de lo que est¨¢ sucediendo realmente en los cuarteles.
'Ocurre que la c¨²pula militar quiere presumir en el extranjero ante sus socios de la OTAN. Los camiones nuevos van a Kosovo para que se vean. Los otros, aqu¨ª', comenta un coronel de Tierra. 'La c¨²pula est¨¢ obsesionada con enviar ingenieros a las operaciones de la OTAN. Pero yo me tengo que ocupar de que las taquillas de mis soldados, aqu¨ª en la Pen¨ªnsula, est¨¦n en buenas condiciones. Queremos presumir delante de nuestros aliados, pero no tenemos ni los medios ni el dinero. Se privilegia a las unidades de maniobra, al Mar y al Aire, a costa de relegar a los de Tierra', se?ala un coronel de Tierra.
'Hace 15 a?os yo arengaba a mis soldados sobre el honor, el privilegio de defender la patria... Ahora, ante todo, les doy las gracias por venir'
'Yo eso no lo veo mal', aduce un delegado provincial de Defensa. '?Realmente es necesaria una Academia de Caballer¨ªa en Valladolid? Todo porque siempre ha habido all¨ª la tradici¨®n de la academia. Que no me cuenten batallitas antiguas'.
Sean antiguas o modernas las batallas, el Ej¨¦rcito espa?ol sigue sin ser moderno, a tenor del citado coronel de Tierra. 'Por m¨¢s que queramos, seguimos llevando 40 a?os de retraso con los fundadores de la OTAN. Y corremos el riesgo de ser los onderos mallorquines que los romanos llevaban a modo de escudo a la primera l¨ªnea del frente'.
Los soldados precisos y la m¨¢xima eficacia. ?se es, en teor¨ªa, el Ej¨¦rcito al que se aspira. 'En vez de 200.000 soldados desganados que vienen de reemplazo cada nueve meses, es preferible contar con 75.000 profesionales que van a estar como m¨ªnimo dos a?os con nosotros. Prefiero comprarme un BMW antes que cuatro Seat Panda', explica el capit¨¢n de una unidad antia¨¦rea de Tierra.
Para ese modelo de Ej¨¦rcito, la econom¨ªa es un valor en alza. 'Si hubiese un conflicto en Ceuta y Melilla', explica un coronel de Tierra, 'el Ej¨¦rcito no tendr¨ªa buques para transportar a los soldados de Tierra. La gente de fuera se r¨ªe y te dice: 'Entonces, ?qu¨¦? ?Tendr¨ªais que acudir a Trasmediterr¨¢nea y esperar al ferry de las nueve? Bueno, pues habr¨ªa que recurrir al transporte civil. El hecho decisivo fue la guerra de las Malvinas. Los ingleses transportaban a sus tropas en transatl¨¢nticos civiles. Y hoy nuestros soldados acuden a maniobras en Turqu¨ªa con Iberia. ?Pero d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite? Porque tambi¨¦n puede resultar m¨¢s barato un director de empresa que un coronel'.
El director de empresa podr¨ªa adolecer de motivaci¨®n patri¨®tica. ?Pero qui¨¦n la tiene ahora? 'Hace quince a?os', comenta el citado coronel del Ej¨¦rcito de Tierra, 'yo arengaba a mis soldados habl¨¢ndoles del orgullo, el honor, el gran privilegio que para ellos deb¨ªa entra?ar servir a la patria. No me daba cuenta de que a lo mejor a esos chavales les est¨¢bamos jodiendo un contrato fijo. Ahora el lenguaje que utilizo es totalmente distinto: 'Muchas gracias por venir, porque pod¨ªais no haber venido; espero que vuestra estancia aqu¨ª sea plancentera'. Y en vez de patria les hablo del Estado espa?ol, y les explico que el material que usan lo pagan sus padres con los impuestos y hay que darles buen uso'.
Grandes diferencias: ya no se habla en los cuarteles ni del talego, ni del calabozo porque no los hay. Los barracones son residencias. Las letrinas se llaman ba?os y los limpian empresas contratadas. Los sargentos al estilo de Juan Carlos Miravete, el que mat¨® a un soldado en la cantina bajo los efectos del alcohol, son una especie a extinguir, la comida es m¨¢s que aceptable y el dinero est¨¢ mejor controlado. Hay muchas diferencias, pero no todas son para mejor.
'De la mujer del general que mandaba al recluta a la compra hemos pasado a unos cuarteles donde falta gente y dinero. A ning¨²n pol¨ªtico parece importarle porque saben que si nos aumentan el presupuesto descienden los votos', razona un teniente coronel del Aire.
El Ej¨¦rcito que se encontraron los socialistas en 1981 contaba con 328.000 hombres. Despu¨¦s de diez a?os, aquel cuerpo obeso y torpe de movimientos, que se hab¨ªa preparado a marchas forzadas para ingresar en la OTAN, corri¨® hacia la profesionalizaci¨®n, sigui¨® corriendo hacia los nuevos modelos de ej¨¦rcito internacional, logr¨® que 41.000 efectivos participaran en misiones humanitarias, pero en el camino se fue quedando con el peso fam¨¦lico que ahora ni siquiera el Ministerio de Defensa trata de disimular: 110.000 hombres y 30.000 mujeres. Falta m¨²sculo.
'Hace dos a?os', se?ala el diputado socialista Jordi Marsal, 'hubo un debate sobre c¨®mo suprimir el servicio obligatorio, pero no hubo uno sobre qu¨¦ tipo de profesionales queremos. Y se est¨¢ haciendo a golpe de improvisaci¨®n. Estamos en un momento cr¨ªtico. Seg¨²n qu¨¦ decisiones se tomen ahora, sabremos qu¨¦ Fuerzas Armadas vamos a tener'.
'De momento, la gente se nos va', comenta un delegado provincial de Defensa. El a?o pasado, 5.347 soldados profesionales decidieron rescindir su contrato con el Ej¨¦rcito. La estancia media de los soldados profesionales se sit¨²a entre los tres y los cinco a?os. Pocos aguantan m¨¢s.
Los soldados consultados que rescindieron sus contratos alegaron una causa semejante en su ruptura con el Ej¨¦rcito: no encontraron lo que esperaban: ni maquinaria refinada, ni deportes, ni aventura, ni formaci¨®n; s¨®lo guardias, rutina y garita.
'Todav¨ªa hay muchos mandos que no se acaban de creer el nuevo modelo y siguen viendo a los soldados como si fueran de reemplazo, incluso peor, porque piensan que al venir voluntarios aguantan m¨¢s', sentencia Francisco Casta?¨®n, director de la Oficina del Defensor del Soldado.
'Falta imaginaci¨®n para atraer soldados', reconoce un delegado provincial. 'Y muchas veces nos faltan buenos modos, tacto, para tratar a la tropa. Yo veo a¨²n eso de decir a las siete de la tarde, cuando llegue un cami¨®n: 'Que se queden estos cinco soldados para descargarlo'. No, perdone, hay que respetarles su horario. Empezamos a tener soldados casados. He vivido casos de soldados a los que no se les ayudaba a hacer los ex¨¢menes. Son detalles de respeto a la persona'.
Defensa pretende contar para el a?o 2014 con 102.000 soldados, 27.500 suboficiales y 20.500 oficiales. Pero, ?c¨®mo, si el sueldo de un soldado es de 101.000 pesetas, y el de un cabo, de 106.000?
'Yo hablo cada semana con soldados que rescinden su contrato con el Ej¨¦rcito', comenta el citado delegado. 'Y el sueldo, las cien mil pesetas que reciben, no les quema tanto como la frustraci¨®n de estar en un sitio donde est¨¢n perdiendo el tiempo. Saben que si siguen con nosotros corren el riesgo de encontrarse a los 35 a?os buscando trabajo y sin formaci¨®n alguna. Hay soldados que llevan cinco a?os y a¨²n les est¨¢n ense?ando lo del primer a?o. Insisto: falta imaginaci¨®n. Que cada cuartel llegue a acuerdos con el instituto de FP m¨¢s cercano. Al que tenga COU le ayudar¨¦ a acabar la selectividad, el que no tenga nada, un curso del Inem'.
'Durante muchos a?os se ha pensado en c¨®mo traer a la gente, pero no en c¨®mo sacarla, c¨®mo darles salidas', se?ala un coronel de Tierra.
'Hay colas de empresas esperando a que los buzos de combate que formamos nosotros en Zaragoza se licencien para ofrecerles sueldos de 450.000 pesetas al mes. Pero eso no me preocupa. Ese t¨ªo le va a dar buena imagen al Ej¨¦rcito, est¨¢ cualificado y con trabajo', apostilla el delegado provincial.
'Al que hay que procurarle alg¨²n tipo de concierto con empresas privadas de seguridad es al tipo que dice: yo estuve diez a?os en el Ej¨¦rcito, me tiraron en un monte quince d¨ªas y logr¨¦ sobrevivir, cac¨¦ un conejo, lo pel¨¦ y me lo com¨ª crudo'. Y le preguntan: 'Bueno, s¨ª, pero, ?de Word Perfect, qu¨¦ tal andas?', se?ala el coronel.
'En Francia', arguye el delegado, 'cuando un soldado dice que no va a continuar, el ¨²ltimo mes lo dan por perdido y lo mandan a unos centros con ex¨¢menes psicot¨¦cnicos, cursos intensivos de formaci¨®n... Se trata de prepararlos para salir al mercado laboral. Pero eso aqu¨ª a¨²n no ha llegado.'
'Lo hagamos bien o no', sentencia el citado coronel de Tierra, 'la milicia sigue siendo una profesi¨®n de hombres honrados. Y los oficiales espa?oles habr¨¢n de tener muy claro cu¨¢l es nuestra posici¨®n en el mundo y saber que no somos due?os de nuestro destino. A partir de ah¨ª, hacerlo lo mejor posible'.
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