Al 'cole' con 'Els segadors'
?C¨®mo es posible que se parezcan tanto a s¨ª mismos? ?O no me dir¨¢n que, conocedores de las trampas ret¨®ricas del pujolismo, lo de estos d¨ªas no era previsible? A pesar de que una tiende a creer que cada vez les resulta m¨¢s dif¨ªcil encontrar divertimentos sostenibles, hay que reconocer que lo de Els segadors llega al virtuosismo. ?Qu¨¦ debate est¨¦tico pod¨ªamos encontrar m¨¢s lleno de vac¨ªo absoluto y, sin embargo, m¨¢s cargado de pasi¨®n que el debate sobre el himno nacional? Y si encima la trifulca dial¨¦ctica, con atrezzo mesetario, tiene la rara oportunidad de situarse en medio de una semana cargadita de sospechas y esc¨¢ndalos, la cosa llega a categor¨ªa profesional. S¨ª se?or, eso debe de ser, nuestros amos de la finca son unos profesionales de la virtualidad, unos aut¨¦nticos virtuosos en la t¨¦cnica de hacer vibrar las cuerdas m¨¢s sensibleras, premodernas y ahist¨®ricas de nuestro viol¨ªn nacional. ?Esc¨¢ndalo en Turismo?, ?caso Pallerols?, ?n¨®mina p¨²blica de amigos, familiares, allegados y sus limusinas y ¨¢gapes correspondientes?, ?caso Ol¨¨?: ?qu¨¦ pu?eta! A golpe de Els segadors exorcizamos la bicha, que ya se sabe que el pueblo que canta unido sus males espanta. ?Oportunismo?, ?maniobra de distracci¨®n? Por favor, eso ser¨ªa considerarles unos aprendices y ellos ya han culminado el master de ilusionismo. Lo suyo no es distracci¨®n, lo suyo es creaci¨®n paralela de toda una realidad virtual que, a golpe de constancia, casi consigue sustituir a la verdadera.
?Lo peor? Para algunos de nosotros lo peor es lo inc¨®modos que nos dejan estos se?ores a los que realmente nos creemos cuatro cosas, que todas han sido de una manera u otra pervertidas. Por ejemplo, hablemos del himno. En condiciones normales estoy a favor de su conocimiento. Primero, porque cultivar la memoria me parece un ejercicio de salud colectiva y en eso milito en el partido de Raimon: 'Qui perd els or¨ªgens...'. Segundo, porque si mi hijo se sabe a la perfecci¨®n el himno de Pok¨¦mon y se ha convertido en un compulsivo recitador de 'la raja de tu falda', la verdad es que un poco de Els segadors, aunque sea para situarse en el mapa, tampoco est¨¢ tan mal. Y adem¨¢s, Els segadors son un s¨ªmbolo hist¨®ricamente limpio: forman parte de la cultura democr¨¢tica de este pa¨ªs y su entonaci¨®n colectiva, en momentos hist¨®ricos de agresi¨®n, siempre ha tenido car¨¢cter de resistencia pac¨ªfica y democr¨¢tica. S¨ªmbolo, pues, de la defensa tanto de los derechos individuales como de los colectivos, y dejando al margen su guerrera letra, su simbolog¨ªa moderna es reivindicable y hasta noble. ?sa es la diferencia clave con alg¨²n otro himno que corre por ah¨ª y cuya letra, inventada por el inenarrable Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n en las ¨¦pocas m¨¢s gloriosas de la gloria franquista, quedar¨ªa realmente bonita en la boquita de pi?¨®n de la ministra castelar... Para decirlo en plata: con el himno de Espa?a a toque marcial han fusilado mucho en este territorio, y a menudo las v¨ªctimas cantaban a su vez el himno catal¨¢n. Esa diferencia es tan notable, tan tajante, que s¨®lo ello habr¨ªa sido m¨¢s que suficiente para insuflar un poquito de pudor a Pilar del Castillo cuando le da por hacer seg¨²n qu¨¦ odiosas comparaciones...
Lo veo as¨ª. Pero claro, de golpe nace la pol¨¦mica, y tal como nace, y para lo que nace, una se da cuenta de que el nivel de manipulaci¨®n llega a extremos altamente bochornosos. As¨ª ha sido siempre el pujolismo: nunca ha querido reivindicar la memoria hist¨®rica -especialmente la sindicalista, libertaria, roja, republicana...-, pero ha usado y ha abusado de la manipulaci¨®n de la historia. Y ello no es una contradicci¨®n in terminis, sino todo lo contrario: cuanto m¨¢s desconocimiento de la historia, m¨¢s f¨¢cilmente es apropiable... Tampoco ha tenido nunca inter¨¦s en compartir la simbolog¨ªa colectiva, pero ha patrimonializado los s¨ªmbolos hasta tal punto que los ha hecho antip¨¢ticos para amplios sectores de ese mismo colectivo. Y al no vivirlos con pulcra normalidad, sino como una arma arrojadiza permanentemente activada, lista para usos varios, ahora tapo un esc¨¢ndalo, ma?ana me hago perdonar una amistad peligrosa, pasado lavo un trapo sucio..., los s¨ªmbolos se han convertido en un debate agrio, histerizante, en absoluto compartido. As¨ª pues, la apropiaci¨®n durante a?os y el uso indebido, lejos de normalizar la simbolog¨ªa catalana, la han hecho traum¨¢tica. Vuelvo a Els segadors: ?han tardado 21 a?os en pensar que quiz¨¢ no estar¨ªa mal conocer su letra? Y un tema sensible como ¨¦ste, ?puede nacer de la voluntad unilateral, casi chulesca, de un gobierno, al margen de consensos, parlamentos y pactos? Por otra parte, ?se puede abrir un debate sobre esencias y simbolog¨ªa justo cuando el Gobierno en peso est¨¢ dedicado a la noble profesi¨®n de fontanero, tapando apresuradamente todas las v¨ªas de agua que se le abren bajo los despachos? Puix tenim Pallerols i Ol¨¨, Ol¨¨, D¨¦u nos doni bona veu per cantar...
Ser¨ªa hasta rid¨ªculo si no fuera por el da?o que hacen a lo que dicen defender. La apropiaci¨®n, el desprecio al consenso, el uso perverso de la materia sensible que es la simbolog¨ªa y, sobre todo, la falta de escr¨²pulos para convertir todo lo catal¨¢n en una eficaz cortina de humo que intenta tapar sus abundantes miserias pervierten seriamente lo que tendr¨ªa que ser el legado com¨²n, el com¨²n escenario. Y es entonces cuando lo simb¨®lico se tensa, se pierde la complicidad y, sobrecargado de intereses, se convierte en objeto de trifulca de barrio. Que ni a categor¨ªa nacional llegan algunas pol¨¦micas, por solemnes que sean, cuando nacen de tan abajo...
Rahola@hotmail.com
Pilar Rahola es escritora y periodista.
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