Cumplir los acuerdos de Kioto le costar¨¢ a la UE 615.000 millones de pesetas al a?o

Los acuerdos de Kioto obligan a la UE a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 8% en el plazo 2010-2012 con respecto a los niveles de emisi¨®n de 1990. Tal compromiso supone reducir en 340 millones de toneladas de di¨®xido de carbono (CO2) equivalente(medida de los seis gases de efecto invernadero regulados en el Protocolo tomando como base el di¨®xido de carbono)las emisiones europeas y, seg¨²n los ¨²ltimos c¨¢lculos de los expertos, cada tonelada de menos que se emita cuesta un m¨¢ximo de 20 euros. De ah¨ª el resultado de los 615.000 millones de pesetas anuales; una factura que podr¨ªa ser a¨²n menor y que, en todo caso, supone el 0,06% del PIB comunitario.

'El mensaje clave de nuestro ¨²ltimo an¨¢lisis', dijo ayer la comisaria europea de Medio Ambiente, Margot Wallstr?m, 'es que la UE puede lograr su objetivo de Kioto con unas medidas que no son muy caras y que el potencial t¨¦cnico es el doble de lo que se necesita para lograr Kioto'.

Estas afirmaciones contrastan con los ¨²ltimos datos aportados por la Agencia Europea de Medio Ambiente, que conclu¨ªan que la UE ha disminuido sus emisiones en un 4% respecto a 1990, pero que en 2010 esa reducci¨®n ser¨¢ s¨®lo del 1%. A este respecto, Wallstr?m mostr¨® una opini¨®n posibilista: 'Quiz¨¢ este potencial no pueda lograrse a corto plazo, pero si aplicamos las medidas ya previstas y las que estamos planificando, conseguiremos cumplir con Kioto'.

Para Espa?a, el cumplimiento del Protocolo de Kioto implica no aumentar sus emisiones m¨¢s de un 15% respecto al nivel de 1990, pero actualmente ese aumento de contaminaci¨®n por gases de efecto invernadero est¨¢ ya muy por encima del 20%.

Competitividad

Los an¨¢lisis de la Comisi¨®n Europea vienen a demostrar que cumplir con Kioto no va a suponer una p¨¦rdida de competitividad de las empresas europeas, sino m¨¢s bien lo contrario a largo plazo. As¨ª lo expres¨® una experta del departamento de Medio Ambiente: 'Hay que tener en cuenta esa inquietud de la industria, pero creemos que no tendr¨¢ un efecto negativo, m¨¢s bien al contrario. Si las empresas no adaptan su tecnolog¨ªa, se pueden quedar atr¨¢s, lo que ocurrir¨¢ a largo plazo. Incluso los estadounidenses reconocen que el cambio clim¨¢tico es una realidad y que hay que reaccionar; lo mejor es hacerlo cuanto antes. As¨ª que Kioto es un motor determinante para la industria para hacer un uso de la energ¨ªa m¨¢s eficiente y desarrollar otras, como las renovables'. Esta misma l¨ªnea argumental es la que defiende el director de la Agencia Europea de Medio Ambiente, Domingo Jim¨¦nez-Beltr¨¢n, que aseguraba recientemente en la presentaci¨®n del informe anual de su departamento que los modos de producci¨®n de Estados Unidos, derrochadores de energ¨ªa, corren el riesgo de quedar obsoletos a largo plazo.

El plan de acci¨®n medioambiental que la Uni¨®n Europea lanzar¨¢ este fin de semana en el Consejo Europeo de Gotemburgo (Suecia), al que est¨¢ invitado el presidente estadounidense George Bush, incluye importantes medidas para seguir en el camino de Kioto. Una de las propuestas m¨¢s innovadoras es la retirada progresiva de las subvenciones al carb¨®n. Tambi¨¦n se prev¨¦n nuevas normas medioambientales tendentes a reducir las emisiones, y antes de la reuni¨®n mundial sobre cambio clim¨¢tico de mediados de julio en Bonn, la UE desarrollar¨¢ en Bruselas una sesi¨®n sobre este asunto.

En todo caso, Bruselas parece haber dejado de acariciar la idea de conseguir que Estados Unidos vuelva al redil de Kioto. La propuesta de Bush de financiar nuevos macroestudios sobre el cambio clim¨¢tico fue recibida ayer con frialdad y escepticismo en el Ejecutivo europeo.

Desconfianza

'No tengo nada en contra de esos compromisos voluntarios', dijo Wallstr?m, 'pero no s¨¦ si se puede confiar en ellos. La fuerza de Kioto reside precisamente en que fija plazos y compromisos cuantificados que se van midiendo al cabo del tiempo. En cualquier caso, Europa debe demostrar que no s¨®lo habla de Kioto, sino que lo pone en pr¨¢ctica sin hacer peligrar su bienestar econ¨®mico. Espero que estos resultados alienten al Consejo de Gotemburgo a reiterar el compromiso europeo de Kioto, aunque EE UU se retire de este proceso. Est¨¢ en juego nuestra propia credibilidad'. Romano Prodi se felicit¨® de que la presidencia sueca (de turno este semestre) haya fijado el desarrollo sostenible como prioridad de su mandato y asegur¨® que va a ser el centro del resto de las pol¨ªticas comunitarias obligando a revisar desde las pol¨ªticas de pesca hasta las de agricultura y transportes. 'Este objetivo debe impregnar toda la pol¨ªtica sectorial', concluy¨® Prodi.