Con la m¨²sica a otra parte
A otra parte, o m¨¢s bien a todas partes. Ya est¨¢ aqu¨ª el verano, y con ¨¦l, la m¨²sica vuelve a reproducir sus ritos viajeros. Es el momento de los festivales, un fen¨®meno en expansi¨®n frente a la crisis de los discos, como teorizaba Peter Kupfer en el editorial del ¨²ltimo n¨²mero de la revista Festspiele. Los motivos del crecimiento del atractivo de los festivales son dif¨ªciles de precisar, sobre todo al estar en proceso de cambio las motivaciones que mueven a un considerable sector de visitantes. Lo que est¨¢ claro es que las razones exclusivamente musicales est¨¢n perdiendo una parte de su protagonismo frente a las tur¨ªsticas en un sentido cultural amplio. En ese sentido es significativo que una revista especializada como la inglesa Opera dedique, en su n¨²mero especial de este a?o sobre festivales, un amplio art¨ªculo de Rodney Milnes a lo que hay que visitar en el terreno art¨ªstico desde cada ubicaci¨®n, con rutas a partir de Salzburgo, Bayreuth, Edimburgo, Pesaro o M¨²nich, entre otros lugares, haciendo una excepci¨®n solamente para Aix-en-Provence, donde la propia atm¨®sfera de la ciudad provenzal predispone a abandonarse al paso del tiempo, sin ning¨²n tipo de desplazamientos. En otras publicaciones se a?aden, adem¨¢s, restaurantes recomendados en las cercan¨ªas de las sedes festivaleras. Lo cierto es que la dimensi¨®n dionisiaca, o simplemente terrenal, va ganando terreno a?o a a?o. Lo ef¨ªmero de la m¨²sica y lo ef¨ªmero de la gastronom¨ªa no parecen formar, en cualquier caso, una mala pareja.
Los motivos del crecimiento del atractivo de los festivales son dif¨ªciles de precisar, sobre todo al estar en proceso de cambio las motivaciones que mueven a un considerable sector de visitantes
Adem¨¢s de clasificaciones anuales sobre los mejores cantantes, directores de escena o maestros musicales, la citada revista Festspiele elabora varias listas con los festivales m¨¢s importantes. La principal estaba encabezada el a?o pasado por el de Salzburgo, al que le segu¨ªan los de Bayreuth y Glyndebourne; la que hac¨ªa referencia a los festivales al aire libre ten¨ªa en Verona y Bregenz sus puntos m¨¢s altos, y la que destacaba el grado de identificaci¨®n con la naturaleza propon¨ªa la Schubertiade de Schwarzenberg. Estas listas son todo lo discutibles que se quiera, e incluso un poco fr¨ªvolas, pero ah¨ª est¨¢n. De los festivales espa?oles ¨²nicamente era mencionado, en d¨¦cimo lugar, el de Peralada en la modalidad de aire libre.
Dos festivales espa?oles celebran este a?o su edici¨®n n¨²mero 50. El de Granada comienza ma?ana, y el de Santander, en agosto. El compositor Alfredo Aracil se despide como director del festival granadino, dejando una programaci¨®n que es la quintaesencia de su finura de pensamiento, una concepci¨®n de la cultura entendida como un crisol, en el que conviven memoria y deseo, espacios y tiempo o, ci?¨¦ndonos a lo anunciado, la m¨²sica andalus¨ª en el Corral del Carb¨®n, o los trasnoches flamencos con la m¨²sica electroac¨²stica en el Planetario. Pocos lugares son tan fascinantes como Granada para acoger un festival. Y los de Festspiele, sin enterarse.
De los festivales veraniegos espa?oles destaca como hecho puntual la escenificaci¨®n el 21 de julio en Peralada de La casa de Bernarda Alba, de A. Reimann, menos de un a?o despu¨¦s de su estreno mundial en M¨²nich. Tambi¨¦n, si se considera como festival de verano el del Real, es de especial inter¨¦s la nueva visita de la Deutsche Staatsoper de Berl¨ªn, con Daniel Barenboim al frente. Vienen con Los maestros cantores, de Wagner (una ¨®pera que, por cierto, se estren¨® en M¨²nich en 1868 un d¨ªa tal como hoy), y Fidelio, de Beethoven.
Los festivales son para el verano; las lecturas, tambi¨¦n. Al menos una manera de acercarse a ellas. En pleno fervor wagneriano madrile?o, ?ngel-Fernando Mayo ha sacado al mercado la segunda edici¨®n, corregida y aumentada, de su libro dedicado al compositor de Parsifal en Pen¨ªnsula. No tiene desperdicio. M¨¢s libros, tanto para los que no viajan como para los que s¨ª lo hacen. Pen¨ªnsula insiste en nuevas gu¨ªas, con Strauss y Stravinski, de la mano de Enrique P¨¦rez Adri¨¢n y Santiago Mart¨ªn Berm¨²dez, respectivamente. Dos extraordinarios vol¨²menes sobre autores vivos son Agust¨ªn Gonz¨¢lez Acilu. La est¨¦tica de la tensi¨®n, de Marta Cureses (ICCMU), y Joan Guinjoan, testimonio de un m¨²sico, en una cuidada edici¨®n de Jos¨¦ Luis Garc¨ªa del Busto (SGAE). Y a¨²n hay un par de lecturas estimulantes ligadas a temas musicales para los claros de luna. Una de ellas, El humor en la m¨²sica. Broma, parodia e iron¨ªa (Reichenberger), tiene como autor al compositor catal¨¢n Benet Casablancas; la otra, Los ballets Russes de Diaghilev y Espa?a, recoge, entre otros documentos, las actas del congreso que tuvo lugar en Granada en 1989, dentro del Festival de M¨²sica y Danza, en una edici¨®n impecable de Yvan Nommick y Antonio ?lvarez Ca?ibano (Archivo Manuel de Falla-INAEM). ?Con la m¨²sica a otra parte o con la m¨²sica en casa? Ustedes eligen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.