'Speedy Gonz¨¢lez' se diploma
El corredor del Kelme que desafi¨® en solitario a belgas y holandeses, aclamado como un h¨¦roe en la meta
Sangre fr¨ªa. Fuerza. C¨¢lculo. Dekker, especialista en etapas del Tour, y Knaven, ganador de la ¨²ltima Par¨ªs-Roubaix, dos holandeses de diferente equipo, atacan a sus compa?eros de escapada a 24 kil¨®metros de la llegada. Detr¨¢s, Aitor Gonz¨¢lez, con el esp¨ªa belga Wauters, del Rabobank como Dekker, a su rueda, se lanza a su caza. No una marcha desenfrenada. M¨¢s bien medida. Sin poner el coraz¨®n en rojo. Como un rodador sabio all¨ª, debajo de la lluvia, a s¨®lo 16? de temperatura, con belgas y holandeses, uno m¨¢s entre ellos. A cinco kil¨®metros de la meta, alcanza a la pareja. Toca jugarse la victoria. Tres contra uno, pues Knaven hace causa com¨²n con sus paisanos. Un ataque de Wauters, una contra de Aitor. Salta Dekker a remachar y de nuevo Gonz¨¢lez a por ¨¦l. Knaven, de espectador. Una, dos, tres, cuatro, cinco, hasta ocho veces. 'Y en el sprint, igual', cuenta, derrotado, el ciclista del Kelme, 'en cuanto me pon¨ªa a la rueda de un Rabobank e intentaba superarle, el otro me cerraba contra la valla, para obligarme a salir por fuera. As¨ª que tuve que lanzar el sprint largo y perderlo. Si hubiera habido algo de cuesta...'.
Nada m¨¢s terminar la etapa, en medio del diluvio, Gianni Mura, enviado especial de La Repubblica al Tour, llam¨® por tel¨¦fono a Alfredo Martini, sabio entre los sabios, director t¨¦cnico del ciclismo italiano durante d¨¦cadas. 'Estoy impresionado', le dijo Martini. 'Gonz¨¢lez ha estado soberbio. Es un corredor extraordinario. Para m¨ª, ha sido el ganador de la etapa'. No era el viejo Martini el ¨²nico que pensaba as¨ª. El ganador de la etapa, el h¨¢bil Dekker, el mismo holand¨¦s que gan¨® tres en el Tour 2000, le bautiz¨® inmediatamente Speedy Gonz¨¢lez. 'Por su potencia, velocidad y coraje'. Y cuando el propio Aitor Gonz¨¢lez iba andando hacia el autob¨²s de su equipo, cont¨¢ndole su vida a los periodistas -'Tengo 27 a?os. Nac¨ª en Zumarraga, Guip¨²zcoa, pero cuando ten¨ªa 12 a?os mis padres se fueron a trabajar a Alicante, y all¨ª vivo...'-, a veces era dif¨ªcil o¨ªrle: los aficionados que abr¨ªan estrecho pasillo a su paso se pon¨ªan a aplaudir y a vitorearle. 'Pero no he ganado. En mi primer Tour, en mi primera oportunidad, he dejado pasar la ocasi¨®n, no s¨¦ c¨®mo sentirme'.
Aitor Gonz¨¢lez, el ¨²ltimo espa?ol que se diploma en el Tour, que se da a conocer a la gran afici¨®n en la carrera francesa, no es un don nadie a quien le suena la flauta un d¨ªa. Es un corredor con condiciones y ambicioso. Un tipo mediano de talla, tirando a bajo (1,73 metros), y potente de peso, casi 66 kilos. Agresivo. Atacante siempre. Magn¨ªfico contrarrelojista y nada desde?able escalador, o al menos en etapas de media monta?a. Ganador de la Vuelta a Murcia de este a?o. Puestos de honor en la Volta, Crit¨¦rium Internacional. Es de los pocos del Kelme que esta temporada ya tuvo su pico de forma, en marzo. Llega m¨¢s gastado.
Un hombre insatisfecho este Tour. 'En el pr¨®logo estaba tan nervioso que me miraba el puls¨®metro y ve¨ªa que sub¨ªa muy bien, hasta 195 pulsaciones por minuto, pero notaba las piernas vac¨ªas, los m¨²sculos sin fuerzas. Evidentemente, llevaba 15 latidos de m¨¢s por los nervios. Eran 195 pulsaciones falsas', cuenta. 'Y como este Tour no me noto bien y no me gusta que piensen que no hago nada, me he metido en la escapada. Me he dado la gran paliza, pero de algo habr¨¢ valido'. Mientras Gonz¨¢lez hablaba, no paraba de temblar. De fr¨ªo. Tambi¨¦n por los nervios. Tampoco par¨® de sonre¨ªr. Se acababa de diplomar en el Tour.
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