Asesinos natos
La amenaza general y permanente de ETA, acrecentada tras las elecciones auton¨®micas del 13 de mayo en el Pa¨ªs Vasco, muestra el sinsentido de la presunta pol¨¦mica sobre el grado de prioridad que debe darse desde el Estado y desde el Gobierno vasco a la lucha contra la banda terrorista. Una y otra vez los hechos demuestran que esa prioridad debe ser total y absoluta, en proporci¨®n a la gravedad de la amenaza, y no puede supeditarse a ning¨²n otro objetivo, por leg¨ªtimo que sea.
ETA intent¨® ayer colapsar el aeropuerto de M¨¢laga, una de las principales puertas de acceso tur¨ªstico de nuestro pa¨ªs, con un coche bomba estacionado en el aparcamiento con una carga explosiva de al menos 50 kilos. Siguiendo el camino ya trazado recientemente en Aluche, donde se cobr¨® la vida de un polic¨ªa, tambi¨¦n esta vez los asesinos dieron aviso previo de la colocaci¨®n del artefacto, con toda suerte de datos sobre el veh¨ªculo y su ubicaci¨®n exacta. Por suerte, la explosi¨®n no se produjo en el momento anunciado y los artificieros policiales consiguieron desactivar la bomba con evidente riesgo personal. Evitaron as¨ª el enorme destrozo que hubiera causado en el aeropuerto y poner a disposici¨®n de la polic¨ªa las huellas que los terroristas hayan dejado en el coche.
El atentado de M¨¢laga viene a confirmar -por si hiciera falta alguna confirmaci¨®n- el prop¨®sito de ETA de lanzar una campa?a contra objetivos tur¨ªsticos que cree la alarma en las costas espa?olas. Hasta ahora ha podido ser neutralizada en origen. A ello ha contribuido la pericia de los artificieros que actuaron en M¨¢laga y la impericia de la etarra que provoc¨® la explosi¨®n de los 10 kilos de dinamita que manipulaba en un apartamento de Torrevieja (Alicante). Siempre es de lamentar la muerte de cualquier persona, pero de ah¨ª a convertir a la fallecida en una m¨¢rtir media un abismo moral que una vez m¨¢s los seguidores de ETA han tratado de cruzar con movilizaciones y homenajes en diversas poblaciones del Pa¨ªs Vasco. El Gobierno de Vitoria las ha desautorizado acertadamente, en un gesto inhabitual en tiempos a¨²n recientes.
Las dos cargas explosivas de Torrevieja y M¨¢laga obligan a las fuerzas policiales a un m¨¢ximo esfuerzo para impedir que ETA lleve a cabo su prop¨®sito de crear una situaci¨®n de permanente zozobra en las costas espa?olas. No hay que bajar la guardia, pues los nuevos activistas de ETA, por inexpertos que sean, revelan una determinaci¨®n homicida y disponen de una buena reserva de explosivos tras su ¨²ltimo robo en el polvor¨ªn de la ciudad francesa de Grenoble.
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