La zurda de Vicente rompe al Madrid

Ante tanta estrella rutilante, casi nadie hab¨ªa reparado antes del choque en este chico regordete, de poderosos muslos y de un pie sedoso, el izquierdo, que le ha permitido instalarse en la ¨¦lite a los 19 a?os. Y lo que le queda. Vicente, el hijo del orfebre, rompi¨® ayer al Madrid por el flanco izquierdo. Se puso a correr como un galgo, a serpentear enfrente de M¨ªchel Salgado y sirvi¨® dos balones de gol a sus compa?eros. El primero lo convirti¨® Angulo en el primer tanto de la Liga 2001-2002; en el segundo, Aimar, con un disparo enroscado, sac¨® brillo a los reflejos de Iker, que despej¨® fuera de pu?os.

El Madrid se encontr¨® con un choque muy trabado y con un rival muy agresivo, dispuesto a mantenerlo a raya en el centro del campo. Ah¨ª Albelda, que estrenar¨¢ el s¨¢bado pr¨®ximo ante Austria internacionalidad absoluta, asumi¨® capital protagonismo. Le atiz¨® a Zidane y del choque con el franc¨¦s, que es una roca, salieron chispas. Zidane empez¨® a parecerse a s¨ª mismo. Se le not¨® muy metido en el partido, con ganas de empezar a disfrutar, y dibuj¨® algunos de esos pases milim¨¦tricos que provocan la admiraci¨®n de la grada. Se top¨®, sin embargo, con dos de los m¨¢s potentes mediocentros del campeonato, De los Santos y Albelda, y sufri¨® para desembarazarse de ellos.

El partido, que comenz¨® explosivo despu¨¦s de tanta adrenalina acumulada, se fue calmando a medida que los jugadores advirtieron que queda mucho por delante. Mucha Liga. El Madrid percuti¨® por la izquierda busc¨¢ndole las cosquillas al inexperto lateral derecho valencianista, Curro Torres, que debutaba en Primera. Por ese lado se agruparon Figo, Roberto Carlos e incluso Zidane, que vio posibilidades de combinar. Pero Curro Torres no pag¨® la novatada. Actu¨® con serenidad. As¨ª que no le sali¨® del todo bien la apuesta a Del Bosque y Figo, desesperado, volvi¨® a su posici¨®n natural, el interior derecho.

Por contra, la apuesta de Ben¨ªtez por Carew en vez de Salva s¨ª tuvo un resultado evidente para el Valencia: castig¨® la debilidad f¨ªsica de los centrales madridistas, que apenas pudieron con el tanque noruego. Carew aguant¨® el bal¨®n lo suficiente para que se incorporaran desde atr¨¢s Aimar y los interiores, con Angulo como amenaza permanente de gol aprovechando las frecuentes ausencias de Roberto Carlos.

Precisamente Angulo, que se disputaba la titularidad con el reci¨¦n fichado Rufete, disput¨® un duelo muy f¨ªsico con Roberto Carlos, del que sali¨® victorioso preferentemente el asturiano.

Tras la reanudaci¨®n, el Valencia sali¨® m¨¢s convencido si cabe de sus posibilidades, con mucha determinaci¨®n, mientras el Madrid apareci¨® sorprendentemente encogido. El conjunto de Ben¨ªtez se puso a jugar bien al f¨²tbol, a elaborar el juego sin complejos, adelante y atr¨¢s, a derecha e izquierda. Y nadie sabe jugar mejor que Aimar, que busc¨® un protogonismo que Zidane y Saviola le han robado en la pretemporada. El crecimiento de Aimar fue propocional al baj¨®n f¨ªsico de Zidane, que fall¨® m¨¢s de lo previsible.

Del Bosque, muy nervioso, vio que se le iba el partido y tir¨® de Guti como sustituto de un desaparecido Morientes. Guti, de hecho, tuvo el empate en el flequillo cuando Geremi centr¨® desde la derecha y Ca?izares se trag¨® la pelota. El delantero madridista, no obstante, no gir¨® suficientemente el gaznate para embocar en la porter¨ªa. Entretanto, el que se present¨® de nuevo fue Vicente, que volvi¨® a burlar con facilidad a Salgado primero y a Geremi posteriormente.

Ben¨ªtez, por su parte, recurri¨® a Salva para refrescar la pelea con la defensa madridista, mientras que De Bosque dio paso a Savio, que enriqueci¨® el ataque madridista. El brasile?o pill¨® ya cansado al joven Torres y ejerci¨® su jerarqu¨ªa en el uno contra uno. El Madrid, eso s¨ª, acech¨® en el ¨²ltimo tramo la meta del Valencia, que empez¨® a notar el esfuerzo. Con la lengua fuera los valencianistas, el Madrid trat¨® de hacer efectiva su superioridad t¨¦cnica. En ¨¦sas Ra¨²l le sirv¨ª¨® el bal¨®n a Zidane en el punto de penalti, ¨¦ste amag¨® pero Djukic no se trag¨® el enga?o y sac¨® el bal¨®n limpiamente. El defensa serbio, a sus 35 a?os, demostr¨® una vez m¨¢s su maravillosa elegancia. El choque estuvo abierto hasta el ¨²ltimo instante y Casillas dej¨® otra vez sobre el tablero sus impresionates reflejos: sac¨® con el pie un disparo a bocajarro de Salva.