Una bomba siembra el p¨¢nico entre los escolares del Ulster
P¨¢nico entre la poblaci¨®n y condena un¨¢nime a la violencia que sufre el colegio de la Santa Cruz
Los protestantes radicales causaron ayer una escalada de terror al pasar de los insultos a las bombas, en otra jornada de intimidaci¨®n a las escolares cat¨®licas en su itinerario hacia el colegio de la Santa Cruz, en Belfast. El estallido de un artefacto lanzado por lealistas extendi¨® el p¨¢nico entre las ni?as y los familiares que las acompa?aban a la escuela, situada en una zona habitada por protestantes. Cuatro polic¨ªas resultaron heridos, dos de cierta consideraci¨®n, y tres sospechosos fueron detenidos. 'Soy protestante, pero todo esto me da mucha verg¨¹enza', afirmaba un ciudadano de Belfast.
La ciudad, que vive un milagro econ¨®mico y sue?a con una paz para siempre, est¨¢ ya harta de tantos radicales. Rupert es un hombre de negocios que conoce medio mundo. Ha vivido en ?frica occidental, asesora a peque?as y medianas empresas polacas y reside de nuevo en la capital norirlandesa. Derick se define como 'un hombre de Belfast'. Sencillo, simp¨¢tico. Ambos hombres coinciden en dos cosas. Los dos son protestantes. Los dos se averg¨¹enzan de los radicales que asedian desde hace tres d¨ªas a las ni?as del colegio.
'Eso es inadmisible, a los ni?os no les puede meter en todo esto. Han de ir a la escuela por el camino m¨¢s corto, aunque quiz¨¢ durante unos d¨ªas convendr¨ªa que fueran por la puerta de atr¨¢s', se?ala Derick, apasionado. 'Es todo muy complicado. Son 300 a?os de enfrentamiento que no se pueden superar en un santiam¨¦n', comenta Rupert, apesadumbrado.
Pero la condena generalizada que ha provocado en el Reino Unido el acoso de 200 radicales a un grupo de escolares de entre 4 y 11 a?os no ha hecho amainar la tensi¨®n. Al contrario, porque los protestantes estuvieron a punto de provocar una tragedia al lanzar la bomba. El estallido provoc¨® el p¨¢nico entre los cat¨®licos y una peque?a avalancha de ni?as y madres asustadas. El artefacto no pretend¨ªa matar a nadie, pero aterroriz¨® a¨²n m¨¢s a unas ni?as que soportan el calvario de una procesi¨®n diaria a la que no quieren renunciar sus padres ni tolerar sus adversarios. Dos polic¨ªas sufrieron serias heridas en las piernas y otros dos, heridas de menor importancia. Tambi¨¦n result¨® herido un perro polic¨ªa. Y una mujer sufri¨® un colapso en el torbellino de gritos y carreras que sucedi¨® a la explosi¨®n.
Incluso uno de los l¨ªderes protestantes radicales, Billy Hutchinson, diputado en la Asamblea norirlandesa por el Partido Progresista Unionista (PUP), conden¨® el lanzamiento del artefacto, pero no las manifestaciones contra las escolares. Hutchinson responsabiliz¨® del aumento de la tensi¨®n a lealistas de otras zonas de la provincia que acuden a Glenbryn para radicalizar la protesta. Gerry Kelly, diputado del Sinn Fein, responsabiliz¨® a los paramilitares de la escalada de violencia. Los autodenominados Defensores de la Mano Roja, un seud¨®nimo bajo el que se escudan los lealistas paramilitares del UDA y el LVF, reivindicaron la escalada de tensi¨®n. La polic¨ªa detuvo a tres sospechosos de haber lanzado la bomba.
Los paramilitares protestantes protagonizan desde hace ya meses atentados m¨¢s o menos aislados, intentando desestabilizar la provincia y acabar con el proceso de paz. Martin McGuinness, uno de los l¨ªderes del Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del IRA, ha afirmado esta misma semana que pase lo que pase no cree que los cat¨®licos proirlandeses vayan a romper el alto el fuego en el que se sostiene el proceso de paz y el Acuerdo de Viernes Santo.
A pesar de las condenas generalizadas de estos d¨ªas, nadie quiere ceder en el barrio Ardoyne. Para los cat¨®licos, abandonar su ruta habitual hacia la puerta principal del colegio de la Santa Cruz ser¨ªa bajar la cabeza ante la violencia protestante. Para ¨¦stos, acabar con las manifestaciones ser¨ªa admitir su derrota.
Quiz¨¢ por eso, la direcci¨®n de la escuela se planteaba ayer cerrar la puerta principal temporalmente, con lo que el problema se acabar¨ªa sin vencedores ni vencidos. Los alumnos que quieren ya pueden acceder ahora por la puerta trasera del colegio, a cubierto de la ira radical.
El ministro brit¨¢nico para Irlanda del Norte, John Reid, anunci¨® ayer que va a recortar sus vacaciones dada la situaci¨®n en la provincia. Muchos brit¨¢nicos ni siquiera sab¨ªan que estaba de vacaciones y le imaginaban en su despacho, dado el deterioro que vive el proceso de paz desde hace semanas. Y la ministra norirlandesa de Seguridad, Jane Kennedy, convoc¨® ayer una reuni¨®n con las fuerzas pol¨ªticas para encontrar una salida al conflicto.
La Mano Roja
El grupo Defensores de la Mano Roja, que reivindic¨® el artefacto que explot¨® ayer en Belfast, es considerado por las autoridades como una tapadera de la milicia lealista m¨¢s grande de Irlanda del Norte: la Asociaci¨®n para la Defensa del Ulster (UDA-UFF). El pasado 30 de julio, los Defensores de la Mano Roja reivindicaron el asesinato en la noche anterior de un joven protestante de 18 a?os que se encontraba con un grupo de amigos cat¨®licos. Diez d¨ªas antes, el grupo se confes¨® autor de un tiroteo sin v¨ªctimas ocurrido en el norte de Belfast. Oficialmente el UDA-UFF anunci¨® un alto el fuego en 1993. Todav¨ªa hoy asegura que esta situaci¨®n sigue en vigor, pero esta afirmaci¨®n cada vez pierde mayor credibilidad. El grupo es sospechoso de la muerte de un joven cat¨®lico asesinado en plena calle el pasado 4 de julio. Si Londres llega oficialmente a la conclusi¨®n de que el UDA, bajo cualquiera de sus siglas, ha roto el alto el fuego, el Gobierno brit¨¢nico podr¨ªa volver a enviar a prisi¨®n a un centenar de militantes que se han beneficiado el a?o pasado de una excarcelaci¨®n anticipada en el marco del proceso de paz en el Ulster.
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