El Gobierno renuncia a pedir cambios en el convenio bilateral con el Vaticano
Piqu¨¦ visita al Papa el mi¨¦rcoles y hablar¨¢ de los recientes conflictos con la Iglesia espa?ola
'Se hablar¨¢ de algo m¨¢s que de lo bonito que es Roma en oto?o, pero no lleva propuestas de cambios'. As¨ª interpret¨® un diplom¨¢tico del Ministerio de Asuntos Exteriores la intenci¨®n con que su jefe, Josep Piqu¨¦, inicia el mi¨¦rcoles su primera visita oficial al Estado de la Santa Sede. El ministro ser¨¢ recibido por el Papa y se reunir¨¢ con el secretario de Estado, el cardenal Sodano, pero no tiene intenci¨®n -ni tiempo: la visita dura menos de un d¨ªa- de alzar la voz sobre los problemas que la interpretaci¨®n eclesial del convenio de ense?anza provoca hoy en Espa?a.
La jerarqu¨ªa cat¨®lica ha despachado como una 'campa?a desmedida en la que algunos cazan una mosca con misiles' los ecos del esc¨¢ndalo Gescartera y la agria pol¨¦mica producida por el despido de profesores de religi¨®n por casarse por lo civil o irse de copas con los amigos. Es otra vez el fantasma del 'trasnochado anticlericalismo', seg¨²n los prelados. Pero los estruendos han llegado a los despachos de los diplom¨¢ticos de la Santa Sede y el ministro Piqu¨¦ se ha visto obligado a reconocer que su visita oficial estar¨¢ condicionada por esa actualidad. 'A veces, la vida ofrece estas circunstancias', declar¨® resignado a Efe el pasado martes.
La agenda de esta visita ministerial, cerrada en agosto, es escueta, pero caliente: la financiaci¨®n de la Iglesia y la ense?anza de la religi¨®n en las escuelas p¨²blicas; es decir, dos asuntos sobre los que las inversiones y p¨¦rdidas millonarias de varios obispos en Gescartera y los despidos de profesores, llevados a cabo en algunas di¨®cesis, tienen una incidencia inevitable. 'Son cuestiones que deben ser tratadas con toda la prudencia necesaria. Bien, iremos viendo', a?adi¨® Piqu¨¦.
El ministro de Exteriores llega a Roma el mi¨¦rcoles hacia las siete de la tarde y, poco despu¨¦s, en la embajada ante la Santa Sede, un soberbio edificio de la plaza de Espa?a, ofrece una cena al responsable de la pol¨ªtica exterior del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, que habla un fluido castellano desde que pas¨® varios a?os como nuncio en Chile, donde amig¨® con el entonces dictador Augusto Pinochet.
Al d¨ªa siguiente, a media ma?ana, Piqu¨¦ ser¨¢ recibido por el Papa, tendr¨¢ una sesi¨®n de trabajo con el secretario de Estado Sodano y ofrecer¨¢, pasado el mediod¨ªa, una conferenica de prensa. A la 13.30 tomar¨¢ el avi¨®n de regreso a Madrid.
El negociador
Que el negociador sea el ministro de Exteriores y que el encuentro se celebre en Roma tiene su importancia en estos momentos, porque los convenios de ense?anza que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica espa?ola presenta como intocables -con el argumento de que son bilaterales, es decir, entre dos Estados soberanos y, por tanto, no sujetos directamente a la legislaci¨®n espa?ola- no fueron tramitados a trav¨¦s del Ministerio de Exteriores, con la Santa Sede como interlocutor, sino directamente entre la Conferencia Episcopal Espa?ola y el Ministerio de Educaci¨®n. As¨ª, el convenio econ¨®mico-laboral de 1999, que permite a los obispos dejar sin empleo a profesores contratados y pagados por Educaci¨®n, lo firmaron los entonces ministros de Justicia, Margarita Mariscal, y de Educaci¨®n, Mariano Rajoy, ahora vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Interior, adem¨¢s del presidente de la Conferencia Episcopal. En cambio, todos los anteriores convenios, acuerdos o concordatos, en la historia reciente de Espa?a, fueron negociados y suscritos por los responsables de la pol¨ªtica exterior de los dos Estados.
Un diplom¨¢tico de Exteriores, a t¨ªtulo personal, se?al¨® al respecto que el tipo de vinculaci¨®n entre Estados no puede ser el mismo en uno u otro supuesto. 'Creo que esos acuerdos no tienen capacidad para vincular a la Santa Sede', ¨²nica que puede firmar convenios bilaterales de Estado con Espa?a, no la Conferencia Episcopal Espa?ola, opin¨®. Aunque ¨¦sta es una discusi¨®n bizantina, la proverbial sutileza de la diplomacia vaticana evitar¨¢ que esta circuntancia dificulte sus deseos de poner sobre la mesa sus nuevos argumentos para cambiar a mejor -nunca a peor- las ya ventajosas relaciones con Espa?a.
La moratoria que termin¨® en 1991
En materia econ¨®mica, la Iglesia cat¨®lica espa?ola se comprometi¨® con el Gobierno del PSOE en 1987 a autofinanciarse con una cuota de los impuestos de sus fieles, aceptando una moratoria que termin¨® en 1991. Fracasado con estr¨¦pito ese empe?o de autofinanciaci¨®n, los prelados quer¨ªan negociar este a?o -para el inmediato presupuesto del Estado- nuevos mecanismos de relaci¨®n econ¨®mica, pero las vinculaciones de eclesi¨¢sticos destacados con el esc¨¢ndalo Gescartera hace impensable que logren sus pretensiones. De momento, en 2001 han recibido v¨ªa presupuestaria 21.750 millones, el 90,8% del presupuesto anual de la Iglesia, seg¨²n datos de la Conferencia Episcopal. Adem¨¢s de esos fondos p¨²blicos directos, el Estado paga cada a?o varios cientos de miles de millones de pesetas en salarios de profesores de religi¨®n de colegios p¨²blicos, en sueldos de capellanes castrenses, penintenciarios y de hospitales y en subvenciones para los colegios religiosos concertados, inclu¨ªdos las n¨®minas de sus profesores -este cap¨ªtulo, casi en su totalidad, por cuenta de los presupuestos de las comunidades aut¨®nomas-, adem¨¢s de milmillonarias subvenciones para el patrimonio hist¨®rico religioso y cuantisosas ventajas fiscales, esclusivas para esta organizaci¨®n religiosa. En materia de ense?anza, los documentos de la Conferencia Episcopal no dejan dudas, incluso los emitidos tras el Concilio Vaticano II, con Franco camino ya del moridero. 'La Escuela espa?ola ha de ser, ante todo, cat¨®lica', dec¨ªa la Ley de Educaci¨®n Primaria nacionalcat¨®lica, precursora del Concordato de 1953 entre Espa?a y la Santa Sede. En esos a?os, la Iglesia adquiri¨® tanta experiencia que en 1973 todav¨ªa sosten¨ªa tener tanto derecho como el Estado para 'una sana colaboraci¨®n' en ese campo. Que los prelados busquen privilegios para su religi¨®n es comprensible -incluso, obligado para ellos-, pero lo es menos el comportamiento del Estado. Si en 1953 el dictador cedi¨® la mitad de la cartera a cambio de que el Vaticano avalara concordatariamente a su r¨¦gimen ante el mundo -cedi¨® tanto que acept¨® definir a la otra parte como 'una sociedad perfecta'-, las reformas acordadas por el Gobierno de la UCD en 1976 y 1979 dejaron cabos sueltos que dan pie ahora a que los obispos, representantes de Roma, exijan privilegios s¨®lo imaginables en 1953, no despu¨¦s de una Constituci¨®n que define al Estado como 'aconfesional'. Con el largo par¨¦ntesis de los Gobiernos socialistas, no sin alguna guerra religiosa -la de los crucifijos y la LODE, por ejemplo-, el Gobierno del PP, en 1999, a cambio de que algunos obispos dejaran de darle la tabarra con la reclamada derogaci¨®n de las leyes del aborto y del divorcio, entreg¨® lo que m¨¢s barato sale en estos casos. Dinero. Eso que el Concordato llamaba, en su art¨ªculo XIX, 'una congrua dotaci¨®n' para el buen desarrollo de las tareas evangelizadoras.
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