Tambi¨¦n una gran coalici¨®n econ¨®mica
De entre los escombros de las Torres Gemelas de Manhattan sali¨® ayer el embri¨®n de una nueva concertaci¨®n econ¨®mica internacional. El d¨ªa en que reabri¨® Wall Street no hubo el temido desplome ni escenas de p¨¢nico como hab¨ªan pronosticado los m¨¢s pesimistas, aunque algunos mercados de valores y muchas empresas registraron p¨¦rdidas muy significativas. Tras cuatro d¨ªas de cierre -el periodo m¨¢s largo de inactividad desde 1933-, la mayor Bolsa del mundo evit¨® el temido crash, ayudada por una acci¨®n concertada de reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo (BCE) y de intervenciones de otros bancos centrales, como el de Jap¨®n, para mantener el valor del d¨®lar.
La campana de Wall Street, que son¨® de la mano de un bombero tras dos minutos de silencio en se?al de luto y de respeto, no significa del todo la vuelta a la normalidad despu¨¦s de casi una semana de paralizaci¨®n del aparato productivo norteamericano, en la que no volaron los aviones ni cotizaron los mercados. La jornada de ayer revisti¨® un car¨¢cter excepcional no s¨®lo por su carga simb¨®lica, sino por el heterodoxo permiso de las autoridades burs¨¢tiles a las empresas para elevar provisionalmente los l¨ªmites de recompra de sus propias acciones a fin de frenar el desmoronamiento de los valores. Es natural que las compa?¨ªas a¨¦reas registraran enormes p¨¦rdidas, pero poco cabe deducir de lo ocurrido ayer respecto al comportamiento futuro de los mercados, que en estos primeros d¨ªas titubear¨¢n ante la incertidumbre pol¨ªtica y econ¨®mica.
Los bancos centrales de EE UU, de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria Europea y de varios pa¨ªses se concertaron entre s¨ª. Por octava vez en lo que va de a?o, la Fed baj¨® medio punto su tipo de inter¨¦s central y poco despu¨¦s le segu¨ªa el BCE. La concertaci¨®n monetaria funcion¨®, aunque su impacto fue primordialmente psicol¨®gico. Ahora las miradas est¨¢n centradas en los Gobiernos: en la Casa Blanca y en las decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica que tomen los responsables europeos. Las amenazas globales requieren respuestas globales, y si se construye una gran coalici¨®n internacional contra el terrorismo, tambi¨¦n hay que impulsar otra econ¨®mica contra la recesi¨®n. La coyuntura excepcional generada por los ataques terroristas ha llegado en un p¨¦simo momento, a punto de una recesi¨®n latente en las tres principales zonas econ¨®micas del mundo (EE UU, Europa y Jap¨®n), con peligro de arrastrar al resto de los pa¨ªses emergentes (salvo China) y al Tercer Mundo.
Este combate contra el terrorismo promete ser largo y complejo de articular. La incertidumbre militar puede durar. Sus ritmos no deben marcar los de las decisiones econ¨®micas. Las autoridades monetarias han hecho ya lo que deb¨ªan, y ahora se requiere una coordinaci¨®n entre las principales econom¨ªas del mundo para restablecer la confianza de los inversores. Y de los consumidores, que son el factor decisivo.
La Administraci¨®n de Bush debe concretar r¨¢pidamente el mejor uso de la provisi¨®n de 40.000 millones de d¨®lares que, adem¨¢s de servir para reconstruir lo destruido y para perseguir y castigar a los terroristas, tambi¨¦n deber¨ªan utilizarse para reflotar la econom¨ªa de EE UU, que est¨¢ en crecimiento cero y que puede profundizar su debilidad por los efectos depresivos del atentado terrorista. En cuanto a Europa, los Gobiernos europeos tendr¨ªan que reducir los cors¨¦s que impone el pacto de estabilidad, para cebar la bomba de la demanda. Ello no significa el fin de la disciplina macroecon¨®mica, que debe exigirse de nuevo en cuanto la econom¨ªa vuelva a la senda del crecimiento, pero permitir¨ªa aplicar pol¨ªticas antic¨ªclicas, como siempre ha hecho con pragmatismo EE UU. Se trata del bienestar de los ciudadanos. A tiempos excepcionales corresponden medidas econ¨®micas excepcionales que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, en su reuni¨®n del viernes, deber¨ªan abordar junto a las destinadas a ser solidarios con Washington. Razones de seguridad han aconsejado suspender las asambleas generales en Washington del FMI y del Banco Mundial, que deber¨ªan haberse celebrado a finales de mes.
En el terreno estrictamente pol¨ªtico no hay que perder de vista tampoco al otro mundo: las decenas de miles de afganos que huyen de las principales ciudades ante el temor a un ataque. Pakist¨¢n e Ir¨¢n han cerrado las fronteras, y se est¨¢ generando un desastre humano de enormes proporciones, agravado por la evacuaci¨®n del personal internacional de ayuda. Evitarlo cargar¨ªa a la comunidad internacional de nuevas razones frente a los fan¨¢ticos.
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