El h¨¦roe de Wall Street
El esfuerzo del presidente de la Bolsa permite reabrir en tiempo r¨¦cord
Su ambici¨®n era modernizar la mayor plaza burs¨¢til del mundo, hasta que dos aviones secuestrados se estrellaron contra las Torres Gemelas. Richard Grasso, presidente de la Bolsa de Nueva York, se convirti¨® ayer en la cara p¨²blica del esfuerzo de la econom¨ªa de Estados Unidos por volver a la normalidad tras los atentados terroristas. 'El lunes pasado, Wall Street era el centro financiero del mundo, lo es este lunes y lo seguir¨¢ siendo', sentenci¨® durante la emotiva apertura de la Bolsa tras cuatro d¨ªas de cierre. Grasso reabri¨® el mercado neoyorquino dispuesto a comenzar desde cero.
El n¨²mero uno de Wall Street, s¨ªmbolo del milagro americano, no fue a la universidad ni se ajusta al perfil cl¨¢sico de sus antecesores, pero est¨¢ curtido en situaciones dif¨ªciles. Ninguna, sin embargo, tan dolorosa y compleja como la que le espera tras el golpe sufrido el martes pasado por el coraz¨®n financiero del mundo. En nombre del capitalismo, Grasso desafi¨® ayer a los terroristas desde el podio de la Bolsa de Nueva York. 'Las Torres han ca¨ªdo, pero el World Trade Center sigue en pie'. El empe?o de Grasso: reconstruir Wall Street en tiempo r¨¦cord.
Grasso lleg¨® a viajar a Colombia en 1999 para convencer a la guerrilla de las bondades capitalistas
A sus 55 a?os, el presidente de la Bolsa de Nueva York es el t¨ªpico hombre de negocios hecho a s¨ª mismo. Naci¨® en Queens, un barrio modesto al otro lado del East River, frente a Manhattan, y se enrol¨® como simple broker en Wall Street a los 21 a?os. S¨®lo su estusiasmo capitalista explica que, en junio de 1995, lograra alcanzar la presidencia de la Bolsa de Nueva York, la mayor plaza del mundo. Se trataba de la primera vez en los dos siglos de vida de Wall Street que un hombre de la casa asum¨ªa el mando.
Frente a su falta de formaci¨®n acad¨¦mica (s¨®lo cuenta con t¨ªtulos honor¨ªficos), sus partidarios alegan en defensa de Grasso su extenso conocimiento en las operaciones burs¨¢tiles y la tecnolog¨ªa, y su popularidad entre los intermediarios de a pie del parqu¨¦. A Grasso le gusta contar a sus ¨ªntimos amigos un chiste que ilustra con iron¨ªa su pasado: 'Petr¨®leo e industria a¨¦rea. Mi familia gestionaba una gasolinera de Exxon cerca del aeropuerto La Guardia'.
Grasso es puro producto neoyorquino. Su curr¨ªculo est¨¢ plagado de grandes operaciones y algunas excentricidades, jam¨¢s vistas hasta su llegada en un dirigente de la Bolsa de Nueva York. Ha presidido el desfile de la Hispanidad en la Quinta Avenida y suele alegrar las ma?anas de Wall Street con algunas sorpresas. Lleva a invitados para hacer sonar la campana que abre la sesi¨®n: un le¨®n, una vaca, las despampanantes modelos de una marca de lencer¨ªa.
Pero la haza?a m¨¢s revolucionaria de Grasso tuvo lugar en Colombia, cuando el rey del capitalismo se entrevist¨® en junio de 1999 con Ra¨²l Reyes, comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo de extrema izquierda con tradici¨®n de atacar los intereses estadounidenses. Grasso emple¨® m¨¢s de una hora y media en instruir al comandante en las bondades del capitalismo y pedirle que deje la lucha armada.
El universo de Grasso se engrandeci¨® bastante m¨¢s en junio del a?o pasado. La Bolsa de Nueva York anunci¨® sus planes para establecer un mercado mundial, destinado a funcionar las 24 horas del d¨ªa, por un valor de 20 billones de d¨®lares. Se trataba del mayor paso para modernizar los mercados, una noci¨®n que Grasso no entiende sin la tecnolog¨ªa: 'Algunos han asegurado que la tecnolog¨ªa supondr¨¢ el final del sistema basado en el parqu¨¦ de la Bolsa de Nueva York; nuestra experiencia prueba que ser¨¢ al contrario'. Grasso tambi¨¦n es el arquitecto de un cambio, simple en apariencia, que puso las pr¨¢cticas de Wall Street en sinton¨ªa con el resto de las bolsas: el paso de las fracciones a los decimales en los valores de Wall Street.
El desplome de las Torres Gemelas el martes pasado ech¨® por tierra parte de la lista de ¨¦xitos de Grasso. 'Nuestros h¨¦roes har¨¢n posible esta recuperaci¨®n', indic¨® en un discurso emotivo con tintes hist¨®ricos, propio del estilo grandilocuente del orador. Junto a ¨¦l se encontraban la senadora Hillary Clinton, el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, y el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. Hubo dos minutos de silencio en recuerdo de las v¨ªctimas de los atentados. Miembros del equipo de rescate encargados de la reconstrucci¨®n del coraz¨®n de Manhattan hicieron sonar la campana que marca el inicio de la sesi¨®n en Wall Street. '?stos son nuestros h¨¦roes', exclam¨® Grasso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.