A toda velocidad desde la monta?a

S¨®lo las palabras y las acciones finales de Beat Zberg, el sensible ciclista suizo que gan¨® en Port Aventura, se salieron de lo previsto en la etapa que traslad¨® al pelot¨®n, hombres d¨¦biles, cansados, agobiados, corredores como Joseba Beloki, arrastrando una enfermedad, desde la monta?a andorrana a la costa mediterr¨¢nea.

Como se esperaba, se baj¨® a toda velocidad (a una media de 46 kil¨®metros por hora, que no est¨¢ nada mal para 209 kil¨®metros con tres puertos y a estas alturas del baile). Como deseaban el Kelme y el Festina, se form¨® una fuga consentida (la primera de toda la Vuelta). Como era l¨®gico, los equipos de los sprinters, esto es, Telekom (Zabel) y Mapei (Freire), actuaron de conductores en los 50 kil¨®metros finales. Y, como se intu¨ªa, llegaron tarde: la fuga triunf¨®, sus nueve componentes se jugaron la victoria y triunf¨® el m¨¢s fr¨ªo y el m¨¢s r¨¢pido.

Como se llegaba a un parque de atracciones, en la fuga se meti¨® Virenque, el atractivo oculto. Se lanz¨® en solitario a falta de cuatro kil¨®metros, pero le anul¨® Sganbelluri, el secante del Telekom, que no dio un relevo. Hubo sprint reducido. Gan¨® Zberg, 31 a?os y hermano de Markus, el gafe del pelot¨®n. Hombre de mundo, persona concienciada, el suizo dedic¨® la victoria a su desafortunado hermano, ca¨ªdo en la tercera etapa, y a 'todas las v¨ªctimas de los ataques terroristas a Nueva York y Washington'. 'Espero que, si existe Dios, se resuelva el problema sin m¨¢s v¨ªctimas'. Y, dicho esto, Zberg anunci¨® que donaba el dinero de la victoria, unas 600.000 pesetas, a las v¨ªctimas de los atentados.