Escuelas de Ciutat Vella concentran el 50% de ni?os de familias de inmigrantes
Algunos profesores advierten de que los colegios pueden convertirse en guetos
Los especialistas aconsejan no formar guetos en los colegios, pero algunas escuelas catalanas est¨¢n concentrando a los hijos de los inmigrantes, hasta el punto de que en varios centros de Ciutat Vella rozan ya el 50%. La concentraci¨®n tambi¨¦n se produce en otras localidades de Catalu?a, como es el caso de la escuela Monjoia, en Sant Bartomeu del Grau (Osona), donde para evitar el gueto se mezclan ni?os de varios cursos para que se relacionen los hijos de los inmigrantes con los alumnos de ascendencia aut¨®ctona.
Estos colegios acumulan algunos problemas espec¨ªficos derivados del contexto social de las familias: ni?as que se evaporan de la escuela al cumplir los 12 a?os porque sus padres quieren casarlas ya o ni?os que hacen campana porque sus padres no vigilan si van o no a la escuela.
La escuela Cervantes de Barcelona se considera un modelo de integraci¨®n por su forma de afrontar este reto. 'Hasta ahora nuestra escuela nunca ha sido un gueto, pero podr¨ªa llegar a serlo', advierte la directora del centro, Isabel Nadal.
En alguna escuela de otras poblaciones de Barcelona la acumulaci¨®n de inmigrantes lleva a la misma situaci¨®n que en Ciutat Vella. Es el caso de la escuela Monjoia, en Sant Bartomeu del Grau, con 1.224 habitantes y un 18% de poblaci¨®n inmigrante.
Los profesores de estos centros se esfuerzan por concienciar a los alumnos de la necesidad de la convivencia. En la escuela Cervantes, se ven pedazos de papel de embalar en los que hay inscritas consignas en ¨¢rabe en favor de la paz, que recubren las columnas del patio interior de este colegio p¨²blico. Son los restos, todav¨ªa intactos, de una de las actividades que la escuela, situada en un palacete del siglo XVIII del distrito de Ciutat Vella, organiz¨® el curso pasado para fomentar la multiculturalidad y la tolerancia.
Razones para buscar este objetivo no les faltan: con la mitad de los alumnos inmigrantes de origen diverso, el Cervantes es el centro m¨¢s multi¨¦tnico de Barcelona, y eso le ha supuesto un esfuerzo suplementario agotador al claustro, encabezado por su actual directora, Isabel Nadal, y su antecesora en el cargo, Lita Prats.
En Sant Bartomeu del Grau casi todos los extranjeros son de origen magreb¨ª. Llegaron hace unos a?os atra¨ªdos por la prosperidad de la ¨²nica f¨¢brica del pueblo, la textil Puigner¨®, perteneciente a un sector que paga salarios bajos. Los inmigrantes siguen all¨ª a pesar de que la empresa ha recortado la mitad de los empleos en tres a?os y actualmente est¨¢ fase de profunda reestructuraci¨®n.
Por su condici¨®n de centro de atenci¨®n educativa permanente, la escuela Cervantes dispone de una plantilla reforzada, ayudas econ¨®micas, cursos complementarios para alumnos extranjeros reci¨¦n llegados y formaci¨®n espec¨ªfica para los profesores. Pero estas herramientas que ahora tiene ser¨ªan insuficientes sin una actitud absolutamente flexible ante el goteo de altas y bajas que se producen a lo largo del curso. La incorporaci¨®n tard¨ªa y la desaparici¨®n de alumnos, que en ocasiones regresan dos o tres meses despu¨¦s, es el pan de cada d¨ªa. 'Esto obliga permanentemente a reprogramar contenidos, a reorganizar los recursos, a empezar de nuevo', afirma Alicia Mascaray, tutora de cuarto de Primaria.
El caso m¨¢s ins¨®lito se vivi¨® en junio pasado. 'Faltaban pocos d¨ªas para acabar el curso y nos llegaron dos ni?as de la India. Vinieron casi del aeropuerto a la escuela', recuerda la jefa de estudios Pilar Boix. 'A los alumnos de incorporaci¨®n tard¨ªa hemos de acogerlos como si empezara el curso y se fueran a quedar todo el a?o, aunque ello no suceda siempre', agrega la directora.
El caso de la escuela Cervantes arroja un atisbo de esperanza ante un panorama que los docentes consideran desolador. Las dificultades para evitar que el racismo penetre en las aulas sacude la mayor¨ªa de las escuelas del entorno de Barcelona, donde el porcentaje de alumnos inmigrantes se asemeja, en muchos centros, al de la escuela Cervantes.
Seg¨²n Carlos Mart¨ªnez del sindicato Ustec-Ste, 'los profesores se sienten abandonados'. 'La Generalitat -a?ade- 'no tiene como prioridad atajar las situaciones de xenofobia. Lo demuestra que no existe ninguna directriz sobre c¨®mo afrontar estos problemas'.
En Sant Bartomeu, en la comarca de Osona, la escuela Monjoia afronta el nuevo curso con 145 alumnos, un tercio de los cuales son hijos de extranjeros, aunque se reparten desigualmente entre los cursos. As¨ª las cosas, todos los alumnos del grupo de primero de Primaria son de origen magreb¨ª. 'No es que los padres aut¨®ctonos rechazaran llevar a sus hijos a la escuela, es que el a?o en que nacieron s¨®lo tuvo hijos la comunidad magreb¨ª', aclara el director del centro, Josep M. Freixanet.
Cuando los 17 ni?os y ni?as comenzaron tercer curso de Primaria la escuela se enfrent¨® a un doble reto: educar a los ni?os y evitar la guetizaci¨®n de la escuela. Dos a?os m¨¢s tarde puede decirse que lo han conseguido. Consciente de que el grupo era monocultural, cien por cien magreb¨ª, y que no reflejaba la diversidad de la calle, la direcci¨®n del centro opt¨® por una propuesta arriesgada: mezclar a los ni?os de este curso con los mayores al menos dos horas diarias. 'De esta forma se les obliga a relacionarse con ni?os aut¨®ctonos al mismo tiempo que se estimula a los mayores a transmitir sus conocimientos'. Y la experiencia funciona: 'Tanto los ni?os como los padres est¨¢n encantados', asegura la jefa de estudios, Teresa Feu.
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