Los esp¨ªas contar¨¢n con un nuevo estatuto desligado del de los militares
Los miembros del futuro Centro Nacional de Inteligencia (CNI) contar¨¢n con un estatuto propio que defina sus deberes y obligaciones desligado totalmente del de los militares. Actualmente, los miembros del Cesid se rigen por un estatuto de 1995, derivado de la Ley del Personal Militar de las Fuerzas Armadas.
Pero la constitucionalidad de este estatuto es m¨¢s que dudosa, ya que se trata de un simple decreto y, sin embargo, limita derechos fundamentales de sus miembros, como el de sindicaci¨®n o huelga. No hay ning¨²n problema con los militares y guardias civiles, que siguen siendo mayor¨ªa entre los miembros del centro, pues en su cuerpo de origen ya tienen limitados dichos derechos, pero s¨ª con los polic¨ªas y, sobre todo, con el creciente n¨²mero de civiles, licenciados o t¨¦cnicos que se han ido incorporando en los ¨²ltimos a?os al Cesid.
Nadie se imagina una manifestaci¨®n o un sindicato de esp¨ªas. Pero si se quiere ampliar a la totalidad de los agentes secretos los recortes de derechos fundamentales impuestos a los militares s¨®lo puede hacerse a trav¨¦s de una ley org¨¢nica, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas.
El anteproyecto de ley elaborado por el Gobierno, dada su brevedad, no incluye el estatuto de los miembros del centro, pero s¨ª una disposici¨®n que menciona sus aspectos fundamentales y habilita legalmente para desarrollarlo en el futuro. Por esta disposici¨®n, y por los art¨ªculos que hacen referencia a las entradas en domicilio o las escuchas telef¨®nicas, es por lo que el texto tiene car¨¢cter de org¨¢nico.
Con la futura aprobaci¨®n del nuevo estatuto se romper¨¢ el ¨²ltimo cord¨®n umblical entre el servicio secreto y las Fuerzas Armadas. El proceso de civilizaci¨®n, no obstante, se puso en marcha en 1996, cuando se oblig¨® a los militares a regresar a los cuarteles o colgar definitivamente el uniforme y que profesionalizarse como miembros del centro.
El presupuesto no crece
A pesar de que los sucesos del 11 de septiembre han puesto de manifiesto la necesidad de potenciar los servicios de inteligencia, seg¨²n todos los expertos, los Presupuestos Generales del Estado para 2002 enviados al Congreso no reflejan esta convicci¨®n.
La partida de gastos reservados asignada al Cesid se mantiene congelada en 1.400 millones de pesetas y el presupuesto ordinario del centro, algo m¨¢s de 5.000 millones de pesetas, crece ligeramente sobre el a?o actual.
Es verdad, sin embargo, que los presupuestos no reflejan los gastos reales del servicio secreto. Las retribuciones del personal, m¨¢s de 10.000 millones de pesetas, est¨¢n emboscados en los cap¨ªtulos correspondientes del Ministerio de Defensa, la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa y la Guardia Civil, seg¨²n cu¨¢l sea su procedencia. Y el Gobierno aprob¨® el a?o pasado un aumento de la plantilla del Cesid en unos 200 agentes, hasta rondar los 2000.
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