Cinco alpinistas espa?oles mueren en su primera expedici¨®n al Himalaya
Los j¨®venes, tres navarros y dos guipuzcoanos, perdieron la vida en el monte Pumori a causa de un alud
Los cinco monta?eros espa?oles -tres navarros y dos guipuzcoanos- desaparecidos en la madrugada del mi¨¦rcoles en el monte Pumori (7.161 metros, Nepal) fueron dados ayer por fallecidos, probablemente a causa de un alud de nieve cuando intentaban alcanzar la cumbre. Los j¨®venes, de entre 22 y 27 a?os, realizaban su primera expedici¨®n a la cordillera del Himalaya, pero dispon¨ªan de experiencia suficiente en otras cordilleras. Cinco v¨ªctimas que se a?aden a una larga lista de accidentes en el alpinismo espa?ol. Otros cuatro espa?oles murieron en el mismo sitio en 1989.
Los navarros Aritz Artieda, Javier Arkauz y C¨¦sar Nieto y los guipuzcoanos Be?at Arrue e I?aki Ayerza salieron del campamento hacia la una de la madrugada con intenci¨®n de alcanzar la cumbre. Hab¨ªan pactado ponerse en contacto con los otros cinco miembros de la expedici¨®n a las cuatro.
Llegada la hora y ante la falta de noticias, se solicit¨® a una agencia local un helic¨®ptero de rescate que sobrevol¨® la zona y descubri¨® unas mochilas y algunas prendas de vestir. Ante los indicios de que se hubiera producido un accidente, el jefe de la expedici¨®n, Benantzio Irureta, decidi¨® ascender al punto previsto, en el que avist¨® dos cuerpos sin vida que, por las dificultades de la zona, no pudo identificar, junto a enseres de monta?a.
El hecho de que ambos cad¨¢veres se encontraran en el ¨¢rea conocida como El escupidero, a 5.500 metros de altura, donde suelen finalizar los aludes de nieve, habituales en el monte Pumori, hizo pensar que los cinco j¨®venes alpinistas podr¨ªan haber sido arrastrados por un alud cuando intentaban hollar la cima.
El accidente de estos j¨®venes alpinistas, que dispon¨ªan de una beca de la Federaci¨®n Vasca de Monta?a, se convierte en uno de los m¨¢s graves producidos en los ¨²ltimos a?os y culmina una semana negra para el alpinismo espa?ol. El pasado s¨¢bado fallec¨ªa en el Dhaulagiri (8.172 metros, Nepal), Pepe Garc¨¦s, un monta?ero zaragozano con ocho ochomiles en su haber, que muri¨® al desprenderse un bloque de hielo cuando proced¨ªa al descenso.
El 28 de julio de 2000, F¨¦lix I?urrategi, un joven monta?ero vasco, acreditado por su seguridad y experiencia, dejaba la vida en el Gasherbrum II (8.035 metros, Pakist¨¢n) tras un fat¨ªdico resbal¨®n. En enero de 2001, 11 monta?eros perd¨ªan la vida en el Pirineo catal¨¢n a causa de una tormenta de viento y nieve en pleno temporal. M¨¢s atr¨¢s en el tiempo, en los a?os 70, nueve monta?eros fallecieron en la misma zona, por fatiga y congelaci¨®n, cuando realizaban una traves¨ªa.
La monta?a es un c¨²mulo de noticias felices y luctuosas. ?xito y fracaso, como ¨²nicos argumentos aunque los alpinistas m¨¢s rom¨¢nticos, sin embargo, repitan que 'lo importante es el camino', subir las monta?as, porque est¨¢n ah¨ª, sin m¨¢s. Aludes, desprendimientos, congelaci¨®n y ca¨ªdas son las principales causas de fallecimientos en la monta?a, una actividad cada vez m¨¢s comercial y masiva.
Una especie de 'postal ilustrada', en expresi¨®n de Reinhold Messner -el primer hombre que holl¨® los 14 ochomiles del planeta-, que se corresponde con algunos datos recientes: en abril de este a?o, al menos 15 expediciones coincid¨ªan en la vertiente sur del monte Everest, sin contar las comerciales que comparten permiso para abaratar costes. La monta?a m¨¢s alta del mundo a¨²na su imagen de culto, para los monta?eros, con la de lugar tur¨ªstico, para los excursionistas.
La tragedia, sin embargo, sigue asociada a la monta?a como una realidad inevitable. Messner propuso en 1997 una conferencia europea de alpinistas para estudiar los errores que se cometen en la monta?a. Hac¨ªa aquella petici¨®n a ra¨ªz de que los Alpes se hubieran cobrado en apenas dos semanas casi 50 v¨ªctimas mortales.
La juventud de los cinco monta?eros vascos fallecidos no explica la causa del accidente. Los alpinistas Mari Abrego y Josu Bereziartua, portavoces de las familias en Pamplona y Azpeitia, han insistido en que actuaron correctamente, tanto en la hora elegida como en la forma del ascenso. No obstante, el Pumori, a pesar de ser un sietemil, es de una dificultad t¨¦cnica reconocida por todos los alpinistas y convergen muchos riesgos de avalanchas en esta ¨¦poca del a?o. Sin embargo, las noticias a¨²n no son muy concretas como para definir las circunstancias del accidente.
Lo cierto es que el himalayismo se ha cobrado, en los ¨²ltimos 25 a?os, 18 v¨ªctimas entre los monta?eros del Pa¨ªs Vasco, una comunidad en la que se sublima la monta?a por encima del deporte y se multiplican los aficionados y las expediciones. En cierto modo, el Himalaya se ha convertido en un cementerio de ilusiones, donde se pierde la vida o se destroza la imagen de una zona m¨ªtica.
Los jovenes navarros y guipuzcoanos apuraban la temporada posmonz¨®nica tras llegar a Nepal el 27 de septiembre, algo m¨¢s tarde de lo normal para una expedici¨®n. Tambi¨¦n se apuntan estrategias diferentes en el intento de hacer cumbre. Seg¨²n algunos expertos, la arista sureste acumula riesgos de avalanchas, sobre todo tras el monz¨®n, cuando hay m¨¢s nieve en la monta?a. As¨ª, se recomienda pasar s¨®lo una vez, por lo que extra?a que los expedicionarios pretendieran instalar un campo a 6.600 metros de altitud. En 1989, cuatro miembros de una cordada extreme?a perdieron tambi¨¦n la vida en esa zona: los hermanos Pablo y Jos¨¦ de Miguel, Francisco Salgado y Antonio Luis Galea.
El Pumori no tiene el glamour del Himalaya, demasiado vencido al mundo de los ochomiles, pero se antoja un monte peligroso y de extrema dificultad.
Casi al mismo tiempo que se conoc¨ªa la noticia de la desaparici¨®n de los cinco monta?eros vascos, las agencias anunciaban el ¨¦xito de ocho de Granollers (Barcelona) que hab¨ªan conquistado la cima del Mera Peak (6.476 metros) cuando realizaban una ruta de aproximaci¨®n previa a la ascensi¨®n del Baruntse (7.129 metros).
Las dos caras de la monta?a: el ¨¦xito ocasional y el fracaso definitivo. La ilusi¨®n y la tragedia. La primera incursi¨®n en el Himalaya de estos cinco j¨®venes, de una expedici¨®n de diez, se sald¨® con la cara m¨¢s desagradable del alpinismo: una tragedia m¨¢s a a?adir a su largu¨ªsimo bloc de notas.
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