'El tiempo dir¨¢ si el atentado del ministro israel¨ª fue un error'
El Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina (FPLP), responsable del asesinato del ministro de Turismo israel¨ª, Rehavam Zehevi, se ha sumergido en la clandestinidad. El acoso de las fuerzas de seguridad palestina e israel¨ª ha obligado a sus cuadros a adoptar medidas de extrema seguridad para evitar ser eliminados. Aunque se habla de m¨¢s de 100 detenidos, el doctor Majed Nasser, de 48 a?os y dirigente de la organizaci¨®n, no teme dar la cara: 'No tengo por qu¨¦ esconderme, aunque prefiero no explicar qu¨¦ responsabilidad tengo dentro del partido'.
'Es demasiado pronto y precipitado decir si el atentado del ministro israel¨ª ha sido un error pol¨ªtico. El tiempo nos dir¨¢ si ha sido un error estrat¨¦gico', a?ade Nasser en su despacho de una peque?a cl¨ªnica de Beit Sahur, a pocos metros de Bel¨¦n, mientras trata de adivinar las repercusiones del asesinato, el primero de un ministro de Israel a manos palestinas.
'No tengo por qu¨¦ esconderme, aunque prefiero no explicar mi cargo en el partido'
El doctor Nasser, nacido en Beit Sahur en 1953, en el seno de una familia de refugiados oriunda de Nazaret y de Jaifa, es un hombre culto. Es lo que en t¨¦rminos marxistas se calificar¨ªa de 'intelectual'. Est¨¢ formado en la Universidad de Hamburgo, donde obtuvo su licenciatura de Medicina interna, pero su profesi¨®n la ha ejercido siempre en su patria, Palestina. Trabaja como director de esta cl¨ªnica de Beit Sahur, al tiempo que es corresponsable de una organizaci¨®n no gubernamental -Healt Work Comitee- que administra y controla una veintena de hospitales y cl¨ªnicas esparcidas en los territorios aut¨®nomos de Cisjordania y Gaza.
'Todos los partidos y organizaciones pol¨ªticas palestinas tenemos derecho a actuar y a luchar contra el ocupante israel¨ª. Es un derecho leg¨ªtimo, pero al mismo tiempo es una necesidad para acabar con la ocupaci¨®n', contin¨²a, consciente de su situaci¨®n ambigua y delicada, a medio caballo entre la sanidad y la militancia pol¨ªtica en un partido que hoy est¨¢ 'maldito' por todos los bandos.
Nasser no parece excesivamente preocupado por esta oleada de detenciones practicadas en los ¨²ltimos d¨ªas contra los militantes de su partido por las fuerzas de seguridad de Yasir Arafat 'bajo la presi¨®n de los israel¨ªes', que piden venganza por la muerte de su ministro. Tampoco parece impresionarle demasiado que la Autoridad Nacional Palestina haya decretado la ilegalizaci¨®n del brazo militar del FPLP -las brigadas del m¨¢rtir Abu Ali Mustaf¨¢-, el secretario general de la organizaci¨®n asesinado el pasado 27 de agosto por un misil israel¨ª.
'Ilegalizar la milicia armada. ?Y esto qu¨¦ significa? ?D¨®nde est¨¢ la milicia?, ?d¨®nde est¨¢n estos hombres?', se pregunta Nasser desde el otro lado de la mesa del despacho, como dando a entender la futilidad de una decisi¨®n pol¨ªtica, dirigida especialmente a la galer¨ªa, a Estados Unidos y al Gobierno de Israel, pero con escasas repercusiones pr¨¢cticas. Recuerda lo esencial. El aparato pol¨ªtico del partido contin¨²a siendo legal y activo, a pesar de que se ha visto obligado a cerrar sus sedes.
Para el doctor hay un hecho incuestionable y es que el FPLP forma parte de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), la plataforma presidida por el propio presidente Yasir Arafat.
En su opini¨®n, no hay grandes discrepancias entre el l¨ªder de la OLP y el FPLP sobre los temas trascendentales de la lucha palestina. Las diferencias parecen surgir sobre el terreno, cuando se trata de aplicar d¨ªa a d¨ªa las decisiones pol¨ªticas y desde su organizaci¨®n se pide democracia.
'No tenemos nada contra Arafat, no ha incumplido ni traicionado ninguna de las reivindicaciones fundamentales de la lucha palestina. ?Sobre el alto el fuego? No discrepamos sobre el alto el fuego. Estamos tambi¨¦n absolutamente de acuerdo sobre el cese de hostilidades y la reanudaci¨®n del di¨¢logo con los israel¨ªes. Pero eso hay que dec¨ªrselo a [el primer ministro israel¨ª] Ariel Sharon. ?l es quien ha roto el alto el fuego', recalca el doctor Nasser, al tiempo que se?ala con la mirada las calles vac¨ªas de Beit Sahur, sometida, como un buen n¨²mero de ciudades aut¨®nomas, a estado de sitio.
El eco del estruendo de los combates desiguales entre las tropas israel¨ªes y los tiradores de las milicias ha obligado a interrumpir la conversaci¨®n. Las sirenas de las ambulancias anuncian nuevos heridos.
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