EE UU intensifica sus bombardeos sobre posiciones de los talibanes en el Norte
Dos proyectiles del Ej¨¦rcito de Kabul caen en un mercado de Charikar, en manos de la Alianza
Dos proyectiles talibanes cayeron ayer, a las 11.30, en el abarrotado mercado de Charikar. La suerte evit¨® una matanza. Una de las bombas no explosion¨® y la otra dio en un ¨¢rbol, lo que amortigu¨® el impacto. Pese a ello, la metralla mat¨® a dos personas e hiri¨® a otras 13. Uno de los fallecidos, Shikh Rasol, estaba en la calle de Poule Meralakham vendiendo frutas; al otro, Aghasherin, el ataque le sorprendi¨® en la silla de ruedas. Fue un suceso inesperado en una jornada en la que se pudo apreciar que la aviaci¨®n aliada ha intensificado su acci¨®n contra la l¨ªnea del frente talib¨¢n.
Las ambulancias trasladaron a los heridos a la cl¨ªnica de primeros auxilios de una ONG italiana en Charikar. Camillas cuarteleras con frascos de pl¨¢stico de suero eran portadas por tres y cuatro personas. Entre las v¨ªctimas hab¨ªa por lo menos dos ni?os. Tras las primeras curas, la mayor¨ªa fueron llevados al hospital del valle del Panchir, el ¨²nico con cirujanos y ox¨ªgeno, a m¨¢s de dos horas de camino. El mercado de Charikar qued¨® desierto y silencioso: muchas de las tiendas echaron los cierres, los comerciantes levantaron sus puestos y desaparecieron por las callejuelas laterales y la gente comenz¨® a arremolinarse asustada en el lugar del impacto. Sobre los charcos opacos de sangre hab¨ªan echado arena y colocado piedras en c¨ªrculo, a modo de un peque?o altar, para protegerlos de las pisadas.
En la puerta de la casa de Aghasherin, de 40 a?os, y que cada d¨ªa acud¨ªa al bazar con un termo para vender t¨¦, un pu?ado de amigos zarandeaba a sus cuatro hu¨¦rfanos para mostr¨¢rselos a los periodistas. Sin madre, muerta en 1999 por enfermedad, los m¨¢s peque?os lloraban. Unas manzanas m¨¢s all¨¢, alejadas de la calle principal, los familiares de Shikh Rasol, de 50 a?os y comerciante de verduras, se reun¨ªan en un patio con el cad¨¢ver tapado por una manta marr¨®n y un velo de gasa que le proteg¨ªa de las moscas. Detr¨¢s de la puerta cerrada de la vivienda se escuchaba el gemir de las pla?ideras y los gritos desesperados de su mujer. De vuelta a la calle central, un tipo alto llamado Mohamed Kahn bland¨ªa los restos desfigurados del proyectil y clamaba en busca de venganza. A su lado un coro de curiosos se?alaba con el dedo a la monta?a de la que proced¨ªan los dos artefactos y exig¨ªa el bombardeo de esas posiciones talibanes.
Horas despu¨¦s, dos aviones estadounidenses atacaron durante media hora, y por tercer d¨ªa consecutivo, la l¨ªnea del frente talib¨¢n cerca de la base a¨¦rea de Bagram. Columnas de humo negro ascend¨ªan como peque?os hongos en la extensa llanura de Shomal¨ª, indicando el lugar exacto de los impactos. Las bater¨ªas antia¨¦reas de los talibanes lanzaron varias andanadas contra un cielo seminublado en busca del sonido de unos aviones dif¨ªciles de ver por la gran altura de su vuelo. En la confusi¨®n, la artiller¨ªa talib¨¢n y la de la Alianza del Norte intercambiaron disparos que sonaban secos.
El ataque de los aviones se repiti¨® dos veces antes de caer la noche. El de ayer fue el bombardeo m¨¢s importante desde que EE UU dio un giro este domingo a su t¨¢ctica inicial y comenz¨® a disparar tambi¨¦n contra las l¨ªneas del frente, donde los talibanes esconden su mejor armamento.
Estados Unidos parece decidido a intensificar sus bombardeos sobre esa primera l¨ªnea en las proximidades del aer¨®dromo de Bagram, el punto m¨¢s pr¨®ximo a Kabul en manos de la Alianza, a unos 35 kil¨®metros. Esas incursiones a¨¦reas, aunque han incrementado en las ¨²ltimas horas su intensidad, frecuencia y potencia de fuego, siguen estando por debajo de las necesidades reales de la Alianza, que necesitar¨ªa varias jornadas de intensos ataques sobre todas las l¨ªneas del frente en Shomal¨ª, un radio de m¨¢s de 40 kil¨®metros, y no s¨®lo Bagram, para mejorar sus posibilidades de tomar la capital y desalojar al r¨¦gimen de los talibanes.
En el norte, en Mazar-i-Sharif, la situaci¨®n parece mucho m¨¢s clara. Los bombardeos norteamericanos y brit¨¢nicos castigan duramente desde el aire las posiciones enemigas. El objetivo es que Rashim Dostum, el general uzbeco que manda las fuerzas de la Alianza en esa parte de Afganist¨¢n, conquiste la ciudad antes de mediados de noviembre, cuando se inicia el mes sagrado del Ramad¨¢n y se recrudece el invierno, un factor clave que forzar¨¢, como cada a?o, a suspender la lucha en las zonas m¨¢s monta?osas. La ca¨ªda de Mazar-i-Sharif en manos de la Alianza del Norte no tendr¨ªa las consecuencias pol¨ªticas de Kabul, que sin duda lleva pareja una ventaja en la formaci¨®n del futuro Gobierno postalib¨¢n. Pese a ello, y a la alergia que despierta en Pakist¨¢n una victoria aliancista, EE UU no oculta su inter¨¦s por socorrer a la oposici¨®n, tanto en el norte como en el frente de la capital.
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