?ureos tapices de Flandes en Palacio
Patrimonio Nacional exhibe veinte hist¨®ricos 'pa?os de devoci¨®n' con lo mejor del arte suntuario de los Austrias
El futuro Museo de Colecciones Reales ofrece gratis desde hoy, a cuantos acercarse quieran al Palacio Real, un destello de lo que ser¨¢ su contenido: veinte pa?os de devoci¨®n, tapices de extraordinaria viveza y trasunto religioso, surgidos de los talleres de Bruselas a finales del siglo XV y comienzos del XVI.
Los tapices pertenecen a la Corona espa?ola y fueron reunidos por Carlos V de la herencia de su abuela, Isabel de Castilla; de su madre, la demenciada Juana; de Mar¨ªa de Hungr¨ªa y de su t¨ªa, Margarita de Austria, regente de Flandes. Por vez primera se exhiben las series enteras que permiten ver el relato sacro, referido a escenas de la vida de Cristo, de la Virgen Mar¨ªa, de san Gregorio y escenas b¨ªblicas, que los pa?os incluyen.
Laneros, sederos, orfebres, tejedores y pintores unieron genio y fuerzas para alumbrar un arte excelso
La hermosura de estos tapices tejidos con lana y seda, tintadas de colores encendidos, de aspecto ¨¢ureo por el hilo de oro que los trenza, carece de parang¨®n en Europa. As¨ª lo asegura ?lvaro Fern¨¢ndez-Villaverde, duque de San Carlos y presidente de Patrimonio Nacional, la entidad estatal que ha organizado la exposici¨®n A la manera de Flandes, tapices ricos de la Corona de Espa?a. El comisario de la muestra es Jos¨¦ Gabriel Moya, que ha contado con Concha Herrero y Lourdes de Luis como expertas en tapices y textiles, bajo la coordinaci¨®n de Amelia Aranda y la supervisi¨®n de Rosario D¨ªez del Corral.
Los amantes de este arte suntuario tienen en Madrid, hasta el pr¨®ximo 27 de enero, motivo para enriquecer su sensibilidad. Los legos podr¨¢n iniciarse en su disfrute en esta muestra, abierta de 9.30 a 17.30 los laborables y en festivos s¨®lo por las ma?anas.
La tapicer¨ªa europea alcanz¨® su esplendor desde las postrimer¨ªas del siglo XV en Flandes. All¨ª surgi¨® una conjunci¨®n de condiciones ¨²nica para su f¨¦rtil despliegue. La t¨¦cnica hab¨ªa sido adquirida, por artesanos europeos, de tapiceros persas integrados en las huestes musulmanas de Abderram¨¢n Ibn Abdallah al Gafiqi. Tras la batalla de Poitiers (Francia), en la que Carlos Martel derrot¨® al sarraceno en el a?o 732, los persas fueron recluidos en monasterios de Francia y de la futura B¨¦lgica. Desde all¨ª transmitieron sus saberes a artesanos del pa¨ªs depositarios, adem¨¢s, del legado de bordadores sublimes como Herlinde y Rolinde, en torno al a?o 750.
Tal herencia culmin¨® en el siglo XV en emporios de arte suntuario como el del Principado de Lieja, feudo de pintores como Roger van der Weyden y el alem¨¢n Durero, y de Bruselas. All¨ª descollar¨ªan los Pannemaker, Pieter van Aelst, Jan van Room y Bernardo van Orley, autores de casi todos los cartones y tapices expuestos ahora en Madrid.
Arte a¨²lico por antonomasia, esta decoraci¨®n mural permit¨ªa a la realeza -su ¨²nica com-pradora- exhibir ante el vulgo su magnificencia bien que mitigada con escenas sacras para contrarrestar as¨ª la oculorum concupiscencia denunciada por religiosos cr¨ªticos de su voluptuosidad.
Flandes reuni¨® los saberes de laneros castellanos y sederos orientales, tintores ¨¢rabes y orfebres jud¨ªos, pintores y cartonistas flamencos. Todos alumbraron un quehacer que sacraliz¨® el poder mediante el arte. Rostros, turbantes, pliegues y cenefas transforman sus texturas y trazos en regocijo inolvidable para la mirada, a¨²n cinco siglos despu¨¦s de la muerte de sus autores.
Compromiso de excelencia
Concha Herrero, conservadora de Patrimonio Nacional, explica una de las particularidades de los pa?os de devoci¨®n exhibidos en el Palacio Real: 'Con el prop¨®sito de proteger el arte de los tapiceros belgas, Carlos V impuso en torno a 1520 un marchamo de calidad que se exig¨ªa a estas obras de arte'. Consiste en un contraste formado por dos letras B may¨²sculas, de Bruselas y de Brabante, separadas por un escudete. Como un compromiso de excelencia, el lema sella el orillo que recuadra los mejores tapices. El arquitecto Gin¨¦s S¨¢nchez-Hevia, de Patrimonio Nacional, ha introducido en su dise?o una novedad en esta exposici¨®n. Con una inclinaci¨®n, de apenas cinco grados, de los paneles que cuelgan los primeros pa?os en la sala de acceso, corrige los efectos de la verticalidad de su ca¨ªda. 'Se trata de aliviar la zona superior de los pa?os del gran peso que soporta'. A su juicio, 'este gradiente no supera los de las columnas del Parten¨®n ateniense, que permite al ojo humano percibir la perspectiva', matiza. Las tensiones se reparten y el tejido de lana y seda sufre menos por su colgadura. 'La seda y la lana son sensibles a la tracci¨®n', seg¨²n la experta Lourdes de Luis.
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