M¨¢laga se vuelca en el ocio

El futuro tur¨ªstico de M¨¢laga anuncia un giro. Durante a?os ha vivido de su t¨ªtulo de capital de la Costa del Sol, sin auditorios ni salas de conciertos, con el Museo Picasso y el Centro de Arte a¨²n en construcci¨®n; un Plan Especial del Puerto que no arranca; el teatro romano, la alcazaba y el castillo de Gibralfaro, a¨²n en restauraci¨®n, y con el teatro Cervantes y el pabell¨®n Mart¨ªn Carpena como casi ¨²nicas ofertas para conciertos y espect¨¢culos. Como dice Vicente Granados, catedr¨¢tico de Econom¨ªa y director del Plan Estrat¨¦gico de la ciudad hasta 1996, M¨¢laga, 'm¨¢s que la capital de la Costa del Sol, es su dormitorio'. Pero esta urbe hedonista y tolerante, en la que menudean placeres que costar¨ªan un potos¨ª en otras ciudades espa?olas y europeas, est¨¢ cambiando.

Es de notar que los servicios de la ciudad se han transformado radicalmente desde la puesta en marcha, en 1993, de la Escuela de Hosteler¨ªa de La C¨®nsula, un consorcio de donde han salido decenas de profesionales. Cada vez hay m¨¢s restaurantes que ofrecen una cocina y un servicio de calidad. Restaurantes como Adolfo o Palo Cortado, situados por la zona de La Malagueta, son buenos ejemplos de esta cocina creativa a precios asumibles.

Una de las ofertas m¨¢s atractivas es Clandestino, un bar-restaurante muy peculiar que ha adaptado el concepto de brasserie del norte de Europa. Uno de sus due?os, Ichame Ameziam, empresario belga de 27 a?os, decidi¨® montarlo para vender 'libertad, complicidad y viajes en un plato' despu¨¦s de cuatro a?os de patearse 'como guiri' una ciudad de la que le sedujo su calidad de vida. Con capacidad para 100 personas, Clandestino ofrece a buenos precios platos y copas de todas las nacionalidades. La decoraci¨®n est¨¢ lograda y la sonorizaci¨®n permite hablar mientras se escucha jazz franc¨¦s o drum & bass.

Tapas hist¨®ricas

Claro que todo lo dicho no elimina ni a los bares hist¨®ricos de tapas (el Orellana, en Moreno Monroy, sigue siendo el rey), o los mesones y restaurantes tradicionales (Mariano, Refectorio, mes¨®n Antonio, Las Posadas, La Madre del Cordero...). No se puede olvidar a los indiscutibles chiringuitos de pesca¨ªto frito que pueblan la costa desde La Carihuela (en Torremolinos) hasta las playas de El Palo: El Lirio, Naypa, Maricuchi, El Cabra o El Tintero II, o Miguelito El cari?oso, en el paseo mar¨ªtimo El Pedregal.

Y despu¨¦s de la cena, la marcha. Su reino es el casco hist¨®rico, en el que se fue instalando la movida a mediados de los ochenta y donde ya no queda un bajo sin bar, mes¨®n o teter¨ªa. Mas lo que priva a los j¨®venes es la calle. Salir un fin de semana a la plaza de la Merced, donde naci¨® Picasso y pervive su casa-museo, para fundirse con una masa entregada al botell¨®n para desesperaci¨®n de mun¨ªcipes y vecinos. Sin embargo, la m¨²sica en directo es una de las asignaturas pendientes. Los heroicos esfuerzos de bares de copas por acoger grupos o dj contrastan con la evidencia de que en M¨¢laga no hay salas de conciertos privadas.

En la plaza de la Merced, uno puede sentarse en terrazas como Calle de Bruselas o Flor de Lis, casi siempre llenas de j¨®venes estudiantes extranjeros. Si se prefiere un bar animado donde tomar una copa y bailar se puede ir al Toulouse-Lautrec. En el Barsovia, pub que abri¨® hace 12 a?os el pintor Francisco Pascual, se bailan ritmos de los sesenta a los ochenta. Si se quiere m¨²sica bien pinchada, el Level es el sitio indicado. Si se opta por bailar con derecho a pista no hay lugar como el Sodoma, de ambiente gay. Y si a uno le apetece el apalanque y escuchar a Miles Davis, al Cantor de Jazz, un veterano. Quiz¨¢ el uno de los m¨¢s populares sea el Kitsch, dirigido por Box¨®, uno de los mayores expertos de la noche de la costa. En su local se mezclan la beautiful gay con artistas, pol¨ªticos y periodistas en decorado entre elegante y petardo, buena m¨²sica y precios populares.

Otro enclave digno de menci¨®n es el paseo de Reding, donde se instal¨® la burgues¨ªa a finales del XIX. All¨ª el Cuba Caf¨¦ es de obligada visita: actuaciones en directo y mojitos a pie de pista. Para nost¨¢lgicos hippies, en los hist¨®ricos Ba?os del Carmen permanece El Balneario, con una imagen habanera y decadente.

Interior con piscina

Pero M¨¢laga no ser¨ªa nada sin Torremolinos, villa que, desde su segregaci¨®n en 1987 de la capital, vive del turismo y del reclamo de ser uno de los tres para¨ªsos gay de Espa?a, junto con Ibiza y Sitges. En el centro de esta ciudad hay una veintena de pubs o discotecas de ambiente con buena m¨²sica. Pero, por supuesto, tambi¨¦n hay sitio para los heterosexuales. Por ejemplo, el Palladium, que se singulariza por tener en su interior una piscina. Si se dispone de coche, puede irse a uno de los centros de ocio m¨¢s completos de la costa, Puerto Marina, en Benalm¨¢dena, donde nunca se duerme. All¨ª conviven los bares-terraza o de copas elegantes (Maracas, Monet, Tab¨², Mondino o Solimar) con discotecas de alto voltaje (Kiu, Coco Bongo o Man¨¢).

M¨¢laga se presenta as¨ª como una ciudad inevitablemente abocada al ocio y, con ello, al negocio. Quiz¨¢ habr¨ªa que referirse a ella como un ¨¢rea metropolitana vertebrada por la l¨ªnea de costa donde queda poco por construir y en la que se calcula que, hacia el a?o 2020, se tostar¨¢n al sol 12 millones de personas. Para entonces el AVE dejar¨¢ Madrid a tres horas y se ampliar¨¢ hasta Marbella el recorrido del tren de cercan¨ªas que la une con Fuengirola.