Jordan baja a la tierra
El gran mito, que estuvo discreto, jug¨® ayer su primer partido oficial, en el que tras una ceremonia patri¨®tica los Wizards perdieron
El Madison Square Garden de Nueva York estaba lleno de banderas, himnos patri¨®ticos y uniformes. En una noche m¨¢s de guerra y miedo, los 20.000 espectadores que abarrotaban el Garden hab¨ªan pagado fortunas por olvidar durante un par de horas las calamidades del 11 de septiembre, el ¨¢ntrax, las amenazas y los bombardeos en Afganist¨¢n. Michael Jordan deb¨ªa sobrevolar toda aquella espesura y crear un momento m¨¢gico en Nueva York. Pero Jordan ya no vuela. Es un hombre de 38 a?os que anda como los dem¨¢s y est¨¢ tan lejos de la canasta como cualquier otro. Fue emocionante verle otra vez en una cancha, tres a?os despu¨¦s de su segunda retirada; bajo la emoci¨®n, sin embargo, no apareci¨® magia, sino realidad. El retorno del gran Jordan fue la en¨¦sima constataci¨®n de que en Estados Unidos los buenos viejos tiempos se han ido para siempre.
La ceremonia inicial fue una m¨¢s de las rarezas que constituyen hoy la vida cotidiana estadounidense: una arenga televisada del presidente George W. Bush, otra arenga en vivo del gobernador George Pataki, un minuto de silencio por los muertos y una formaci¨®n de bomberos, polic¨ªas, enfermeros, marines y dem¨¢s h¨¦roes de la coyuntura, intercalada entre ambos equipos. Se aplaud¨ªa lo que simbolizaban los uniformes y se aplaud¨ªa a los jugadores, forzosamente disminuidos entre todo aquello. En el equipo visitante, el ¨²ltimo de la fila y el ¨²ltimo nombre gritado por megafon¨ªa fue el de Michael Jordan. El p¨²blico se puso en pie, claro, y vitore¨® al mejor baloncestista de todos los tiempos; Jordan agradeci¨® el clamor con una sonrisa y leves asentimientos: era quien mejor sab¨ªa que Su Majestad Air Jordan ya no estaba presente.
Los estadounidenses parecen condenados a la paciencia. Se les pide paciencia con el lento desarrollo de la guerra afgana, m¨¢s paciencia con los controles de seguridad y mucha paciencia para encajar los atentados venideros. El Jordan de 38 a?os, cuya inteligencia es la misma que la del desaparecido Air Jordan, tambi¨¦n les pidi¨® paciencia. Jordan era consciente de haber perdido las alas y, adem¨¢s, el equipo. Los Wizards de Washington no son los Bulls, ni mucho menos; son uno de los peores equipos de la NBA, una pe?a cabizbaja y resignada a perder (gan¨® s¨®lo 19 encuentros la temporada pasada) que jam¨¢s habr¨ªa merecido jugar un minuto en compa?¨ªa de Michael. El Jordan del a?o 2001 es ex propietario de los Wizards (ha tenido que vender sus acciones para bajar a la cancha) y tiene planes a largo plazo para el club.
Desde el minuto inicial ense?¨® su estrategia: mover al equipo, dar juego a los dem¨¢s, re?irles paternalmente cuando se equivocan y ejercer de maestro sobre el parqu¨¦ para unos chavales que ni siquiera estaban en la NBA en 1998, cuando Su Majestad se jubil¨®.
Jordan reclam¨® paciencia para un equipo en formaci¨®n y para s¨ª mismo, lej¨ªsimos del que fue y lejos incluso de la forma que puede llegar a alcanzar a sus 38 a?os. Tiene toda la t¨¦cnica, quiz¨¢ a¨²n la mejor, pero no el cuerpo. Disminuido desde el viernes pasado por nuevos problemas con la rodilla, se coloc¨® como base y dej¨® que el partido girara a su alrededor. Los Knicks de Nueva York, que tampoco son gran cosa, aprovecharon la defensa en zona impuesta por la direcci¨®n de la NBA y le marcaron con dos y hasta tres hombres. Latrell Sprewell, lo mejorcito de los Knicks, estuvo siempre pendiente de Jordan, y eso no le impidi¨® anotar 28 puntos. 'Michael sigue jugando bien', dijo luego Sprewell, 'pero no tiene a Scottie Pippen ni al resto de los Bulls'.
'Soy un poco m¨¢s viejo, el juego es diferente, mis compa?eros son diferentes y el resultado es diferente al que esperaba, pero me siento bien con lo que he hecho', coment¨® Jordan al terminar el encuentro. Dio un par de asistencias sensacionales (una de las cuales se perdi¨® miserablemente) y anot¨® 19 puntos, pero fall¨® cuando, en los ¨²ltimos minutos, siguiendo el plan previsto, trat¨® de echarse el equipo a la espalda. A falta de 17 segundos, err¨® un triple que habr¨ªa empatado el marcador y que Air Jordan habr¨ªa clavado.
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