Un Halloween de miedo
Dos mil polic¨ªas vigilaron la gran fiesta del terror en Nueva York, marcada este a?o por fuertes dosis de patriotismo
'Me he hecho una operaci¨®n de cambio de sexo y que Dios bendiga a Am¨¦rica', vociferaba la drag queen en leotardos azules y l¨¢tex rojo subida en su carroza. Algo ha cambiado en Manhattan para que el desfile de Halloween incluya tales llamadas a la patria, aunque sean as¨ª de peculiares. El Village, basti¨®n del inconformismo neoyorquino, se empap¨® ayer del nacionalismo ambiente al celebrar la gran fiesta norteamericana del miedo. El aut¨¦ntico terror, el del ¨¢ntrax y los atentados, hizo que muchos se quedaran en casa, dejando en las calles a 2.000 polic¨ªas desplegados por temor a un nuevo ataque.
A veces era d¨ªficil distinguir a los aut¨¦nticos agentes de los que iban disfrazados de agentes. 'Gracias, chicos, por proteger la ciudad', cantaba otra drag queen al son del bacalao, mientras la muerte, de tiros largos, se marcaba un rap. Tambi¨¦n hubo bomberos, de verdad y de mentira, obreros heroicos y sobre todo mucha estatua de la Libertad, mucho T¨ªo Sam y mucha bandera.
Los superh¨¦roes, desde un Superman calvo hasta una Wonder Woman obesa, fueron los otros protagonistas. Todo lo que recordara el blanco, rojo y azul se llevaba los mejores aplausos.
Un Ave F¨¦nix, s¨ªmbolo del renacimiento de Nueva York, presidi¨® el desfile. Estaban los de siempre: Frankestein, Dr¨¢cula y Freddy Krueger, a los que se sumaron unas cuantas esporas de carbunco y un par de Bin Laden, uno de ellos encerrado en una caja de cristal en brazos del presidente George Bush. Tambi¨¦n creativo, el armario repleto de esqueletos con la menci¨®n 'pol¨ªtica exterior norteamericana'.
Algunos trajes recordaban las combinaciones de los investigadores del ¨¢ntrax. De hecho, las autoridades locales aconsejaron evitar todo tipo de artefactos con polvos para no sembrar m¨¢s confusi¨®n y p¨¢nico. Volvieron algunos temas m¨¢s cl¨¢sicos del desfile, como la clonaci¨®n. 'Con la ingenier¨ªa gen¨¦tica, todos los d¨ªas es Halloween', proclamaban unos cuantos disfraces de experimentos fallidos. Pero el gran tema de la noche fue el de la uni¨®n nacional. Incluso se oyeron gritos a favor del alcalde Rudolph Giuliani, hasta el pasado 11 de septiembre n¨¦mesis de los liberales neoyorquinos.
La polic¨ªa estimaba ayer que unas 200.000 personas, la mitad de lo normal, hab¨ªan asistido al desfile. Se cerraron calles enteras y parques. El Equipo contra Armas de Destrucci¨®n Masiva de la Guardia Nacional y cazas F-15 estaban listos para intervenir en cualquier momento en el Village o en el estadio de los Yanquees, donde cada noche la final de la liga de b¨¦isbol congrega a multitudes. Decenas de helic¨®pteros surcaban el cielo a la luz de la luna llena.
Halloween, una tradici¨®n esencialmente pagana que marcaba el inicio del a?o c¨¦ltico, suele ser la ocasi¨®n de ridiculizar los miedos del a?o, pero en esta ocasi¨®n los miedos pudieron incluso con esta celebraci¨®n extrafalaria. En el resto de Estados Unidos tambi¨¦n se not¨® el cambio. Muchos padres prefieron acompa?ar por las calles a sus hijos disfrazados. Otros se quedaron en casa viendo las en¨¦simas reposiciones de Amityville y El exorcista.
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