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EN VISTO y no visto. El uso de la imagen como documento hist¨®rico (Cr¨ªtica), el conocido historiador brit¨¢nico Peter Burke estudia y defiende el formidable acerbo de las im¨¢genes como fuente espec¨ªfica privilegiada para la historia y, en especial, para esas modalidades m¨¢s en uso por parte de la historiograf¨ªa actual de la historia de la vida cotidiana, de las mentalidades, etc¨¦tera. Aunque gran parte de este rico fondo ic¨®nico nos viene legado a trav¨¦s del arte, es obvio que lo que le interesa al historiador de las im¨¢genes nada tiene que ver con su calidad art¨ªstica, sino con la informaci¨®n que portan. El mismo historiador del arte, ser bifronte, se ve no pocas veces atrapado en la contradicci¨®n de no saber si aprovechar la imagen como informaci¨®n o como arte, algo no siempre compatible.
En este sentido, pero dando un paso m¨¢s all¨¢, el historiador del arte alem¨¢n Hans Belting public¨® un ensayo, a comienzos de la d¨¦cada de 1980, El fin de la historia del arte, en el que asociaba la proliferaci¨®n y el culto actuales de la imagen como exclusivo veh¨ªculo de informaci¨®n con la desaparici¨®n de la concepci¨®n tradicional del arte y, por tanto, con la de la disciplina acad¨¦mica que hasta ahora lo hab¨ªa estudiado.
Atando por mi parte cabos a partir de todo esto, se me ocurri¨® que la deriva del arte de nuestra ¨¦poca hacia formas cada vez menos racionalmente descifrables, se deb¨ªa precisamente a que la funci¨®n informativa e ideol¨®gica de las im¨¢genes estaba ya garantizada por otros medios y ya no era necesario cargar con este lastre; o sea: que el arte pod¨ªa ser ya s¨®lo arte, sin m¨¢s concesi¨®n. Record¨¦ entonces que, en 1799-1800, Novalis dio a conocer sus maravillosos Himnos a la noche, cuya ¨²ltima edici¨®n biling¨¹e en alem¨¢n y castellano ha realizado Am¨¦rico Ferrari, y que han sido recientemente publicados, junto a sus no menos emocionantes C¨¢nticos espirituales y Fragmentos (C¨ªrculo de Lectores). Pero esta remembranza me vino al hilo de lo que estos poemas nos revelan de una nueva voluntad art¨ªstica 'nocturna', donde las im¨¢genes asientan su fuerza l¨ªrica precisamente al margen y hasta en contra de su valor ilustrativo, el de ser transmisoras de historias e ideas. Exactamente un siglo despu¨¦s, Rainer Maria Rilke escribi¨® y public¨® El libro de las im¨¢genes (Hiperi¨®n), ahora tambi¨¦n disponible en una edici¨®n biling¨¹e completa a cargo de Jes¨²s Mun¨¢rriz, y en este poemario aumenta, si cabe, la densa y turbadora oscuridad de las im¨¢genes que ya no portan sobre s¨ª otra cosa que el mero aliento art¨ªstico, el negro eco de profundidades insondables.
Ambos, pues, Novalis y Rilke, no creen que el arte pueda sobrevivir sin esa purificaci¨®n nocturna de la imagen, sin ser ese heraldo de las sombras que nos salve de la restallante y mortal claridad de la informaci¨®n. S¨®lo de esta manera, el arte hace visible lo invisible, ese negro fondo de nuestra existencia sin historia, que no es descifrable, ni manipulable por ninguna tecnolog¨ªa virtual.
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