El sandinista Ortega y el conservador Bola?os empatan en Nicaragua, seg¨²n sondeos previos
M¨¢s de 3.000 observadores supervisan los comicios mientras el Ej¨¦rcito patrulla en las calles
Dos fugitivos, el uno de su pasado marxista y el otro del bandidaje imputado al Gobierno de su partido, disputaron ayer la presidencia de Nicaragua, asolada por las guerras, los politicastros y las calamidades naturales. El ex guerrillero Daniel Ortega contendi¨® emulando la mansedumbre de san Francisco de As¨ªs, y el empresario Enrique Bola?os lo hizo alej¨¢ndose del presidente, Arnoldo Alem¨¢n, dirigente del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), sospechoso de una corrupci¨®n a escala de la practicada por la dictadura de Anastasio Somoza. Ambos prometieron imposibles.
M¨¢s de tres mil observadores de EE UU, de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), Uni¨®n Europea o Fundaci¨®n James Carter y el Ej¨¦rcito en las calles vigilaron unos comicios, desarrollados sin incidente graves, que renovar¨¢n los 90 esca?os de la Asamblea Nacional y los 20 asientos en el Parlamento Centroamericano. Anoche no se hab¨ªan publicado resultados. Ortega, l¨ªder del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), empataba en los sondeos con Bola?os, ex vicepresidente de Alem¨¢n, miembro tambi¨¦n del PLC. 'El tema de la corrupci¨®n fue central, y la estrategia sandinista pas¨® por asociar a Bola?os con Alem¨¢n', opin¨® el analista Arturo Cruz.
Las acciones de gobierno remitidas a los juzgados son tan amplias como las penurias de esta naci¨®n de cinco millones de habitantes, el 70% en la pobreza, cuyos principales ingresos son los 800 millones enviados por los emigrantes. Los diputados ganan 4.000 d¨®lares mensuales (m¨¢s de 700.000 pesetas), el ministro de Hacienda casi 30.000 y la mayor¨ªa de sus compatriotas apenas ingresan 50 (10.000 pesetas). El presidente admiti¨® su prosperidad, aunque negando haber amasado con corrupci¨®n los 250 millones de d¨®lares, nueva fortuna calculada por el diputado del Partido Liberal Nacionalista (PLN) Leonel Teller.
Alem¨¢n declar¨® 27.000 d¨®lares al hacerse cargo de la alcald¨ªa de Managua, en 1990, y un mill¨®n en la declaraci¨®n de probidad como jefe de Gobierno, cargo que probablemente ambiciona a futuro, pero sin sobresaltos judiciales; tampoco los desean los comandantes que, s¨²bitamente, pasaron de proletarios a ricos propietarios. Para ello, qued¨® suscrito, a principios de a?o, el acuerdo de los dos grupos pol¨ªticos dominantes, que reparti¨® entre funcionarios y magistrados afines los principales cargos en los poderes del Estado encargados de redactar leyes, auditar cuentas y administrar justicia. 'Se introdujeron en las instituciones las confabulaciones y contradicciones propias de los partidos', se?ala Alejandro Serrano, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia. 'Las crisis y paralizaciones no se hicieron esperar'. Los analistas m¨¢s cr¨ªticos sostienen que, en lugar de constituir un pacto de gobernabilidad, lo fue de impunidad y de consolidaci¨®n excluyente de la hegemon¨ªa del PLC y del sandinismo.
Alem¨¢n y Ortega se garantizaron un esca?o en la pr¨®xima Asamblea Nacional, como ex presidentes, y la inmunidad parlamentaria; el segundo consigui¨® adem¨¢s rebajar los votos para obtener la presidencia: del 45% al 40%. El FSLN ha sumado siempre m¨¢s del 35%.
'Quien gane recibir¨¢ un pa¨ªs en silla de ruedas', comenta el conservador Virgilio Godoy, vicepresidente con Violeta Chamorro, vencedora del sandinista en 1990. Aquella victoria puso fin al mandato de 11 a?os del FSLN, que en 1979 hab¨ªa expulsado a tiros al s¨¢trapa Somoza, depredador de Nicaragua durante m¨¢s de cuatro decenios. 'La corrupci¨®n de Alem¨¢n ha desbordado la imaginaci¨®n m¨¢s calenturienta y los a?os del somocismo', concluye Godoy.
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