Pol¨ªticos a caldo
La ministra Villalobos le da a las pastillas, Fern¨¢ndez D¨ªaz es un colegial cuyo ¨ªdolo es Carod Rovira por lo bien que construye las frases en catal¨¢n, Artur Mag es un prestidigitador que acaba tir¨¢ndose a la chica -Catalu?a- despu¨¦s de hipnotizarla con palabras como sardana o soberan¨ªa, Aznarito Napole¨®n sigue intentando que Bush le haga caso, el pr¨ªncipe Felipe es un t¨ªtere que no abre la boca y a Pasqual Guirigall no se le entiende nada. Hay muchos m¨¢s, claro: N¨²ria Perdiu, Gimfi, alias Pere Gimferrer, y la rocambolesca agon¨ªa pol¨ªtica de Pujol Bahamonde. Toda esta tribu se desmadra de lo lindo en la sala Caf¨¨-Teatre del Teatreneu de Barcelona. El programa de mano advierte de que los personajes de esta ficci¨®n son reales. Por lo tanto, cualquier parecido con los pol¨ªticos de carne y hueso es pura coincidencia. El inventor de tan descarada pantomima es Jaume Collell, que dirige a cuatro espl¨¦ndidos actores: Cesc Casanovas, S¨ªlvia Abril, Pau Mir¨® y Marta Ribas, acompa?ados por una espl¨¦ndida orquesta compuesta por dos m¨²sicos, la Gran Orquestra Dual de Fez, que suena como una gran banda. Se trata de un espect¨¢culo de variet¨¦s a la carta que se presenta con el nombre de Politichien Kabarett.
En el Teatreneu la gente de 'El burladero' se ensa?a con el 'star-system' pol¨ªtico. El otro d¨ªa acudi¨® Boadella y hubo gente que se qued¨® fuera
Dicen que son una troupe de tr¨¢nsfugas sin remisi¨®n: pol¨ªticamente ap¨¢tridas, religiosamente esc¨¦pticos y futbol¨ªsticamente agn¨®sticos. Es la tripulaci¨®n de El burladero, que abandon¨® el puerto de la calle de Pelai para desembocar en el Teatreneu de Gr¨¤cia. All¨ª levantan las faldas a la actualidad y ponen a caldo a las vedettes pol¨ªticas, intelectuales y medi¨¢ticas. Pero, para dar m¨¢s morbo a la cosa, cada lunes se organiza un considerable sarao con ilustres invitados que toman parte en este irreverente espect¨¢culo. Nosotros nos acercamos el d¨ªa en que a Albert Boadella le toc¨® dirigir el final de la parodia. Ser¨ªa por Boadella, o por el gancho que tiene el espect¨¢culo, lo cierto es que ese lunes hubo un overbooking que acab¨® casi a bofetadas. Y es que la sala no dio abasto para tanta gente que ten¨ªa, o no, entradas y se qued¨® en la calle o buscaba una silla o el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: un hueco para meterla. El espect¨¢culo estaba servido.
En medio del jolgorio, Boadella y Collell subieron al escenario y empezaron a comentar unas diapositivas de personajes h¨¢bilmente camuflados en pinturas de Mir¨® y Goya. Pero los gritos de los que quedaban fuera hac¨ªa imposible o¨ªr nada. '?Que pasen, que pasen!', invitaba Collell, pero seg¨²n parece los de fuera eran m¨¢s de la mitad de los que ya est¨¢bamos sentados como buenamente pod¨ªamos. As¨ª las cosas, hicieron su aparici¨®n Gimfi y un Albertito Fern¨¢ndez D¨ªaz vestido con pantal¨®n corto y corbata y soltando su frase favorita: 'Des de la sentralitat y moderassi¨® que caracterissen el PP...'. Lleg¨® tambi¨¦n Aznarito Napole¨®n, un mu?eco controlado por el ventr¨ªlocuo Gimfi. Una hermana Asunci¨®n tipo Ferrussola nos hac¨ªa cantar mientras la ministra Villabobos ensayaba un discurso y se preparaba a base de pastillas: desde el Prozac que la entonaba hasta el Tranquimac¨ªn que la dejaba aplacada, para terminar con rayas de coca machacadas con el carnet del Servicio Catal¨¢n de la Salud, que le devolv¨ªan su marcha habitual. No se la pierdan.
El intermezzo sirvi¨® para comprobar que no hab¨ªa corrido la sangre y que los que no pudieron entrar hab¨ªan optado por regresar a sus casas o tomarse una copa y unas palomitas en el bar del hall. Volvieron Napole¨®n y Gimfi y Albertito con una pija del PP, Mamen, que le dec¨ªa que ya estaba bien de tanto jaleo y tanta huelga en la facu. Vino luego la bella Lupe con su son guajirosexual y un strip-tease de una supuesta pareja de Afganist¨¢n (ella con su inconfundible burka). Escuchamos tambi¨¦n la lecci¨®n magistral del profesor Guirigall y asistimos a una misa azulgrana para renovar la fe en esta prestigiosa secta. Hasta que Jaume Collell subi¨® de nuevo al escenario para pedir a Boadella que arreglara todo aquel embrollo politiquero. Y as¨ª lo hizo. Guirigall, Albertito y la Villabobos se convirtieron en viejos achacosos encerrados en un geri¨¢trico que repet¨ªan sus tics y las mismas frases de siempre, pero totalmente desquiciados. El pobre Guirigall se quejaba: 'Vint-i-vuit mocions de censura i encara est¨¤ viu!'. Albertito no cesaba en su 'des de la sentralitat i moderassi¨® que caracterissen el PP...'. Y la ministra, con la falda arremang¨¢, unas medias blancas, los zapatos olvidados y las piernas abiertas -todo un cromo-, se negaba a tomar la medicaci¨®n que les suministraba a todos la monja porque estaba ya saturada de pastillas. Boadella dirig¨ªa el sainete y el p¨²blico se lo pasaba en grande.
Y los que quedaron fuera, que sepan que hay burladero para d¨ªas y que los lunes tendr¨¢n m¨¢s invitados ilustres. Saciados y aburridos de tanto politiqueo in¨²til y tanta vedette medi¨¢tica, da gusto meterse en el Teatreneu y contemplar a nuestro star system en pa?os menores. Ya lo dice el pasodoble que encabeza el espect¨¢culo: '?Digan si re¨ªr no es, en democracia, mucho mejor que votar!'.
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