Lecciones de liderazgo
El canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, el l¨ªder m¨¢s s¨®lido de la socialdemocracia alemana desde Helmut Schmidt y Willy Brandt, demostr¨® ayer que es un estadista. Sabe arriesgar cuando se juega la credibilidad de Alemania como aliado y tiene unos principios con los que nadie puede jugar, ni en la calle ni en el Parlamento.
Schr?der gan¨® ayer la votaci¨®n en la moci¨®n de confianza que hab¨ªa planteado ¨¦l con 336 frente a 326 votos, tres m¨¢s de los que necesitaba. Parece un resultado escaso. No lo es. Porque ¨¦l sabe, como lo sabe la oposici¨®n, que el apoyo a su propuesta de colaboraci¨®n militar con Estados Unidos y otros miembros de la coalici¨®n antiterrorista goza del apoyo de casi toda la C¨¢mara. Los cristianodem¨®cratas y liberales han votado en contra de Schr?der, pero sus portavoces han tenido que acercarse al estrado para explicar que votaban contra el Gobierno estando a favor de lo que el Gobierno pretende y har¨¢. Dif¨ªcil tarea la de quienes votan contra aquello que pretenden.
Schr?der ha demostrado tener car¨¢cter, esa misma firmeza en sus percepciones que muchos le han negado durante a?os y que ¨¦l ha sabido confirmar en una de las situaciones pol¨ªticas m¨¢s inciertas que se puedan imaginar. Pese a todos los amagos de pacifistas diversos en la socialdemocracia y ante todo en Los Verdes, el canciller ha dejado claro que tiene todas las cartas. Schr?der crece en la crisis porque lanza los ¨®rdagos con la frialdad de quien no tiene miedo a sufrir p¨¦rdidas.
A muchos les sienta mal este despliegue de liderazgo de un hombre al que cre¨ªan f¨¢cilmente abatible. Es l¨®gico. Porque atacan todo aquello que los acosa a ellos y que los tiene perfectamente inermes. Nunca, desde la creaci¨®n de la Rep¨²blica Federal de Alemania, hab¨ªa estado tan postrada la democracia cristiana.
Nunca el SPD, ni bajo su adorado Willy Brandt, hab¨ªa gozado de este enorme abanico de posibilidades que le ofrece el liderazgo de Schr?der. Puede pactar con quien quiera, verdes y liberales, ex comunistas orientales y p¨ªos cristianodem¨®cratas. El SPD tiene hoy dos baluartes inexpugnables que son el canciller y su ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, que, dicho sea de paso, es de otro partido. Al menos de momento. Fischer es el pol¨ªtico m¨¢s apreciado en toda Alemania. Schr?der le sigue.
Los Verdes saben que, si deciden en su asamblea de Rostock del fin de semana que viene la ruptura de la coalici¨®n y su salida del Gobierno, jam¨¢s volver¨¢n a acercarse al poder. Y saben que Schr?der no tiene ninguna dificultad en lograr una nueva coalici¨®n con los liberales del FDP, que pactar¨ªan, como Los Verdes, cualquier reforma fiscal y nuevas leyes de seguridad con tal de auparse a tareas de gobierno.
El mundo es muy distinto a lo que era antes del 11 de septiembre. Quien no entienda esto no entiende nada. Y parece que las bases de Los Verdes siguen manejando criterios ya definitivamente obsoletos. Fischer sabe mucho m¨¢s de lo que sucede e intenta infundir cierta sensatez en quienes le han aupado al poder pero son incapaces de entender el momento de inflexi¨®n hist¨®rica en que vivimos.
Los Verdes son ya una fuerza prescindible. El compromiso con el poder ha sido para ellos una prueba demoledora. Los liberales han salido de una crisis que parec¨ªa abocarlos al abismo. Los cristianodem¨®cratas no saben d¨®nde est¨¢n ni ad¨®nde van. Y los ex comunistas orientales del PDS recogen ansiosos los votos decepcionados de los ecopacifistas, pero no son alternatina para un pacto de gobierno en Berl¨ªn en un futuro previsible.
En cierto sentido tienen raz¨®n quienes acusan a Schr?der de chantajear a sus socios e imponer la disciplina en su propio grupo parlamentario, en el que existen voces presas de ese rictus pacifista de la mala conciencia que siempre ha perseguido a la pol¨ªtica alemana. Pero Schr?der ha demostrado, con su compromiso de cooperar en la intervenci¨®n militar internacional en Afganist¨¢n, que Alemania ha dejado de ser ese enano pol¨ªtico disfrazado de gigante econ¨®mico. Adem¨¢s de dejar claro que la socialdemocracia alemana tiene conceptos para combatir a favor de la seguridad, la libertad y la sociedad abierta. Schr?der ha ganado, y no por el estrecho margen que sugiere la votaci¨®n del Reichstag. Es bajito, pero adquiere estatura por momentos.
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