Museo en las Gl¨°ries
Al parecer la renovaci¨®n muse¨ªstica de la ciudad tiene como prioridad el proyecto de construcci¨®n de un gran museo en la plaza de las Gl¨°ries, intervenci¨®n que plantea una serie de problemas susceptibles de ser analizados.
En primer lugar, el emplazamiento escogido no cuenta con ninguna de las condiciones que ser¨ªan aconsejables para la construcci¨®n de una infraestructura muse¨ªstica. En cualquier manual de museolog¨ªa se desaconseja el emplazamiento de un museo al lado de v¨ªas importantes, por motivos de ruido, poluci¨®n, etc¨¦tera, de conservaci¨®n en definitiva. Son evidentes las p¨¦simas condiciones ambientales de la ubicaci¨®n prevista, con un grado elevad¨ªsimo de contaminaci¨®n ac¨²stica y ambiental. Adem¨¢s, las vibraciones debidas al tr¨¢nsito de veh¨ªculos y a las dos l¨ªneas de metro que pasan por debajo (am¨¦n de las de tren que est¨¢n previstas para un futuro pr¨®ximo) lo acaban de complicar. Por tanto, resulta obvio que los costes para solventar todas estas cuestiones har¨ªan m¨¢s aconsejable pensar en un sitio m¨¢s apropiado.
No parece que un cruce de v¨ªas como la plaza de las Gl¨°ries sea el lugar de un museo
En segundo lugar, y en referencia al edificio, pocas veces se da la posibilidad de construir un contenedor de nueva planta para un museo. En este caso parece que la historia se repite. Primero el edificio y despu¨¦s el museo: recu¨¦rdese la experiencia y el debate suscitado a lo largo de la d¨¦cada de los noventa con la construcci¨®n del Macba en el barrio del Raval. El cliente, o sea el Ayuntamiento, quer¨ªa 'un Mayer' en la ciudad, sin haber elaborado previamente un programa de definici¨®n de contenidos museol¨®gicos. Ahora, el estudio del arquitecto Oriol Bohigas intervendr¨ªa en el fragmentado Sant Mart¨ª de Proven?als con la construcci¨®n del que al parecer ser¨ªa su primer gran museo, despu¨¦s de haber ganado el concurso que se convoc¨® bajo el t¨ªtulo Cripta de la pla?a de les Gl¨°ries: el tresor de Barcelona. Curioso nombre para el esp¨ªritu del lugar, fatalmente condenado a ser un cruce de v¨ªas mal solucionado, que rompe la avenida Diagonal en dos partes sin posibilidad de continuidad, aunque se prevea paliar este problema con la supresi¨®n del aparcamiento de debajo de la anilla.
Alternativas al respecto no faltar¨ªan. As¨ª, por ejemplo, a partir del modelo urban¨ªstico de la zona recientemente rehabilitada en Londres que se ha recuperado con la Tate Modern en una antigua f¨¢brica de turbinas, aqu¨ª se podr¨ªa haber pensado en la rehabilitaci¨®n de alguna de las f¨¢bricas supervivientes en el eje Diagonal Mar, relacion¨¢ndose con el proyecto 22 @BCN. El proyecto de la moderna Tate naci¨® como una necesidad de continuidad con la ya existente Tate Gallery (donde ahora se muestran s¨®lo las colecciones dedicadas al siglo XIX), a partir del programa de pol¨ªtica expositiva del propio museo, que preve¨ªa cambiar el discurso para explicar el arte del siglo XX. Aqu¨ª, como el contenido est¨¢ a¨²n por definir, es como si se tuviera la intenci¨®n de hacer una pel¨ªcula sin un gui¨®n y sin un programa de producci¨®n o rodaje previos. Y de ah¨ª la gravedad del asunto. Se pretende reunificar los museos de Artes Decorativas, Textil y de la Indumentaria, de Cer¨¢mica y de Artes Gr¨¢ficas (cerrado eventualmente hace unos a?os), y crear un posible Museo Centro del Dise?o (otro t¨¦rmino no exento de pol¨¦mica). Pero antes hay que preguntarse qu¨¦ queremos explicar, para despu¨¦s pensar d¨®nde y c¨®mo.
En cualquier caso, la importancia de la definici¨®n de contenidos es fundamental y el nombre deviene su marca de identidad.Decidir si se acepta la idea que se estaba elaborando desde el ya existente Museo de las Artes Decorativas de Barcelona, de hacer un museo del objeto en el mundo occidental, o si de lo que se trata es de presentar una visi¨®n amplia de la creaci¨®n de artefactos a lo largo de la historia, o bien explicar una historia del consumo o del gusto, son algunas cuestiones te¨®ricas fundamentales para configurar un anteproyecto que busca la reunificaci¨®n de las colecciones y tambi¨¦n para que el personal t¨¦cnico especializado que las conoce pueda trabajar en la definici¨®n de los contenidos.
Tambi¨¦n cabe preguntarse sobre el papel que debe desempe?ar el Foment de les Arts Decoratives (FAD), que dej¨® la calle del Brusi para instalarse definitivamente en el Convent dels ?ngels, cerca del Macba, del CCCB y de la futura Facultad de Geograf¨ªa e Historia.
Ya que, adem¨¢s, esta entidad cuenta con una importante biblioteca especializada en temas de artes decorativas y dise?o.
Desde el ¨¢rea de Urbanismo y desde el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) quieren impulsar la construcci¨®n de un edificio singular para el 2004 sin haber programado ni discutido a fondo los contenidos con todos los agentes implicados (museos, centros educativos e investigadores, e incluso industrias del sector), la creaci¨®n de una nueva infraestructura cultural sin unos objetivos globales en el marco de las actuaciones sobre el patrimonio de la ciudad. Es necesario plantearse los retos de unas colecciones que necesitan un proyecto museol¨®gico s¨®lido, para despu¨¦s dise?ar un buen proyecto museogr¨¢fico -y as¨ª elaborar un programa de funcionamiento del edificio- con un t¨ªtulo adecuado que sintetice las intenciones de los contenidos, adapt¨¢ndose a la funci¨®n social y cultural que se le quiera dar. A estas alturas, no podemos permitirnos empezar a construir un castillo en el aire para albergar un 'tesoro' -concepto de reminiscencias m¨¢s medievales que contempor¨¢neas- como corresponde al presente. A decir verdad, 'el tesoro de Barcelona' se halla oculto y todav¨ªa por descubrir.
Teresa M. Sala es profesora titular de Historia del Arte de la UB.
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