La energ¨ªa creativa de la literatura brasile?a mide su peso en M¨¦xico
La XV Feria Internacional del Libro de Guadalajara se inaugura hoy a ritmo de samba
Con Brasil ocurre que toda cifra resulta siempre colosal. 180 millones de habitantes para una superficie casi continental: unos ocho millones y medio de kil¨®metros cuadrados. En los ¨²ltimos cinco a?os, se han publicado una media anual de 50.000 t¨ªtulos. En otros t¨¦rminos, la producci¨®n editorial anual oscila alrededor de 400 millones de ejemplares. Lo que quiere decir que aparecen poco m¨¢s de dos libros per capita al a?o. Son datos del Centro Regional para el Fomento del Libro en Am¨¦rica Latina y el Caribe (CERLALC) y vienen a decir que Brasil ofrece unas perspectivas muy favorables a medio plazo para la edici¨®n de libros.
As¨ª que Brasil tiene unas dimensiones espectaculares, pero tiene tambi¨¦n dentro una multitud de contrastes -¨¦tnicos, pol¨ªticos, sociales o econ¨®micos- que convierten su cultura en una de las m¨¢s variadas y plurales del continente americano.
El escritor Jo?o Ubaldo Ribeiro escrib¨ªa hace unos a?os que no sab¨ªa muy bien 'decir qu¨¦ es Brasil'. Comentaba que en su pa¨ªs era habitual el gusto por sumergirse en interminables conversaciones para establecer las se?as de identidad precisas de un territorio y unas gentes tan complicados de definir, y, luego, reun¨ªa un mont¨®n de sentencias lapidarias. Valgan unas cuantas: 'No somos un pa¨ªs serio' (frase atribuida a Charles de Gaulle), 'No tenemos arreglo, nada de lo que sale aqu¨ª sale realmente bien, con excepci¨®n del crimen y la infracci¨®n organizados'. 'S¨®lo pensamos en el carnaval, en el f¨²tbol y en los traseros'. 'Tanto nuestras mujeres como nuestros hombres son los mejores amantes del universo'. 'Somos uno de los pueblos m¨¢s cordiales, hospitalarios y pac¨ªficos del mundo'.
Inclasificable
Y Jo?o Ubaldo Ribeiro continuaba con una sucesi¨®n de t¨®picos, con toda la verdad y mentira que tienen los t¨®picos. Al final, Brasil siempre se escapa a cualquier clasificaci¨®n, y es l¨®gico que as¨ª sea, teniendo en cuenta que es un pa¨ªs poblado por multitud de etnias diferentes, muchas a punto de desaparecer, y que alberga una ciudad como S?o Paulo, de la que el actor Paolo Bisso dec¨ªa: 'Suma las poblaciones de Nueva York y de la Ciudad de M¨¦xico, calcula una media de tres coches por persona -lo que con certeza deja inmaculada la contaminaci¨®n de Los ?ngeles-. Ruido, basura y humo: estamos en S?o Paulo'.
Viejas tradiciones que conviven con la modernidad m¨¢s vertiginosa. Y un sinf¨ªn de desaf¨ªos que han obligado a Brasil a abrir las puertas y proyectarse as¨ª hacia Am¨¦rica Latina con su participaci¨®n en iniciativas como, entre otras, la de Mercosur. El caso es que el espa?ol empieza a ser una lengua imprescindible para los brasile?os, lo que explica que cada vez se ense?e m¨¢s en los colegios y escuelas del pa¨ªs y que una ley que prev¨¦ la obligatoriedad est¨¦ a la espera de su aprobaci¨®n definitiva en el Parlamento.
Es en ese contexto donde se produce el desembarco de Brasil en Guadalajara. Lo hace a ritmo de samba y con la voluntad de hacer vibrar la ciudad con su alegr¨ªa y la variedad estil¨ªstica de un pu?ado de grandes escritores. Entre los que han llegado, figuran autores del prestigio literario del propio Jo?o Ubaldo Ribeiro, de Lygia Fagundes Tello o de N¨¦lida Pi?¨®n, pero tambi¨¦n con la habilidad de llegar a grandes p¨²blicos como Paulo Coelho. Estar¨¢n tambi¨¦n, entre otros, Carlos Heitor Cony o Ana Mar¨ªa Machado, cuyo prestigio se consolid¨® al obtener el Premio Hans Christian Andersen, considerado una suerte de Nobel de la literatura infantil y juvenil.
Pero Brasil quiere difundir tambi¨¦n los variados caminos que transitan sus investigadores y pensadores. Gente del prestigio de Paulo Freire, en el mundo de la educaci¨®n, o de Gilberto Freyre, en el terreno de las ciencias sociales, son algunos nombres de referencia de un pa¨ªs que tiene que inventar a marchas forzadas f¨®rmulas para integrar dentro de unas pautas comunes a las m¨¢s variadas gentes y culturas.
Viejos lazos de amistad
En el Mundial de f¨²tbol de 1970, la ciudad de Guadalajara adopt¨® como suya a la selecci¨®n brasile?a y celebr¨® como propio cada uno de los triunfos de un equipo que hizo del f¨²tbol una de las bellas artes. Ahora, Brasil vuelve a Guadalajara y con las mismas ganas de fiesta. No van ni Pel¨¦, ni Jairzinho, ni Rivelinho, ni Tostao, ni Gerson. En vez de goles, los brasile?os traen libros. Pero no s¨®lo libros. La feria ofrece otra multitud de propuestas culturales, y ah¨ª Brasil ha llegado tambi¨¦n con arte, cine, danza y m¨²sica. Madalena Schwartz mostrar¨¢, a trav¨¦s de sus fotograf¨ªas, los rostros de este inmenso y variado pa¨ªs; habr¨¢ una exposici¨®n dedicada al grabado y otra con las esculturas y cuadros de Cleber Machado y Silvio Dworeki. La Universidad de Guadalajara recoger¨¢ un ciclo de cine de Brasil y del Mercosur. Y los m¨²sicos llegar¨¢n para colocar sus ritmos en las m¨¦dulas espinales de cuantos mortales anden por la ciudad mexicana. Carlinhos Brown, Lenine o Ivan Lins, entre otros, vendr¨¢n, adem¨¢s, a contar otra historia: que la riqueza de sus tradiciones musicales es inmensa, pero que est¨¢n abiertos al resto del mundo, y que han hecho de la mezcla una de sus se?as de identidad.
Babelia
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