?Hay salidas para Jap¨®n?
Junichiro Koizumi tampoco logra enderezar a la segunda econom¨ªa mundial
Como un jarro de agua fr¨ªa han ca¨ªdo las ¨²ltimas previsiones oficiales que han revisado los datos preliminares de un crecimiento del 1,7% a un registro negativo del 0,9% del PIB para el presente ejercicio fiscal que termina en marzo. Las estimaciones del FMI y de la OCDE para 2002 son de un decrecimiento de m¨¢s de un punto y de un modesto repunte para 2003.
Koizumi, sin embargo, insiste en poner marcha el programa de reformas estructurales que prometi¨® en abril, aunque eso comporte un periodo de dos o tres a?os de recesi¨®n. No hay progreso sin dolor, dijo en su investidura. Por ahora sus palabras son m¨¢s promesa que realidad. Adem¨¢s, varios expertos avisan que de aplicarse el programa, puede agravarse a¨²n m¨¢s la crisis por el efecto depresivo de sus medidas. Los analistas discrepan, adem¨¢s, sobre las verdaderas causas de la situaci¨®n que Jap¨®n arrastra desde la pasada d¨¦cada. Unos sostienen que los males derivan de una insuficiencia de la demanda y otros enfatizan en los problemas estructurales como origen de una crisis de oferta.
Sea uno u otro el origen, los indicadores no ofrecen duda sobre la gravedad del enfermo. El ¨ªndice de confianza empresarial baj¨® hasta los -33 puntos en septiembre, antes de conocerse los atentados de EE UU (aunque hay algo de positivo en la tragedia del 11 de septiembre para los nipones: la ca¨ªda del precio de las materias primas, empezando por el petr¨®leo, y la revalorizaci¨®n del yen). Las empresas est¨¢n reduciendo la inversi¨®n para ajustar la producci¨®n (que en septiembre cay¨® un 12,7%) al descenso de la demanda. Las malas cifras de paro, adem¨¢s, no favorecen la reactivaci¨®n. El nivel de desempleo est¨¢ en el 5,3%, r¨¦cord hist¨®rico en este pa¨ªs.
Deflaci¨®n
Entretanto, los precios cayeron un 0,8% en septiembre confirmando una deflaci¨®n que se prolonga desde hace dos a?os y la Bolsa permanece sumida en la aton¨ªa.
?Qu¨¦ va a hacer Koizumi con independencia de alg¨²n retoque ministerial? El primer ministro se ha visto obligado a presentar un presupuesto suplementario para financiar un programa de creaci¨®n de empleo. Eso s¨ª, no ha roto la promesa de no emitir m¨¢s de 30 billones de yenes de bonos en 2001. Algunos expertos dicen que rebasar algo ese techo no ser¨ªa una tragedia y no distorsionar¨ªa mucho las finanzas p¨²blicas.
Tampoco dos de sus grandes compromisos tienen visos de cristalizar, al menos por ahora: la privatizaci¨®n de empresas est¨¢ casi congelada ante la rocosa resistencia de ese mandarinato que representa la burocracia en Jap¨®n, y sus planes para acabar en tres a?os con los pr¨¦stamos fallidos. Alg¨²n progreso se ha hecho en el ¨²ltimo caso, pero falta una delicada medida a tomar por el Gobierno, la delimitaci¨®n de responsabilidades en la gesti¨®n de los bancos, un asunto espinoso porque la responsabilidad recae en personas bien relacionadas con el poder. Y otra medida pendiente es la de inyectar o no fondos del Estado a los bancos, extremo sobre el que hay divergencias en el propio Gobierno. Sin salidas concretas a su ya larga crisis, a los japoneses les queda al menos la ilusi¨®n de aguardar el nacimiento del hijo del futuro emperador y que su selecci¨®n nacional quede en mejor lugar que China y Corea del Sur en el pr¨®ximo mundial de f¨²tbol. Cierto, no es mucho.
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