Historia de un desertor
Dos situaciones concurrieron ayer en la frontera paquistan¨ª. Y ambas informan sobre la situaci¨®n en Afganist¨¢n. En primer lugar, la polic¨ªa a caballo paquistan¨ª, por primera vez en su historia, tuvo que traspasar su territorio y adentrarse en la zona afgana para implantar el orden entre los refugiados afganos que quer¨ªan pasar a Pakist¨¢n. 'La polic¨ªa de los talibanes no est¨¢ aqu¨ª para mantener el orden', declar¨® un oficial paquistan¨ª.
El segundo hecho guarda relaci¨®n m¨¢s directa a¨²n con el estado del Ej¨¦rcito talib¨¢n. El talib¨¢n Haji Mula Dad Muhammad, de 32 a?os, casado y con dos hijos, escondi¨® ayer sus armas, dej¨® su puesto en el poblado de Spin Boldak y cruz¨® la frontera hacia Pakist¨¢n. Haji Mula estuvo desde los inicios, en 1994, al lado de los talibanes. Condujo tanques, pilot¨® aviones y luch¨® cuerpo a cuerpo m¨¢s de cincuenta veces. Sin embargo, ayer desert¨® sin ning¨²n remordimiento de conciencia. Cogi¨® todo lo que pudo, se mont¨® en el coche de un primo y sali¨® en direcci¨®n a Quetta, en Pakist¨¢n, donde le aguardaba su familia.
Tra¨ªa el coche de su primo lleno de mantas, sacos de leche en polvo, gasolina y otros v¨ªveres que hab¨ªa conseguido robar del propio campamento. 'La gente est¨¢ pasando mucha hambre. Sab¨ªamos que las tribus pastunes iban a venir a luchar a Spin Boldak, y anoche les dije a mis hombres: 'Si vosotros quer¨¦is luchar, lucharemos hasta el final. Si no, nos vamos todos a casa'. Eran unos cincuenta. Estuvieron decidi¨¦ndolo por la noche. Por la ma?ana me dijeron que no les importaba luchar, pero muchos ten¨ªan sus casas y sus familias en el camino del pueblo de Tajtapul, que est¨¢ tomado por los pastunes. Si hab¨ªa lucha, la vuelta a casa ser¨ªa casi imposible. As¨ª que cada uno escondi¨® sus armas donde pudo y se march¨®'.
Haji Mula estaba al cargo de un almac¨¦n donde se guardaban los productos que la poblaci¨®n protalib¨¢n paquistan¨ª hab¨ªa enviado desde el 11 de septiembre. 'La poblaci¨®n, al darse cuenta de que nosotros nos ¨ªbamos, se abalanzaba sobre la comida. Intentamos controlar el desorden con tiros al aire, pero era imposible'.
?No teme el desertor represalia de sus superiores? 'No, porque yo hab¨ªa hablado con mis jefes de Kandahar. Y ellos me hab¨ªan dicho que, si las cosas se llegaban a poner serias, que nos disgreg¨¢ramos y nos fu¨¦ramos cada uno a nuestra casa'.
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