'La ¨²nica diferencia entre los talibanes y la Alianza es la barba'
'Lo ¨²nico que diferencia a los talibanes de la Alianza del Norte es la barba. EE UU tendr¨ªa que haber aprendido ya lo que supone apoyar el fundamentalismo. Nada va a cambiar con el asesinato de Osama Bin Laden: surgir¨¢ otro fundamentalismo'. La que habla de forma tan tajante y en un perfecto ingl¨¦s es Zoya Azdi, un mujer afgana de 25 a?os que no ha conocido otra cosa que la guerra. Naci¨® en Kabul y ha vivido gran parte de su vida en un campo de refugiados de Pakist¨¢n, exactamente desde que cumpli¨® los 14 a?os.
Fue una de las cientos de adolescentes enviadas por sus padres a los campos de Pakist¨¢n, tras la huida de las tropas sovi¨¦ticas (1989) y posterior instauraci¨®n en Kabul de los muyahidin, los mismos grupos de integristas que hoy conforman la Alianza del Norte.
'Nosotras somos la muestra de que la voluntad democr¨¢tica sigue viva en el pa¨ªs'
'Era la ¨²nica forma de que sigui¨¦ramos con nuestra formaci¨®n y sobrevivi¨¦semos a la guerra civil en la que qued¨® sumido nuestro pa¨ªs. La Alianza del Norte est¨¢ mostrando ahora una falsa cara amable hacia el exterior, diciendo que va a permitir estudiar a las mujeres y que va a respetar los derechos humanos para aprovecharse del apoyo estadounidense, pero para nosotros son los mismos que hace nueve a?os convirtieron la Universidad de Kabul en un frente de guerra y violaron a nuestras madres y abuelas. Yo soy una de las afortunadas que logr¨® salir de all¨ª'.
As¨ª, mientras cientos de ni?os eran educados y entrenados en las madrazas paquistan¨ªes para convertirse en los talibanes que hoy todav¨ªa resisten los bombardeos de EE UU en su feudo de Kandahar, Zoya fue educada en campos de refugiados paquistan¨ªes por mujeres intelectuales de la Asociaci¨®n Revolucionaria de Mujeres de Afganist¨¢n (RAWA), organizaci¨®n clandestina a la que ahora representa en Madrid. Su llegada a la capital de Espa?a, donde se reunir¨¢ con representantes de distintos grupos pol¨ªticos para pedir su colaboraci¨®n, se produce de la mano de la asociaci¨®n Paz Ahora, en defensa de la paz y los derechos humanos en zonas de conflicto.
Fundada en 1977, RAWA ha sobrevivido a los 10 a?os de invasi¨®n sovi¨¦tica, al asesinato de su l¨ªder Meena en 1987 en Quetta (Pakist¨¢n) 'por agentes de la entonces KGB y con el consentimiento de la banda fundamentalista de Gulbuddin Hekmatyar', al gobierno de los muyahid¨ªn, al posterior de los talibanes y a la vigente guerra: 'Nosotras somos la muestra de que la voluntad democr¨¢tica sigue viva en el m¨¢s que castigado pueblo afgano', dice.
'A todas se nos planteaban tres opciones: el suicidio, la huida o la lucha. Yo, como otras compa?eras, eleg¨ª la tercera. Durante tres a?os estudi¨¦ las asignaturas correspondientes a mi edad con un buen nivel, aunque bajo el techo de pl¨¢stico y tela de una tienda de campa?a. El cuarto curso eran estudios pol¨ªticos opcionales, los curs¨¦ y aqu¨ª estoy. Antes de convertirme en delegada de exteriores de RAWA, he pasado cinco a?os impartiendo clases a ni?as, madres y abuelas juntas, en campos de refugiados con estrictas medidas de seguridad: nuestra labor est¨¢ penada con la muerte', cuenta.
Zoya, como las otras 2.000 mujeres afganas de RAWA que han decidido sacrificar su vida para luchar por los derechos humanos y la democracia en Afganist¨¢n, entran y salen de su pa¨ªs en absoluto secreto y vistiendo la prenda que m¨¢s las humilla: el burka. Lo usan como escondite para informar a las afganas de sus actividades y para darles trabajo: 'Ellas tejen alfombras que nosostros les compramos y despu¨¦s vendemos'.
Zoya se refiere con escepticismo a la soluci¨®n al conflicto que estos d¨ªas se esboza en Bonn, donde una representante de RAWA acompa?a al antiguo rey afgano (el casi nonagenario Zahir Shah, que rein¨® durante 40 a?os): 'Lo mejor es la vuelta de Shah porque simboliza los tiempos de paz del pueblo afgano, pero no sin un desarme auspiciado por la ONU. La Alianza del Norte es peligrosa para nuestra gente; adem¨¢s, son m¨¢s inteligentes que los talibanes y menos f¨¢ciles de dominar', advierte.
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