Espa?a y la poblaci¨®n europea
Poblaci¨®n y territorio son, seg¨²n todos los cl¨¢sicos, los elementos esenciales de un Estado y, por lo tanto, algo a cuidar. Todos considerar¨ªamos un grave problema pol¨ªtico la p¨¦rdida de parte del territorio. Sin embargo, no le damos la misma importancia a la p¨¦rdida de poblaci¨®n, y, aunque ello pueda ser razonable, no lo es la casi total indiferencia que nos causa. Lo que viene a cuento de que Eurostat, la oficina estad¨ªstica de la Uni¨®n Europea, acaba de publicar las principales tendencias demogr¨¢ficas de Europa durante el a?o 2000 y ciertamente merecen un comentario.
La primera noticia, buena sin duda, es que crece la longevidad de los europeos, cuya esperanza de vida es de 75 a?os para los hombres y de nada menos que seis a?os m¨¢s, 81,2, para las mujeres, cifras que mejoran incluso para los espa?oles y, sobre todo, las espa?olas que, con 82,7 a?os de esperanza de vida, son las m¨¢s longevas de la Uni¨®n, conjuntamente con las francesas. En algo deb¨ªan ganar las mujeres, que, a menor calidad de vida, tienen sin embargo m¨¢s cantidad.
La segunda buena noticia es que la tasa de fertilidad ha vuelto a crecer y es hoy la m¨¢s alta en una d¨¦cada. Por el contrario, Espa?a, con 386.000 nacidos vivos, y a pesar de que ha crecido en relaci¨®n con 1999, sigue siendo el farolillo rojo de la Uni¨®n, incluso por detr¨¢s de los dem¨¢s pa¨ªses mediterr¨¢neos (Italia y Grecia). Al parecer, nuestra estrategia es la contraria a la de las mujeres, y seguimos comprando calidad de familia a costa de cantidad de familia.
Pues la tercera noticia, buena o mala seg¨²n las preferencias valorativas del lector, es que en todas partes los matrimonios disminuyen (fueron 2,2 millones en 1980 y s¨®lo 1,9 en 2000), al tiempo que los divorcios crecen (de 0,5 a 0,7 millones para las mismas fechas), lo que es causa y efecto de una generalizada tendencia a sustituir la natalidad matrimonial por la extramatrimonial. Si hace veinte a?os menos de uno de cada diez nacimientos era extramatrimonial, el a?o pasado hab¨ªa subido a casi uno de cada tres (el 27,2%), aunque, no por casualidad, las tasas m¨¢s bajas de natalidad extramatrimonial se daban en Espa?a (14%), Italia (9%) y Grecia (4%). Pero en Francia, Suecia y Dinamarca es ya de uno de cada dos nacimientos, y en el Reino Unido, Irlanda, Austria y Finlandia es de uno de cada tres. Elija usted si prefiere hablar de 'nuevas formas familiares' o de 'crisis de la familia', pues la realidad es la misma: cambios dr¨¢sticos en la composici¨®n de los hogares.
Finalmente, la noticia m¨¢s importante, mala sin duda, es que el crecimiento de la poblaci¨®n sigue siendo muy escaso. La poblaci¨®n total de la Uni¨®n, nada menos que 377 millones, creci¨® en s¨®lo un mill¨®n de personas en el a?o 2000. Para contrastar esta cifra pensemos que, durante el mismo a?o, Estados Unidos, con una poblaci¨®n inferior en 100 millones a la de Europa, creci¨® en 2,5 millones. Y m¨¢s importante es a¨²n que dos tercios de ese escaso mill¨®n corresponden a emigraci¨®n neta y s¨®lo un tercio al crecimiento natural. En algunos pa¨ªses (como Italia o Alemania), el crecimiento natural fue negativo, compensado sin embargo con un saldo neto emigratorio. Para darse cuenta de lo escaso que es este crecimiento, basta comprobar que Europa contribuy¨® con s¨®lo un 1,37% del total del crecimiento de la poblaci¨®n del mundo el a?o 2000. Por contraste, China contribuy¨® al total del crecimiento mundial con un 15%, India con un 21% y los restantes pa¨ªses menos desarrollados contribuyeron con un apabullante 60%. De modo que, si la situaci¨®n de desigualdad y pobreza mundial es ya grave, las tendencias demogr¨¢ficas la agravan m¨¢s y hacen de la emigraci¨®n un problema pol¨ªtico de alcance global. Lo que es especialmente relevante para los espa?oles, geogr¨¢ficamente situados a la vanguardia de una de las dos grandes fronteras mundiales que separan pa¨ªses ricos y pobres, de baja y alta natalidad: la frontera sur de Estados Unidos y el Mediterr¨¢neo.
Y una ¨²ltima pregunta. ?Le interesan estos datos a alg¨²n pol¨ªtico? Pues si no le interesan, por favor, no le voten. Ya va siendo hora de que se tomen esto en serio, pues las consecuencias de estos datos, como son la emigraci¨®n, la desfamiliarizaci¨®n de la sociedad o el envejecimiento y la creciente tasa de dependencia no son en absoluto temas triviales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.