Al servicio del espectador medio
En los ¨²ltimos a?os, parece inevitable que las representaciones oper¨ªsticas del gran repertorio en el Liceo de Barcelona vayan acompa?adas de pol¨¦mica, con divisi¨®n de opiniones casi siempre debido al montaje esc¨¦nico. En esta ocasi¨®n, con esa maravilla del ingenio verdiano que es La traviata de nuevo ha habido pol¨¦mica, pero esta vez no por cuestiones esc¨¦nicas. Las manifestaciones reprobatorias, aunque minoritarias, fueron para la direcci¨®n musical de la brit¨¢nica Julia Jones y para el tenor Marcus Haddock.
La digna y elegante producci¨®n procedente de la Royal Opera House Covent Garden de Londres gust¨®, aunque result¨® un poco fr¨ªa. Con excepci¨®n del segundo cuadro del acto segundo, el montaje simplifica los espacios y la direcci¨®n esc¨¦nica deja a los cantantes protagonistas muy a su libre albedr¨ªo. Con aciertos en la iluminaci¨®n y el vestuario, la producci¨®n est¨¢ dirigida a complacer al espectador medio, tan alejado de pret¨¦ritos acartonamientos como de las novedosas y provocadoras propuestas esc¨¦nicas.
La traviata
De Giuseppe Verdi. Int¨¦rpretes: Ruth Ann Swenson, Marcus Haddock, Juan Pons, Rosa Mateu, Rosa Maria Conesa, Vicen? Esteve Madrid, Javier Franco, David Rubiera, Joxan Matxain, Jordi Casanova y Vicen? Esteve Corbacho. Orquesta y Coro del Liceo. Producci¨®n de la Royal Opera House Covent Garden de Londres. Direcci¨®n esc¨¦nica: Richard Eyre. Director de la reposici¨®n: Patrick Young. Direcci¨®n musical: Julia Jones. Teatro del Liceo. Barcelona, 12 de diciembre.
La direcci¨®n musical de Julia Jones, con algunos momentos acertados, como el d¨²o de Violetta Val¨¦ry y Giorgio Germont, fue desigual en los tempi, no transmiti¨® globalmente calidez y en algunos pasajes confundi¨® intensidad y vitalidad con resultados poco satisfactorios, especialmente en el primer acto.
La soprano Ruth Ann Swenson obtuvo con su interpretaci¨®n de Violetta Val¨¦ry una c¨¢lida acogida por parte del p¨²blico, que premi¨® su canto suficiente, su bonita voz y su sensibilidad y exquisita musicalidad, aunque uno no acaba de creerse que el de Violetta sea uno de sus mejores papeles. Swenson es s¨®lo una actriz discreta y le falta algo de presencia, en especial en el segundo cuadro del acto segundo, y temperamento. El hecho de que sea una excelente y muy bien preparada cantante le posibilit¨® salvar de forma holgada el compromiso de abordar un papel tan brillante, lucido y complejo como es el de la protagonista de La traviata.
Autoridad y contundencia
Con l¨®gico entusiasmo se recibi¨® al Giorgio Germont del bar¨ªtono menorqu¨ªn Juan Pons. Presencia, autoridad, contundencia, flexibilidad y gran l¨ªnea vocal son algunas de las virtudes que adornan la actuaci¨®n de Pons, que mostr¨® un envidiable estado de forma. Su Di Provenza, cantado exquisitamente, y su d¨²o con Ruth Ann Swenson fueron los momentos ¨¢lgidos de la representaci¨®n.
El tenor Marcus Haddock tiene presencia y una buena voz, m¨¢s de spinto que la que muestran muchos otros int¨¦rpretes del personaje de Alfredo Germont, pero su l¨ªnea vocal es tosca y la t¨¦cnica muestra lagunas, como en un pasaje en el que las intenciones fueron por delante de los resultados. Cumpli¨® en l¨ªneas generales, aunque ello no le salv¨® de ser objeto de abucheos al finalizar la representaci¨®n.
Entre los int¨¦rpretes secundarios hubo de todo. Desde lo excelente, la Flora de Rosa Mateu, hasta interpretaciones mediocres.
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