La otra cara de la eutanasia
Los m¨¦dicos holandeses intentan favorecer la alternativa de una muerte natural a base de cuidados paliativos
Con la Ley de la Eutanasia a punto de entrar en vigor en Holanda a principios de 2002, los m¨¦dicos de cabecera, principales abogados en los noventa de su regulaci¨®n (despenalizada desde 1994) admiten hoy que han carecido de conocimientos suficientes como para brindar a los pacientes desahuciados otro tipo de ayuda en el ¨²ltimo tramo de sus vidas. Confrontados a una media de dos peticiones anuales de eutanasia por parte de enfermos que la contemplan ya como un derecho, cada vez m¨¢s especialistas buscan la forma de favorecer una muerte natural a base de cuidados paliativos.
Amparados por la despenalizaci¨®n originaria, y con unos tribunales que no sol¨ªan condenarles si consultaban a un colega y se aseguraban de que no hab¨ªa otra opci¨®n para el paciente, los m¨¦dicos holandeses han hecho en la ¨²ltima d¨¦cada un intenso ejercicio de autocr¨ªtica.
Un esfuerzo que ha ido ampliando, sin rechazarlo, el concepto de eutanasia hasta transformarlo en uno de los actos propios de asistencia a los enfermos terminales, pero no el ¨²nico. El t¨¦rmino 'cuidados paliativos', con un mejor uso de los medicamentos fuertes y la atenci¨®n individualizada, se ha convertido en la principal forma de ayuda analizada en encuentros como el celebrado cada tres meses en el hospital universitario de Amsterdam, Academisch Medisch Centrum.
Reunidos en torno a un grupo de apoyo y asesor¨ªa sobre la eutanasia, los m¨¦dicos de familia intercambian desde 1997 en este foro sus experiencias en el tratamiento de pacientes sin porvenir. Los colegas requeridos para dar la segunda opini¨®n exigida por el legislador cuentan con su propia asociaci¨®n nacional. 'Se ha seguido la ruta equivocada con la eutanasia. La ley dice que debemos explorar toda clase de posibilidades antes de abordarla, pero no lo hacemos suficiente', dijo Joke Groen-Evers, miembro de la misma, en la cita del pasado octubre.
Partidaria de ayudar a morir a los pacientes que no consigan mejorar su calidad de vida ni siquiera con cuidados especiales, reconoci¨® que el control efectivo y constante del dolor y el apoyo psicosocial han estado arrinconados durante a?os en Holanda.
El ejemplo del grupo de Amsterdam ha cundido en el resto del pa¨ªs. En estos momentos, existen 25 asociaciones similares con 130 m¨¦dicos de cabecera dedicados a ampliar sus conocimientos sobre un tipo de ayuda paliativa aconsejada, sobre todo, para los pacientes que ven rechazado su ruego de eutanasia. Muchos de ¨¦stos optan por dejarse morir de hambre y sed al no ver otra salida a sus sufrimientos.
Seg¨²n el estudio m¨¢s reciente sobre la incidencia de la eutanasia a escala nacional, publicado en enero de este a?o en la revista Nederlands Tijdschrift voor Geneeskunde, en 1995 los m¨¦dicos de cabecera recibieron 9.700 solicitudes. Una de cada tres fueron aprobadas; uno de cada tres enfermos falleci¨® antes de que se hubiera tomado una decisi¨®n; en 700 casos (6%), la petici¨®n fue retirada libremente y otras 2.500 fueron rechazadas. Para los incluidos en este ¨²ltimo grupo que opten por rechazar la comida y la bebida, la Asociaci¨®n Holandesa para la Eutanasia Voluntaria ha publicado un escrito donde advierte que se trata de un proceso doloroso y precisa de colaboraci¨®n m¨¦dica.
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