El problema de la soluci¨®n
Como en el f¨²tbol los resultados son la medida de todas las cosas, la recuperaci¨®n del Deportivo en las ¨²ltimas semanas nos arroja en brazos de una conclusi¨®n: el sistema de rotaciones de Javier Irureta est¨¢ muerto y enterrado. Tras remover el equipo un partido tras otro, el entrenador se encontr¨® hace tres semanas, en Alemania, con la dura realidad de que su grupo hab¨ªa tocado fondo. Desde entonces, regres¨® a la tradici¨®n de mantener un once tipo y los resultados han cargado de razones a los que siempre desconfiaron de la heterodoxa costumbre rotatoria.
El sentido com¨²n no enga?a: desapareci¨® la causa, los cambios en el equipo, y desapareci¨® el efecto, los malos resultados. Pero la dificultad de probar la relaci¨®n entre causas y efectos constituye un viejo y arduo problema filos¨®fico-cient¨ªfico que se resume en la paradoja siguiente: no todos los que cogen la gripe estuvieron expuestos al fr¨ªo, pero todos ellos hab¨ªan comido ¨²ltimamente. ?Cabe deducir, entonces, que la causa de la gripe es la comida? ?O que la causa de la mala racha del Deportivo eran las cacareadas rotaciones? Porque el caso que nos ocupa tambi¨¦n encierra su paradoja: el Depor super¨® la primera fase de la Copa de Europa y alcanz¨® el liderato en la Liga precisamente cambiando de equipo un partido tras otro.
Resulta curioso que algunos futbolistas fuesen de los primeros en sumarse a la tesis de la perniciosa influencia de las rotaciones. Pero, si no hay rotaciones, jugar¨¢n siempre los mismos y el resto pondr¨¢ el grito en el cielo por su confinamiento en el banquillo. Tal vez quieran proponer que el f¨²tbol se juegue con veinte. O es que quiz¨¢ el debate ven¨ªa de maravilla para tapar otras miserias. No hay que descartar, por supuesto, que el trasiego de Irureta acabase sembrando confusi¨®n y falta de confianza en la plantilla. Pero nada cre¨® m¨¢s inseguridad al equipo que el chirriante desgarro defensivo que se abri¨® en cuanto Donato y, sobre todo, Naybet estuvieron ausentes por diversas circunstancias y sus sustitutos encadenaron desastre tras desastre. Tampoco est¨¢ de m¨¢s recordar la actitud acomodaticia con que el Depor afront¨® algunos partidos, ese aire de nuevo rico deseoso de emular las frivolidades aristocr¨¢ticas que se ha visto con cierta frecuencia a sus jugadores.
Con el calendario que le resta -Liga, Copa y un dur¨ªsimo grupo europeo- y la elevada edad media de la plantilla -Donato, Naybet, Romero, Mauro Silva, Fran, Amavisca y Djalminha superan los 30 a?os-, a Irureta no le quedar¨¢ m¨¢s remedio que regresar a las rotaciones, como seguramente ¨¦l sabe mejor que nadie. Los futbolistas, tan propensos a cerrar los ojos a la realidad y a escurrir las responsabilidades, deber¨ªan ser los primeros en asumirlo. Puede que los cambios continuos acaben generando problemas. Pero nada es perfecto y toda soluci¨®n conlleva su problema.
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