Con el euro en el bolsillo
Como cada 1 de enero, ?ngel, de 46 a?os, se levanta tarde. Es el primer d¨ªa del a?o 2002. Pasan de las once y tiene la desagradable sensaci¨®n de que comi¨® y bebi¨® m¨¢s de la cuenta en Nochevieja. La cifra que ve en la b¨¢scula del ba?o le asusta: 80 kilos. 'O sea', se burla de s¨ª mismo, '80 pesetas de grasa o 48 c¨¦ntimos de euro. Desde la cena de Nochebuena he engordado tres kilos. ?Y eso que todav¨ªa quedan seis d¨ªas de fiestas!'.
?ngel y el resto de su familia (esposa, dos hijos y suegro) son personajes ficticios, pero cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Al contrario, millones de espa?oles van a vivir, a partir de la Nochevieja -en cuanto el euro se convierta en moneda de uso cotidiano y no contable, como en los ¨²ltimos tres a?os-, situaciones muy parecidas a las suyas.
Se calcula que el 70% de los billetes en euros se distribuir¨¢ a trav¨¦s de los cajeros autom¨¢ticos. En Espa?a hay unos 45.000, casi la cuarta parte del total europeo
Hasta que nos aclaremos con la nueva moneda, nadie se desprender¨¢ de la calculadora y llevar¨¢ euros en un bolsillo y pesetas en el otro
El sorteo de El Ni?o ser¨¢ el primero en el que los premios se canten en la nueva moneda. El gordo ser¨¢ de 1.440.000 euros por serie
Como ¨¦l, son legi¨®n quienes se han propuesto pensar m¨¢s en euros que en pesetas desde el d¨ªa 1, cuando culmina la mayor revoluci¨®n monetaria de la historia: desaparecen las monedas de 12 Estados de la Uni¨®n Europea, entre ellos Espa?a, y se rompen fronteras que parec¨ªan infranqueables.
Claro que no todo el mundo lleva m¨¢s de un mes entren¨¢ndose a conciencia como este personaje ficticio. Antes de acostarse, al filo de las cuatro de la madrugada, ?ngel deposit¨® en la mesita del dormitorio dos euromonederos con 12,02 euros cada uno, equivalentes a 2.000 pesetas, distribuidos en 43 monedas diferentes. Desde el 15 de diciembre se pod¨ªan adquirir en bancos y cajas de ahorros. De hecho, la familia lleva dos semanas estudiando el manejo de las nuevas monedas, aunque no fuesen a¨²n de curso legal. Adem¨¢s, ?ngel se espabil¨® para ser de los primeros en conseguir los billetes de euros. Por eso hab¨ªa en la c¨®moda dos montoncitos con 100 euros en billetes peque?os de 50, 20 y 10.
El 70% de los euros se distribuir¨¢ por la red de cajeros autom¨¢ticos. En Espa?a existen 45.000, casi la cuarta parte de los que hay en Europa. El primero con el que prob¨® ?ngel s¨®lo daba pesetas. Y el segundo. Y el tercero. Pero no se dio por vencido y en el cuarto tuvo m¨¢s suerte: la m¨¢quina le entreg¨® 200 euros y un recibo con la cifra tambi¨¦n en pesetas.
Est¨¢ previsto que el 10% de los cajeros funcione con euros justo despu¨¦s de las 12 campanadas que marcan el nuevo a?o y el comienzo de la nueva era, la de la moneda ¨²nica de 12 pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Los planes de la Confederaci¨®n Europea de Cajas de Ahorros (CECA) son que, a lo largo del d¨ªa 1, se adapten m¨¢s del 80% y que el resto lo haga antes del 14 de enero. A pesar de esas medidas, la mayor¨ªa de los que quieran sacar dinero en las primeras horas de 2002 se tendr¨¢n que conformar con pesetas.
La esposa de ?ngel, Bel¨¦n, de 44 a?os, sigui¨® el juego a su marido, de forma que se crearon en la vivienda varias zonas euro en las que todos los productos y utensilios estaban etiquetados por partida doble, tanto en pesetas como en la nueva moneda. Todo el mundo colabor¨®: el abuelo paterno, Juli¨¢n, de 73 a?os, y los dos hijos del matrimonio, Enrique, de 19 a?os, y Elvira, de 17. El chico fue quien se encarg¨® de marcarlo todo en euros y pesetas.
A las once de la ma?ana del d¨ªa 1, Enrique duerme como un lir¨®n. Lleg¨® de madrugada de una megafiesta en la que corri¨® el alcohol, atron¨® la m¨²sica y, a partir de la medianoche, circul¨® el euro, aunque hab¨ªa barra libre y las 7.000 de vell¨®n (unos 42 euros) se abonaron en pesetas, pues todav¨ªa era el 2001. Los discotequeros se tomaron a pecho lo de devolver el cambio en euros. Desde comienzos de diciembre se surtieron de billetes y monedas para aguantar una temporada. Eso hizo que Enrique volviera de la fiesta hecho unos zorros, pero con algunos euros en el bolsillo.
Entrenamiento casero
En cuanto a su hermana Elvira, pas¨® la Nochevieja en una fiesta privada. Cada asistente pag¨® 3.000 pesetas (18,03 euros). Para volver a casa, llam¨® a un taxi por tel¨¦fono. La broma, con el suplemento de fin de a?o, le sali¨® por un pico: 2.300 pesetas (13,82 euros). Pag¨® con un billete de 5.000, pregunt¨¢ndose si recibir¨ªa la vuelta en euros. No fue as¨ª. El taxista le dijo que, en una noche loca como esa, no quer¨ªa llevar encima m¨¢s dinero del imprescindible. Eso s¨ª, le mostr¨® dos compartimentos separados para manejarse con ambas monedas durante el periodo de coexistencia, es decir, hasta el 28 de febrero, d¨ªa en el que la peseta pasar¨¢ a la historia.
Antes de limpiarse los dientes, ?ngel mira la etiqueta visible de las dos que hab¨ªa pegadas en el tubo: 320 pesetas. Le da la vuelta y lo lee en euros: 1,92. Utiliza un gel de ba?o de 3,56 euros (592 pesetas), se afeita con una maquinilla desechable de 2,02 (336), se aplica un desodorante de 1,80 (299), estrena unos calcetines de 3,24 (539) y unos zapatos de 51,09 (8.500), se pone unos calzoncillos de 10,82 (1.800), unos pantalones de 49,28 (8.200), una camisa de 24,01 (3.995), una corbata de 19,23 (3.200), una chaqueta de 144,21 (23.995) y un abrigo de 210,35 (35.000).
Bel¨¦n se encarg¨® de que cada miembro de la familia encontrara al levantarse un paquetito envuelto como un regalo con el lote euro al completo: calculadora, monedero y billetera adaptada a los nuevos billetes, algunos de ellos de mayor tama?o (como el de 500 euros, de 160 por 82 mil¨ªmetros) que los de 10.000 pesetas. Los fabricantes de piel de Ubrique no han dado abasto en las ¨²ltimas semanas para cubrir la demanda.
El abuelo Juli¨¢n lo tiene claro: hasta que no pase un tiempo y se disipen las dudas, ¨¦l piensa repartir el dinero que lleve encima de una forma sencilla: los euros, a la derecha; las pesetas, a la izquierda. La calculadora ir¨¢ en este ¨²ltimo bolsillo porque conf¨ªa en que no tardar¨¢ en vaciarse.
Si a los chicos les preocupa algo no es el tama?o de la billetera, sino la imposibilidad de llenarla. '?Para qu¨¦ me sirve?', se pregunta Juli¨¢n, '?para que me quepan billetes de 500 euros si no voy a ver uno ni en pintura?'. Su abuelo le da la raz¨®n. Su pensi¨®n de 93.000 pesetas le parece rid¨ªcula cuando la ve escrita en euros: 558,94. Los megabilletes le parecen casi un insulto, una invitaci¨®n para mafiosos: 'Si un mill¨®n de pesetas lleg¨® a pesar alguna vez un kilo, ahora no pasar¨¢ de los 100 gramos'. Por eso aplaude que Portugal no los ponga en circulaci¨®n, aunque sus bancos tendr¨¢n que aceptarlos. Ni siquiera se fabricar¨¢n los de 200 (33.277 pesetas y dimensiones de 153 por 82 mil¨ªmetros).
'Peor a¨²n', machaca el abuelo. 'Hasta ahora pod¨ªa considerarme millonario, pero el otro d¨ªa ped¨ª un extracto de mis cuentas y cartillas en el banco y ?con qu¨¦ me encontr¨¦? Que mis ocho millones largos de pesetas, fruto del ahorro de muchos a?os, se hab¨ªan reducido a menos de 50.000 euros'. Eso s¨ª, aventura que no tendr¨¢ problema con los c¨¦ntimos: 'Soy el ¨²nico de esta familia que se manej¨® alguna vez con ellos'.
Viajes m¨¢s f¨¢ciles
Trauma del abuelo aparte, todos saben bien a qu¨¦ atenerse, y pertenecen a esa mayor¨ªa de la poblaci¨®n que ve con esperanza la llegada de la nueva moneda. Las n¨®minas de ?ngel y Bel¨¦n, la pensi¨®n del abuelo, el recibo de la hipoteca, las facturas del tel¨¦fono, el gas, el agua y la electricidad hace tiempo que llegan en euros y en pesetas. El banco entreg¨® los nuevos talonarios y les advirti¨® de que, desde el 1 de enero, no se podr¨ªan girar cheques en pesetas.
A medida que se acercaba el fin de a?o se fueron desprendiendo de sus billetes en pesetas, aunque todav¨ªa les queda algo del viejo dinero para ir tirando los primeros d¨ªas. Por consenso, decidieron que guardar¨ªan las monedas que les sobrasen para engrosar las huchas de la solidaridad con ?frica abiertas por tres ONG: Cruz Roja, Interm¨®n-Oxfam y M¨¦dicos Sin Fronteras. Esperan recaudar as¨ª 4.000 millones. Guardan los cheques de viajes en d¨®lares, pero ya se han deshecho de los que les quedaban en marcos. Tienen, adem¨¢s, marcos en billetes, francos franceses, liras, escudos portugueses y florines holandeses, y piensan cambiarlos enseguida por euros, aunque tengan de plazo hasta el 31 de marzo.
Viajeros impenitentes, sue?an con un euro tan universal como es ahora el d¨®lar; en cruzar fronteras sin cambiar divisas, sin preocuparse de gastar el dinero sobrante y ahorrando en comisiones de cambio. Toda la familia piensa que es mejor cortar por lo sano con la peseta. Nada de funerales de lujo: el muerto al hoyo y el vivo al bollo
Antes de salir a la calle, los cinco miembros de la familia examinan los nuevos billetes. Tienen al lado un folleto en el que se explica c¨®mo aprender a distinguir las falsificaciones. Por el tacto (est¨¢n fabricados con un papel de fibra de algod¨®n de textura especial). Por la vista (atenci¨®n a la marca de agua y el hilo de seguridad). Y por el movimiento (dispone de elementos hologr¨¢ficos, una banda iridiscente y tinta que cambia de color). El Banco Central Europeo los considera casi infalsificables, pero, sobre todo en los primeros meses, habr¨¢ que andarse con ojo, incluso con las monedas.
Los vendedores de la ONCE han recibido un entrenamiento especial, al igual que colectivos considerados m¨¢s vulnerables, como el de la tercera edad. Nadie quiere sorpresas.
Les gustar¨ªa tener m¨¢s euros de los que ?ngel sac¨® del cajero, pero no ser¨¢ f¨¢cil obtenerlos. Est¨¢n los bancos, pero hoy, 1 de enero, es festivo, y se encuentran cerrados. Aunque no todos. Para facilitar la transici¨®n a la nueva moneda, abren durante unas horas (aproximadamente entre las 11.00 y las 14.00) unas 800 sucursales, el 2% del total. El primog¨¦nito de la familia se ofrece a probar suerte. Ya se ha desperezado y no tiene nada mejor que hacer. As¨ª aprovechar¨¢ para comprar el peri¨®dico y el pan. Su padre le entrega un cheque por 300 euros, con el que inaugura el talonario. Al mismo tiempo, como en un acto ritual, rompe en pedazos los tres de distintas entidades que hab¨ªa en la casa. Ya no sirven para nada.
Primer chasco: los quioscos est¨¢n cerrados. Es uno de los tres ¨²nicos d¨ªas del a?o en los que eso ocurre. No obstante, ya sabe que el precio del peri¨®dico es de 90 c¨¦ntimos. Exactamente, 150 pesetas. La panader¨ªa es de los pocos establecimientos que no se han tomado el d¨ªa libre. Enrique compra dos barras. Precio: 1,26 euros, o sea, 210 pesetas. El mismo que d¨ªas antes. Aparentemente no ha hecho de las suyas el temible redondeo, la mayor amenaza para la estabilidad de precios. Sin embargo, la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) detect¨® que, entre los meses de septiembre y noviembre, el aumento de precios en el sector super¨® el 15%.
Redondeo
Enrique paga con 300 pesetas. La dependienta de la panader¨ªa, sin inmutarse ni echar mano de la calculadora, le dice: 'Noventa pesetas de vuelta, equivalentes a 0,54 euros'. Y le entrega una moneda de 50 c¨¦ntimos, otra de 2 y 2 de 1. Evidentemente, la chica ha hecho sus deberes. Y el due?o se ocup¨® a su debido tiempo (a comienzos de diciembre) de proveerse en el banco de la cantidad suficiente de euros como para no tener problemas con los cambios.
Tiene suerte. El banco est¨¢ abierto. Hay cola, pero en 10 minutos Enrique ha cobrado su cheque: le entregan un billete de 100 (equivalente a 16.639 pesetas), 1 de 50 (8.319), 3 de 20 (3.328 cada uno), 5 de 10 (1.664) y 8 de 5 (832). Este ¨²ltimo, de color gris, est¨¢ llamado a sustituir al popular de 1.000 pesetas.
Las monedas tienen una cara com¨²n y un reverso distinto en cada uno de los 12 pa¨ªses de la eurozona: Espa?a, Portugal, Grecia, Francia, Italia, Alemania, Irlanda, Finlandia, Austria, B¨¦lgica, Holanda y Luxemburgo. S¨®lo el Reino Unido, Dinamarca y Suecia se han quedado fuera. Por supuesto, todas las monedas nacionales pueden utilizarse en los 12 de la eurozona, incluso en pa¨ªses que han adoptado el euro como moneda oficial (San Marino, Andorra, el Vaticano y M¨®naco) y en varios de la ex Yugoslavia donde el euro heredar¨¢ los privilegios del marco.
En el reverso de las monedas espa?olas de 1 y 2 euros (166,386 y 332,77 pesetas, respectivamente) figura el rey Juan Carlos. En las de 50, 20 y 10 c¨¦ntimos (83,19, 33,28 y 16,64 pesetas) se recoge la efigie de Miguel de Cervantes. Y en las de 5, 2 y 1 c¨¦ntimo (8,32, 3,33 y 1,66 pesetas) aparece la catedral de Santiago de Compostela. La moneda de 50 c¨¦ntimos est¨¢ destinada a tomar el relevo de la de 100 pesetas. Ser¨¢ la que se necesite, por ejemplo, para coger los carritos de los supermercados.
Los billetes son comunes, exactamente iguales en los 12 pa¨ªses del euro, con colores diferentes para cada uno de ellos y dibujos de puentes y p¨®rticos imaginarios pintados por el artista austriaco Robert Kalina. Demasiada variedad, dicen los amantes de los uniformes billetes verdes en d¨®lares. No m¨¢s que la de los marcos alemanes, replican los convencidos de que el euro se impondr¨¢ en el mundo y plantar¨¢ cara a la divisa estadounidense. Y eso a pesar de que, desde la entrada en circulaci¨®n efectiva (aunque sin presencia f¨ªsica) de la moneda ¨²nica, hace tres a?os, ha perdido m¨¢s de un 20% de su valor respecto al d¨®lar.
?ngel entrega las asignaciones semanales. Su hijo cobraba 5.000 pesetas, que se convierten en 30 euros (renuncia a 5 c¨¦ntimos residuales), y su hija, 4.000, equivalentes a 24,04 euros. Como gesto de buena voluntad, se le redondea a 25. Adem¨¢s reciben un complemento del abuelo: 6 euros (1.000 pesetas).
Hay que ponerse en marcha. El plan es tomar un aperitivo en un bar, comer en un italiano y ver una pel¨ªcula. Luego, cada cual tirar¨¢ por su lado. Enrique se va antes ('nos reuniremos en el restaurante') porque ha quedado con unos amigos, y coge el autob¨²s casi a la puerta de casa. Utiliza su metrob¨²s, que compr¨® d¨ªas antes en pesetas: 760 (4,57 euros). En el veh¨ªculo, varios carteles advierten de que, durante el periodo de transici¨®n entre las dos monedas, hay que llevar preparado el importe exacto del billete.
En Madrid, el precio ha pegado un buen salto precisamente con la entrada del nuevo a?o: de 145 pesetas (0,87 euros) pasa a 158 (0,95%). Un redondeo casi salvaje del 9%. Aunque para redondeo el del metrob¨²s, que costar¨¢ 5 euros justos (832 pesetas), con un incremento del 9,4%.
Entretanto, sus padres, su hermana y su abuelo se dirigen en coche a un centro comercial. Antes paran en una gasolinera. Los precios est¨¢n marcados ya exclusivamente en euros, y han subido considerablemente respecto a los del a?o anterior, aunque no por el efecto euro, sino por el incremento del impuesto de los carburantes: 4 pesetas estatales y hasta 1,56 auton¨®micas.
No ser¨¢ la ¨²ltima sorpresa desagradable que se lleven. En el mismo bar en el que, apenas dos semanas antes, una ca?a de cerveza costaba 150 pesetas (90 c¨¦ntimos de euro), ahora ha subido hasta 1 euro justo. ?ngel protesta d¨¦bilmente. El camarero le recita una lecci¨®n aprendida: 'Es que ha subido el impuesto sobre los alcoholes'. Cierto, pero apenas una peseta de repercusi¨®n en una ca?a, nada que justifique tama?o salto.
Como el que unos d¨ªas antes apreci¨® ?ngel en la cafeter¨ªa de la que es cliente habitual. Ahora le piden 183 pesetas por un caf¨¦ que costaba 170 (1,02 euros). Lo ten¨ªan a tiro para redondear a 1 euro, pero no. El precio subi¨® a mediados de diciembre a la extra?a cifra de 183 pesetas. Menos extra?a cuando se ve su equivalencia en euros: 1,10. Ah¨ª est¨¢ el temible redondeo. Presente en la carta del restaurante e incluso en las localidades para el cine. Desde el 1 de diciembre, en un cierto n¨²mero de salas se empez¨® a cobrar 915 pesetas. O sea, 5,5 euros.
Menos mal que parece que las m¨¢quinas autom¨¢ticas no se han subido al carro. Algunas ya funcionan con euros: 75 c¨¦ntimos de euro la lata de Coca-cola. Las que a¨²n no se han adaptado siguen marcando 125 pesetas. El proceso de cambio est¨¢ costando a las empresas del ramo unos 150.000 millones de pesetas (algo m¨¢s de 900.000 euros).
El redondeo tiene sus normas, fijadas para evitar el alza de precios: se redondear¨¢ por exceso o por defecto al c¨¦ntimo m¨¢s pr¨®ximo. As¨ª, 3,576 euros se convertir¨¢n en 3,58. Y 3,574 pasan a ser 3,57. Excepto en las facturas telef¨®nicas, en las que se utilizar¨¢n cuatro decimales. Pero no es una norma de obligado cumplimiento. En un r¨¦gimen de libertad de precios, los comerciantes pueden hacer de su capa un sayo. El gobernador del Banco de Espa?a, Jaime Caruana, ha estimado entre el 0,2% y el 0,4% el impacto del redondeo sobre la inflaci¨®n. La OCU lo eleva a m¨¢s del 1%.
S¨®lo las reglas de la competencia, y la actuaci¨®n de los consumidores, obligados m¨¢s que nunca a estar vigilantes, evitar¨¢n que los precios no suban por la llegada del euro. Pr¨¢cticamente la totalidad de los hipermercados y de los grandes almacenes aseguran que han hecho cuesti¨®n de honor no aplicar alzas. Muchos comercios se han adherido al c¨®digo de buenas pr¨¢cticas (que incluye un redondeo correcto) y exhiben el s¨ªmbolo del euro y una cara sonriente.
Otro problema que se presenta con la llegada del euro es el de las tarjetas de cr¨¦dito. En el restaurante se han sumado a la campa?a de boicoteo al dinero de pl¨¢stico por el alto porcentaje que se cobra por comisiones, y ofrecen un 3% de descuento si se paga en efectivo, ya sea en euros o en pesetas. El jefe de la familia echa mano de sus ¨²ltimas pesetas (unas 13.000) y de sus primeros euros para pagar una cuenta de 188,30 euros (31.330 pesetas). S¨®lo el 9% de los pagos se hace con tarjetas en Espa?a, pero se calcula que la llegada del euro elevar¨¢ la cifra hasta cerca del 30%.
Tras la pel¨ªcula, los chicos se van con sus amigos, y el abuelo Juli¨¢n se acerca al club de la tercera edad de su barrio a demostrar su dominio de la tabla del seis (la clave de la conversi¨®n entre la vieja y la nueva moneda) y a despotricar de los que dicen que su generaci¨®n ser¨¢ la que tenga m¨¢s problemas para adaptarse.
La suerte en euros
?ngel y Bel¨¦n, agotados de la juerga de la noche anterior, deseosos de un poco de tranquilidad, se vuelven a casa. Y all¨ª repasan cu¨¢ntos euros tendr¨¢n que pagar por la hora de trabajo de la asistenta y el plazo del coche o si se har¨¢n un l¨ªo cuando tengan que rellenar en euros (con decimales y todo) la pr¨®xima declaraci¨®n de la renta. Tambi¨¦n fantasean con que les toque el gordo de la Loter¨ªa del Ni?o. Los d¨¦cimos se pueden comprar en pesetas (3.000) o en euros (18), pero el primer premio se cantar¨¢ en euros: 1.440.000 euros (cerca de 240 millones de pesetas) por serie. El precio de los d¨¦cimos semanales ser¨¢ habitualmente de 3 euros en la loter¨ªa del jueves y 6 en la de los s¨¢bados. La apuesta m¨ªnima de la quiniela ser¨¢ de 30 c¨¦ntimos, 45 la del Bonoloto, 90 la de la Primitiva y 1,50 la del Gordo de la Primitiva. El cup¨®n de ciegos costar¨¢ un euro (ahora es 200 pesetas, o sea, 1,20). El supercup¨®n de fin de semana no cambia: 1,5 euros (250 pesetas); pero s¨ª el cuponazo, ahora del mismo precio pero que pasa a costar 2 euros (333 pesetas), aunque tambi¨¦n asciende el premio: de 3 millones de euros (500 millones de pesetas) a 5 millones.
La vida en euros no ser¨¢ diferente que en pesetas. M¨¢s c¨®moda y segura a medio plazo, al integrarse a¨²n m¨¢s en un espacio econ¨®mico y monetario de estabilidad; quiz¨¢s un poco m¨¢s complicada a corto plazo, sobre todo en el periodo de convivencia de las dos monedas. Pero lo que sea, sonar¨¢. Por eso, a Bel¨¦n y ?ngel el euro no les quita el sue?o.
La tabla del 6, o c¨®mo calcular en euros y no morir en el intento
CONVIENE LLEVAR ENCIMA una calculadora o un euroconversor, al menos durante los dos meses de convivencia entre el euro y la peseta. Lo ideal es que este plazo se utilice para desterrar a la peseta de la mente y acostumbrarse a pensar s¨®lo en la nueva moneda. La peseta no volver¨¢, aunque millones de espa?oles seguir¨¢n teni¨¦ndola de referencia obligada durante a?os. Hay que ir aprendiendo que, con cierto redondeo, 1 euro equivale a 166 pesetas, 2 a 333, 3 a 500, 4 a 666, 5 a 832 y 6 a 1.000. Esta ¨²ltima conversi¨®n es la clave: 6 euros (en realidad 6,01) equivalen a 1.000 pesetas; 12, a 2.000; 18, a 3.000, 24, a 4.000; 30, a 5.000; 60, a 10.000, etc¨¦tera. Las cifras intermedias tampoco presentan una gran dificultad: 9 euros, 1.500 pesetas; 15, 2.500; 21, 3.500. Para cualquier otra cantidad, hay que dividir por 6. El resultado entero que resulte ser¨¢ el n¨²mero de miles de pesetas, al que habr¨¢ que sumar los euros que queden sueltos. Por ejemplo: 32 euros. Si se divide por 6, el resultado es 5 (es decir, 5.000 pesetas) y el resto es 2, o sea, 2 euros, equivalentes a 333 pesetas. Por tanto, 32 euros son 5.333 pesetas. La calculadora indica la cifra exacta, 5.324, porque no recoge el error inducido por el hecho de que 1.000 pesetas no equivalen a 6 euros, sino a 6.01. Como multiplicar es m¨¢s f¨¢cil que dividir, se puede utilizar un truco. En el ejemplo anterior (32 euros), se puede decir: '5 por 6 igual a 30, no llego, pero 5 por 7 son 35, ya me paso. Luego son 5 (o sea, 5.000 pesetas) m¨¢s dos euros sueltos (333). Total: 5.333'. A la inversa, para pasar de pesetas a euros la regla del 6 sigue siendo vital. Para cifras enteras, basta con multiplicar por 6 y dividir por 1000. Parece complicado, pero no lo es. Multiplicar es f¨¢cil y la divisi¨®n se puede suprimir. Basta con poner la coma que da paso a los c¨¦ntimos donde indica el sentido com¨²n. Por ejemplo: 300 pesetas equivalen a 1,8 euros. Es el resultado de multiplicar 3 por 6, lo que da 18 y poner la coma en medio, porque ya sabemos que, si 1 euro equivale a 166 pesetas, 300 pesetas no llega a 2 euros. Otro ejemplo: 90 pesetas equivalen a 54 c¨¦ntimos de euros (hay que multiplicar 9 por 6). Cuando la multiplicaci¨®n sea algo m¨¢s complicada se tendr¨¢ que hacer en dos fases u olvidarse de los picos. Por ejemplo: 420 pesetas equivalen a 2,40 euros (por las 400 pesetas: 4 por 6) m¨¢s otros 12 c¨¦ntimos por las 20 pesetas (2 por 6). Total: 2,52 euros. Quienes lo tienen muy f¨¢cil son los alemanes. Para pasar de euros a marcos les basta con multiplicar por 2. Para pasar de marcos a euros, les basta con dividir entre 2. ?As¨ª cualquiera!
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